Puigdemont se desentiende de la guerra patronal catalana

El president y su consellera de Treball, Dolors Bassa, no tienen entre sus prioridades resolver la guerra entre Foment y Pimec, a pesar de que ambas patronales lo han reclamado

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El nuevo presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha heredado la hoja de ruta independentista y el Govern de su predecesor, pero también sus patatas calientes. Una de las que le dejan Artur Mas y su conseller d’Empresa, Felip Puig, es la guerra patronal que vive Cataluña.

Pero no parece que la consellera de Treball, Dolors Bassa, y ni mucho menos Puigdemont, vayan a tomar cartas en el asunto. No está entre sus prioridades.

Foment del Treball y la patronal de pymes Pimec están enfrentadas por la representatividad de cada una de ellas ante la Generalitat y el resto de agentes sociales. El tema llevaba enquistado desde tiempos de Jordi Pujol y, tras décadas sin movimientos, Puig decidió actuar, después de las denuncias de Pimec, aunque no consiguió clarificarlo.

Puig quitó primero la representatividad a Fepime, patronal de pymes vinculada a Foment, que había conseguido ser reconocida por el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC), por silencio administrativo.

Después reformuló la representatividad con un decreto por el cual todas las patronales debían acreditar a cuantas empresas representan, pero echó el freno en el último momento a instancias de Foment, lavándose las manos y dejando el asunto para su predecesor.

Actualmente, la reforma está recurrida por Foment y paralizada por el Govern, mientras el TSJC aceptó recientemente las cautelares a favor de que Fepime volviera a las mesas de negociación. Sin embargo, por ahora ni Fepime ni Foment están ni en el servicio de empleo catalán (SOC) ni en el Consell de Treball, Econòmic i Social (CTESC), así como en otros organismos, ya que no nombraron a sus miembros como acto de desaprobación con la nueva representatividad.

Primeras reuniones

Los presidentes de las dos organizaciones enfrentadas, Joaquim Gay de Montellà (Foment) y Josep Gonzàlez (Pimec), se han reunido ya tanto con Puigdemont como con Bassa. En las reuniones, las patronales han sacado el tema para intentar barrer para casa, pero no han arrancado compromisos.

Ambas entidades se llevaron una buena impresión de la conversación con Bassa. La consellera, ex dirigente de la UGT, conoce el conflicto y les aseguró que estaba en su agenda, pero no como un tema prioritario.

La sensación que se llevaron los dirigentes empresariales fue que el Govern tiene muchas cosas que hacer dentro de su hoja de ruta, y poco tiempo (18 meses). En especial Puigdemont, un recién llegado con la mirada puesta en la independencia y poco o nada preocupado por el asunto.

Al margen de la hoja de ruta

Pero tampoco está entre las prioridades de Bassa, que ha recibido una conselleria y media: es la titular de Treball, Afers Socials i Famílies. Desde la conselleria explican que tanto Bassa como todo su equipa acaban de llegar y tienen mucho trabajo y muchos flancos.

Desde la renta mínima que pide la CUP a la reforma del Servei d’Ocupació de Cataluña (SOC). La guerra patronal no está, pues, en lo más alto de la lista.

Quizá quien termine por dilucidarlo sea la justicia, ya que el TSJC tiene el recurso de Foment contra la reforma de la representatividad de Puig. Sin embargo, se desconoce cuándo puede tomar una decisión.

Xavier Alegret

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