Fergo Aisa, otra vez al borde de la quiebra

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La inmobiliaria Fergo Aisa, presidida por Carlos Fernández, vuelve al preconcurso, cinco meses después de superar el concurso de acreedores instado por CatalunyaCaixa. Sus 414 millones de deuda financiera, 143 de ellos ya vencidos e impagados, pesan como una losa, y los contratos en el exterior no acaban de llegar.

Precisamente, desde Bogotá, donde Fernández se halla en negociaciones para llevar a buen puerto alguno de estos contratos, ha comunicado a Economía Digital que “la situación será superable con toda seguridad. No habrá ningún problema”. Todo va a depender de que a su regreso a España, el presidente llegue con los contratos debajo del brazo. De lo contrario, la cosa no pinta muy bien para Fergo Aisa, a pesar del optimismo de su presidente.

En un comunicado remitido a la CNMV, tras la suspensión de su cotización en el mercado bursátil, cuando la acción valía ya solo un céntimo de euro, la compañía daba cuenta del acuerdo tomado por el consejo de administración –Fernández lo presidió vía telefónica desde Colombia–, de presentar el oportuno escrito para poner en conocimiento del juzgado  el inicio de las negociaciones con acreedores a los efectos de conseguir un acuerdo de refinanciación con todos ellos, tal y como está previsto en la ley concursal.

También se hacía referencia al hecho de que en los próximos días una nueva reunión del consejo establecerá un plan de pagos y refinanciación que ofrecerá a la totalidad de los acreedores.

Los anhelados contratos

A partir de ahora, una vez presentada la comunicación ante el juzgado, existe un plazo de tres meses tras los que Fergo Aisa,  haya o no alcanzado un acuerdo de refinanciación o las adhesiones necesarias para la admisión a trámite de una propuesta anticipada de convenio, deberá solicitar la declaración de concurso dentro del mes hábil siguiente, a menos que no se encontrara ya en estado de insolvencia.

Cuando en noviembre de 2011 se superaba el concurso instado por CatalunyaCaixa, la empresa ya expresaba del grave riesgo financiero existente. Se confiaba en que, a finales del pasado año, la deuda se reduciría en 40 millones, y en 180 más a lo largo del presente ejercicio, en diversas operaciones de daciones en pago con las entidades financieras, pero no ha sido posible. Tampoco acaban de llegar esos anhelados contratos de obras que se están negociando tanto en Colombia como en Irak.

Economía Digital

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