CatalunyaCaixa cerró el 2010 con 109,1 millones de beneficio a la espera de despejar su futuro

La caja de ahorros acaba el primer ejercicio tras la fusión con un resultado contable que cae el 30,6%

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Es la caja en la que se deshojan más margaritas. A su director general, Adolf Todó, le preocupa cuál será su capacidad para enderezar una situación financera compleja y arriesgada. A Manel Rosell, el presidente en funciones, que no ha conseguido todavía garantizarse su continuidad al frente de la entidad de ahorros.

Pero los dos principales responsables de CatalunyaCaixa deben afrontar un reto profesional de primera magnitud: pilotar una caja de ahorros con unos ratios de solvencia y de capital básico muy justos y cuyo futuro depende de su capacidad para atraer negocio y capital. Es decir, deben planificar como entrar en la órbita del Frob y cómo responder a los requerimientos del Gobierno para las cajas. En cualquier caso, ambos directivos deben conseguir 1.700 millones adicionales.

A la mayoría de esos interrogantes respondieron con paciencia y serenidad Todó y Rosell en una concurrida rueda de prensa en la que dieron cuenta de los resultados de CatalunyaCaixa (resultante de la fusión de Caixa Catalunya, Manresa y Tarragona) correspondientes al pasado ejercicio. Entre los números presentados destacó el beneficio declarado, de 109,1 millones de euros, pero al cual hay que restarle más de 30 millones de euros procedentes de créditos fiscales anteriores que se han ampliado este ejercicio.

76 millones en beneficios

En términos puramente contables, y dejando de lado la ingeniería financiero-fiscal, el grupo dirigido por Todó ganó 76,6 millones, el 30,6% menos que un año antes. La crisis se ha dejado notar en todo el sector financiero, pero en el caso de CatalunyaCaixa el fenómeno ha impactado de pleno. La morosidad, que se ha corregido con respecto al sector en los últimos meses, alcanzó el 5,41% el año pasado. Otro indicador básico para la solvencia es el capital básico (core capital), que se situó en el 6,9%.

El Gobierno español ha elaborado un decreto en el que señala que el requisito mínimo de capital básico será del 8%, aunque en algunos casos (entre los cuales podría hallarse la caja dirigida por Todó) ascendería al 10%.

Los directivos de CatalunyaCaixa (Todó compareció junto a su adjunto Jaume Masana y al director financiero, Carles Paz) se han esforzado en minimizar la gravedad de la situación del grupo y la posibilidad de que el Frob acabe incorporándose a su capital para garantizar que se alcanza una situación de equilibrio conforme a los requerimientos del Gobierno y del Banco de España.

Cumplen con el Frob

CatalunyaCaixa remarca que la posición de liquidez en estos momentos asciende a 11.168 millones de euros, lo que permite hacer frente a todos los vencimientos de emisiones mayoristas que tiene pendientes hasta principios de 2014. “Los resultados obtenidos cumplen con el Frob”, dijo Todó para explicar que los compromisos que sellaron con el organismo público se están cumpliendo a rajatabla. Entre otros, el pago de los intereses del primer préstamo que la institución pública les concedió.

Además, para tranquilizar a los medios de comunicación y, en consecuencia a la opinión pública, sobre el estado en el que se halla la caja de ahorros catalana, Todó recordó que desde 2008 hasta 2010 han provisionado 5.014 millones de euros. Esas dotaciones son, aproximadamente, la mitad para crédito dudosos y el resto para inmuebles.

Medidas inéditas

Masana destacó el trabajo importante que ha llevado a cabo la red comercial, con una mejora en la captación de recursos y en las incorporaciones de clientes (125.000 nuevas cuentas abiertas). “Hemos realizado 300.000 operaciones crediticias nuevas”, ha destacado el director general adjunto. Sin embargo, el margen de intereses (antiguo margen financiero) y el volumen crediticio ha descendido. ¿La razón? CatalunyaCaixa ha desecho posiciones en créditos sindicados de gran volumen, en los que la entidad no ha proseguido.

Esa filosofía les ha llevado, en el sector inmobiliario, a practicar una actuación inédita. “Nuestra política ha sido adquirir activos y no refinanciarlos”, confiesa Masana. Dicho de otro modo, CatalunyaCaixa ha preferido adjudicarse aquellos inmuebles y solares que han entrado en situación de morosidad antes que mantener vivos préstamos igual de dudosos alargando la incertidumbre sobre su cobro. “Los activos los podemos gestionar”, asegura Masana en defensa de esa práctica.

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