Sebastià Salvadó deja la presidencia del RACC en manos de Josep Mateu

El nuevo presidente asume la máxima responsabilidad del club de automovilistas tras ejercer la dirección ejecutiva de la entidad durante 20 años

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Sebastià Salvadó Planduria (Barcelona, 1932) deja de ser presidente del Reial Automòbil Club de Catalunya (RACC), cargo que ha ocupado desde 1985. Así lo ha ratificado la asamblea del club de automovilistas celebrada en el Palacio de Congresos de Cataluña, que ha decidido también que la máxima responsabilidad recaiga a partir del 1 de julio en Josep Mateu.

Salvadó ha cerrado tres decenios al frente de la entidad catalana que dispone de más socios. Durante su presidencia, el RACC ha sufrido una profunda transformación que le ha llevado a pasar de ser un club de ayuda al usuario de vehículos a una organización de servicios con presencia en diferentes ámbitos de negocio.

Un loco del motor

En 1991, el presidente saliente promovió el Circuito de Cataluña. Desde entonces esa instalación cuenta de forma permanente con un gran premio de Fórmula 1, una de las grandes pasiones de Salvadó. No en vano, este abogado y economista ha permanecido siempre vinculado con el mundo del motor. En 1957 fue el ganador de la primera edición del Rallye Cataluña.

Además de la asistencia en carretera, con más de un millón de socios afiliados, RACC ha diversificado su actividad en los últimos años al sector de los seguros, la telefonía móvil y el turismo. Esos vectores de crecimiento han sido pilotados de forma directa por Josep Mateu desde la dirección general del club.

Especialista en logística

El primer ejecutivo asumirá las funciones este verano próximo. De hecho, Mateu ya ejercía la máxima responsabilidad efectiva en la organización por la progresiva retirada de la primera línea de Salvadó. El nuevo presidente del RACC es licenciado en económicas y empresariales y MBA por IESE. El desempeño de su cargo se inició en 1995, año a partir del cual asumió las funciones de CEO y director general. Antes de su llegada a la dirección, Mateu había ejercido funciones de responsabilidad en empresas del ámbito de la logística.

De vocación humanista, Mateu defiende una máxima aplicable a la gestión: «La suerte, la buena suerte, es cuidar los detalles». En su compromiso con el entorno empresarial y político barcelonés, Mateu fue uno de los patronos fundadores del lobby nacionalista Femcat y se implicó en el proyecto Femcat, del que fue miembro de su consejo de administración.

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