Quabit busca un ‘mirlo blanco’ que ponga 26 millones en el puente de la Constitución

Los escasos derechos preferentes suscritos más los títulos que comprará su presidente, Félix Abánades, obligan a que uno o varios inversores compren al menos 570 millones de acciones entre el 4 y el 9 de diciembre para que prospere la ampliación.

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Estaba cantado. Como estaba previsto, la ampliación de capital de la inmobiliaria Quabit se complica al no suscribir los dos principales accionistas los derechos preferentes en primera vuelta.

Rayet –el grupo que sostiene en la presidencia a Félix Abánades con el 29,2% del capital–, porque no podía, al seguir inmerso en concurso de acreedores, y Martibalsa, la empresa controlada por el promotor valenciano Juan José Galiano que ostenta el 19,7%, porque no ha querido, reiterando su oposición a la ampliación manifestada en la junta de accionistas del pasado mes de junio.

No lo hicieron ellos ni tampoco la mayoría de los pequeños accionistas, como quedó demostrado al cierre del mercado el pasado viernes, último día hábil antes del 29 de noviembre, fecha en que finalizaba tanto esa suscripción preferente de derecho como la solicitud de acciones adicionales en segunda vuelta.

La suscripción preferente cubre solo el 16% de la ampliación

Al final, las cuentas son las que son. Apenas fueron 350 millones de derechos los suscritos sobre más de 1.506 millones. O, lo que es lo mismo, solo estarían cubiertas poco más de 161 millones de nuevas acciones sobre los 1.000 millones contemplados en la ampliación, para conseguir los anhelados 45 millones de euros.

A partir de aquí, la única garantía adicional de engordar ese escaso 16% de la ampliación pasaría por los 2 millones que Abánades, a título personal, se ha comprometido a invertir para comprar, por 0,045 euros, 44,4 millones de acciones. Pero serían, a todas luces, insuficientes.

Los 36 millones para la Sareb, en el alero

Sumando las procedentes de la suscripción con las acciones que compre el presidente de Quabit, la ampliación se quedaría muy corta, pues se requería un mínimo de 778 millones de acciones cubiertas para lograr el objetivo. Las necesarias para conseguir los 35,6 millones de euros que la inmobiliaria debe abonar a la Sareb antes del próximo 31 de diciembre, cumpliendo el primer pago del acuerdo de refinanciación de deuda.

Con este panorama, se avecina un puente de la Constitución de lo más movidito para Quabit. En juego está el futuro de la compañía. Si algún o algunos inversores no ponen –antes del mediodía del próximo 9 de diciembre– un mínimo de 26 millones de euros para comprar casi 572 millones de acciones, todo se irá al garete. Y el temido concurso de acreedores, que a duras penas se ha evitado durante los años crudos de la crisis, se abriría paso de manera inexorable.

Plan estratégico hinchado

Un inversor que respalde el cuento de la lechera con el que Quabit ha acudido a la ampliación y en el que, a la vista está, ni siquiera los accionistas confían. Y no lo hacen porque se trata de un plan a toda luces hinchado, con unas previsiones cogidas con alfileres que lo fían todo a que, de la noche a la mañana, España vuelva a comprar viviendas a manos llenas y, además, hacerlo a unos precios muy elevados.

Solo así saldrían unas cuentas que pasan por vender 3.000 viviendas a unos 315.000 euros, entre 2016 y 2020, para ingresar los aproximadamente 1.000 millones contemplados en el plan estratégico diseñado por Quabit. Ingresos que, rizando el rizo, permitirían, según el plan, alcanzar un margen de explotación de 204 millones y un beneficio neto en 2020 de 221 millones, permitiendo repartir 59 millones de dividendo.

No llega el aporte de los fondos

En este escenario, una de las pocas opciones para que la ampliación prospere in extremis pasaría porque esos supuestos fondos –a los que Abánades lleva refiriéndose varias semanas– aporten ya parte de esos 69 millones que, según el presidente de Quabit, estaban hace más de un mes prácticamente en el bote. De haber llegado, hubieran servido de aldabonazo para lograr el éxito de la ampliación. Pero, no lo han hecho.

Y no parece que vayan a llegar en los próximos días. La propia Quabit ha anunciado, en respuesta a algunos accionistas, que no tiene previsto comunicar ningún hecho relevante a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) antes del próximo viernes 4 de diciembre, para indicar entonces si se abre el periodo de asignación discrecional de acciones, el tercer tramo de la ampliación.

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