La electrónica de consumo asiática, una esperanza industrial catalana que se desvanece

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Catalunya vio como después de la debacle producida en el sector textil las inversiones asiáticas en el ámbito de la electrónica de consumo tomaban un cierto relevo. Compañías como Sony, que abrió planta en los años 60, mientras que Sharp, Sanyo o Panasonic abrieron en la década de los años 80 plantas en Catalunya que supusieron grandes inversiones y una importante contratación de mano de obra.

La Generalitat en aquel momento dio la bienvenida alborozada a los nuevos inversores. Jordi Pujol se esforzó por colaborar con los empresarios asiáticos no sólo con las implantaciones si no incluso facilitando al máximo la vida de los mandos y técnicos nipones en Catalunya: colegios como el de Sant Cugat son buena muestra de aquel interés. Eri Nemoto, la técnica contratada por la Generalitat para facilitar inversiones era una de las personas más admiradas en aquel momento por el expresidente Pujol.

Pero con el cambio de coyuntura empezaron a producirse cierres sonados. Panasonic lo hizo en Celrà, en la comarca del Gironès. Clausuró primero su fábrica de vídeos y posteriormente la planta de aspiradoras. Fueron 200 despidos en su etapa final, en 2005. El grupo japonés emigró a China.

Luego le ha tocado a Sharp, con planta en Sant Cugat. La fábrica de Sharp está operativa desde 1986, tiene una plantilla de 480 trabajadores y a pesar de las promesas, a principios de año su dirección reconocía que está seriamente amenazada si no se consigue una drástica reducción de costes. Finalmente, en febrero pasado la dirección de Sharp en Sant Cugat presentó un nuevo Expediente de Regulación de Empleo (ERE) temporal para 422 operarios, de un año de duración para reducir las cargas fijas de la planta. Sólo así la fábrica catalana podrá conseguir la producción de nuevos modelos de televisores LED y garantizar su futuro en Catalunya. La continuidad de Sharp está, por tanto, seriamente amenazada.

Antes marchó Sanyo España, que contaba en Catalunya con un centro logístico. Primero fue la caída de las ventas: pasó de 67 millones de euros en 2008 a 45 en 2009. La compañía, que sólo producía en Tudela (Navarra), presentó un ERE en enero de 2009 para los 60 trabajadores que tenía en Barberà del Vallès y subcontrató la distribución de sus productos en España. Tres años antes cerró el centro de producción navarro, en el que trabajaban 170 personas.

Economía Digital

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