Los grandes rentistas reordenan su estrategia de inversión inmobiliaria

La exención fiscal de beneficios, principal tirón de las sociedades cotizadas de inversión en el mercado inmobiliario que están a punto de eclosionar

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Aunque se pensaba que la nueva regulación de las Sociedades Cotizadas de Inversión en el Mercado Inmobiliario (Socimi), con sus ventajas fiscales, iba a desencadenar un tránsito acelerado hacia este nuevo vehículo inversor por parte de los grandes patrimonios basados en las rentas que perciben de sus inmuebles alquilados, lo cierto es que no ha sido así, y ha primado la cautela.

No obstante, el trasiego que se percibe en los despachos de las 27 sociedades asesoras registradas y el medio centenar de técnicos dedicados en cuerpo y alma a este tema dejan entrever que a lo largo de 2014 serán numerosas las nuevas socimis que se constituyan y empiecen a cotizar en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB), acompañando a Entrecampos Cuatro y Promorent, las dos únicas que hace dos meses iniciaron su andadura bursátil.

Fiscalidad

La vuelta de tuerca introducida por el Gobierno en 2012 para flexibilizar los requisitos de constitución de este tipo de sociedades, que tan escasa aceptación había tenido con el régimen establecido en 2009, pasa por la tributación a tipo cero sobre los beneficios que se obtengan.

La única condición es que los accionistas que tengan una participación igual o superior al 5% tributen sobre los dividendos distribuidos a un mínimo del 10%. Si no, la sociedad estará sometida a un gravamen especial del 19%.

Solo dos familias

De las dos familias que han decidido dar el paso, una, los Segura Rodríguez (Entrecampos Cuatro) lo han hecho con todas las consecuencias, traspasando a la Socimi sus mejores activos de su vasto patrimonio, formado por 214 pisos, 95 oficinas, 81 locales, una residencia geriátrica, seis lofts, 27 trasteros y dos almacenes, cinco azoteas, y 507 plazas de garaje.

Con más cautela, la familia Pavón Olid (Promorent) ha preferido ver cómo funciona la Socimi con uno solo de sus activos, el bloque de 11 pisos en alquiler que posee en la calle Alcalá de Madrid, dejando fuera de la sociedad los 17 activos restantes de su patrimonio.

Aunque cualquiera que posea un único activo inmobiliario que supere los cinco millones de euros, que el 80% de los inmuebles que formen la sociedad –con un mínimo de tres– estén destinados al alquiler, y que se dediquen a este fin al menos durante tres años, puede montarse una socimi, para saber si tienen el recorrido esperado –el que han tenido desde hace años en otros países–, se requiere que den el paso inversores que doten a estas sociedades de una mayor capitalización.

Grandes capitales

Un par de estas sociedades con mayor empaque están llamadas a dar el empujón que las socimis necesitan para su despegue definitivo. La formada por la multinacional franco-holandesa Unibail-Rodamco, con una veintena de centros comerciales españoles –segregados del primer fondo inmobiliario europeo–, y una cartera de un millar de sucursales bancarias –las que el BBVA vendió en 2009 a Tree Inversiones Inmobiliarias, una sociedad formada por Banca March y el Deutsche Bank–, valoradas en cerca de 1.300 millones de euros.

Es de suponer que el inicio de cotización en el MAB de estas dos grandes sociedades despejará todas las dudas existentes en esos fondos de inversión y family offices que llevan meses viendo si dan o no el paso.

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