El redactor jefe de Economía de La Vanguardia, Ramon Aymerich, constata que las intenciones iniciales del G-20 para mejorar la regulación del sistema financiero han quedado en agua de borrajas.
Es más, ahora vuelve a pasar lo mismo que antes del estallido de la crisis y los grandes bancos norteamericanos vuelvan a pagar primas estratosféricas a sus directivos. Todo aquello parecía haber muerto, pero ha regresado, como un zombie cualquiera.
Por este motivo, Aymerich se apunta a las tesis de Krugman y afirma que “si una idea que ha sido refutada por la realidad se mantiene inalterable es porque los intereses que hay detrás son tan importantes como inconfesables”. El periodista cita también un artículo del execonomista del FMI, Simon Johnson, titulado “The Quiet Coup”, donde se afirma que se puede estar dando un golpe de estado tranquilo.
Vea aquí el artículo de Ramon Aymerich.
