El adiós del banquero de los 70 millones de euros

Francisco Luzón abandona el Santander con una de las mayores retribuciones pagadas hasta la fecha en todo el sector

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La salida de Francisco Luzón de la alta dirección del Santander supone un hito en la breve y agitada historia de la banca española en democracia. El que hasta el lunes fuera consejero y director general de la División América de la primera entidad financiera del país dio carpetazo este lunes a una carrera de casi 40 años en el sector financiero.

Su marcha se produce en un momento especialmente difícil y agitado para este negocio. Viene acompañada de una retribución millonaria que supera con creces las que se han conocido en los últimos meses en otras entidades y las que han obtenido otros pesos pesados del sector. Luzón entra en el Olimpo de las salidas mejor pagadas de la banca española.

Con 64 años de edad, el banquero abandona el barco de Botín con una prestación global superior a 70 millones de euros, una cantidad que deja pequeños los cerca de 20 millones recibidos por alguno de los directivos de las antiguas cúpulas de Caixa Nova y Caixa Galicia o los 11 millones de Ricard Pagés en Penedès. La cifra le sitúa a la altura de los finiquitos recibidos por los banqueras VIP en la oleada de fusiones de los noventa.

De hecho, la compensación recibida por el ex presidente de Argentaria es similar a las que obtuvieron José María Amusátegui, ex copresidente del Banco Santander Central Hispano, y Angel Corcóstgeui, ex consejero delegado del mismo banco, según recuerdan fuentes informadas de la firma santanderina. Además, supera la que recibió el otrora mano derecha de Francisco González en BBVA, José Ignacio Goirigolzarri.

El origen de los fondos

Los más de 70 millones que se embolsa Luzón provienen de diferentes conceptos, aunque la mayor partida es la del plan de pensiones acumulado en sus 15 años de trabajo en la entidad. Sólo por esta rúbrica tenía una prestación acumulada a finales de 2010 de 56 millones de euros. A esta cantidad hay que sumar la aportación de la empresa correspondiente al 2011, que el banco no ha relevado, y las prestaciones por distintos tipos de seguro de vida-ahorro y accidente, que sumaban a finales de 2010 un total de 9.9 millones. Esta cantidad se habrá incrementado también a lo largo de 2011 en función del contrato que unía al ex director general con el banco.

Finalmente, la cifra total se completa con otros 2,8 millones de euros contabilizados a cierre de 2010, cuya atribución no está clara. Fuentes oficiosas del banco hablan de que corresponde a la liquidación del contrato pero otras sostienen que es un complemento por jubilación al que se añadirá la parte correspondiente al ejercicio pasado.

Competencias y proyección profesional

Un buen montón de dinero que puede ayudar a digerir la decisión de abandonar un puesto clave en uno de los pocos bancos mundiales considerados sistémicos, es decir cuya mejor o peor evolución afectan al sistema financiero a escala planetaria.

Aunque quizá el rol desempeñado no era tan crítico como Luzón hubiera deseado, ni ha tenido el recorrido interno esperado. El ex director general controlaba los negocios en Latinoamérica, pero no la boyante franquicia brasileña. Esta filial está en manos de Marcial Portela, quien depende directamente del consejero delegado, Alfredo Sáenz.

Y una evolución lógica, como podía ser la promoción a esa posición de primer ejecutivo y mano derecha de Botín, tampoco ha prosperado. La sentencia condenatoria del Supremo sobre la implicación de Sáenz en un asunto de recobros cuando era primer ejecutivo de Banesto conllevaba la inhabilitación de éste para cualquier cargo en banca y una posibilidad de promoción para Luzón o para otros. El indulto otorgado por el Gobierno a Sáenz cerraba el pasado mes de diciembre esa puerta, por lo menos a corto plazo.

Acabada la etapa Santander, el entorno del ex banquero sugiere que su dedicación será el emprendimiento. Parte del dinero recibido y el ya atesorado se destinará previsiblemente a invertir en nuevos proyectos a través de alguna sociedad inversora o fondo. Algo parecido a lo que hizo Angel Corcóstegui cuando Botín prescindió de sus servicios. Tampoco sería extraño, según otras fuentes, verle en breve como consejero de alguna empresa eléctrica española.

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