Las cajas vascas deshojan la margarita de Banco Sabadell

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BBK y Kutxa, las dos cajas vascas que aún mantienen la soltería en el proceso de reestructuración del sector, están echando cuentas sobre cómo y con qué participaciones van a quedar tras la primera fusión de dos bancos medianos desde que empezó la crisis: Sabadell y Guipuzcoano.
 
BBK tiene un 15% y la Kutxa un 10% de Guipuzcoano, participaciones que se diluirían casi una sexta parte con la valoración actual de los dos bancos en bolsa.

Las dos cajas están deshojando la margarita y, según fuentes cercanas a las negociaciones, no tienen decisión alguna tomada sobre su futuro en la entidad resultante de la absorción de Banco Guipuzcoano por Sabadell. Aunque las muy saneadas entidades vascas se han cansado de decir que sus participaciones en el primero son financieras, ahora deben decidir si quieren ser accionistas relevantes de un banco con una capitalización bursátil conjunto de unos 5.000 millones de euros.

Es decir, sólo 1.000 millones menos que Banco Popular y por encima de Banesto. Nada que ver, aunque vayan a tener mucha menos voz y mucho menos voto en la gestión, que ser los líderes accionariales junto a la inmobiliaria Jomarsa y el empresario Alfredo Lafita –entre los cuatro controlan el 40%- del Guipuzcoano, una banco que no vale en bolsa más de 800 millones de euros.

La fusión de los dos bancos medianos es para las cajas vascas una bendición. Salen de un banco estrechísimo en el que vender sus participaciones es equivalente a un cambio de control o, si se hace de forma escalonada, a un desplome de las acciones. Por no hablar de las implicaciones políticas, que casi les han obligado hasta ahora a quedarse como están a pesar de las diferencias que las dos entidades han mantenido con el presidente del grupo, Javier Echenique.

Con la fusión con Sabadell, BBK y Kutxa se convertirán en accionistas relevantes del nuevo grupo, ya se verá en qué proporción cuando se conozca la ecuación de canje que se está negociando en estos momentos. Será el momento de elegir si continúan en el banco de forma discreta –por debajo de Isaac Andik, José Manuel Lara o, que controlan algo más del 5% de Sabadell cada uno- o si, ya muy diluidas las participaciones, deciden hacer una venta ordenada.

Esta última posibilidad es más que razonable, aunque todo dependerá de cómo evolucionen las conversaciones que el presidente de Sabadell, Josep Oliu, mantiene con todos los accionistas de referencia del grupo vasco y a los que, a menos a medio plazo, ha pedido un compromiso de permanencia en el capital para dar credibilidad a la integración.

Lo cierto es que la ecuación de canje va a ser decisiva. Después de que trascendieran las negociaciones entre ambos bancos el pasado jueves día 10, la bolsa ha castigado la cotización de Guipuzcoano y ha premiado sin disimulo a Sabadell. El resultado es que en apenas una semana el banco catalán vale casi seis veces más que el vasco, frente a las cinco veces anteriores.

Economía Digital

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