Los padres de la Renta Básica contestan al liberal Rallo

Varios miembros de la red española que defiende esta "asignación monetaria incondicional" firman el texto: 'Respuesta a las críticas liberales a la RB'

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

La propuesta de la Renta Básica (RB), una asignación monetaria incondicional a toda la población, ha recibido en los últimos meses críticas desde distintos sectores políticos: algunas desde la izquierda y otras, más frecuentes, desde la derecha.

A riesgo de simplificar, apuntemos que las primeras acostumbran a hacer referencia a determinados aspectos sociales o políticos. Las segundas, en cambio, son más bien de tipo económico («no se puede financiar»).

Quien seguramente ha dedicado más tiempo y espacio a criticar este proyecto de financiación ha sido el economista español liberal Juan Ramón Rallo. Hace pocos meses publicó un libro cuyo expresivo título es Contra la Renta Básica. La obra está dedicado a combatir todas las justificaciones que desde la filosofía política han intentado justificar esta propuesta. Y la crítica se realiza desde la posición del autor, admirador confeso de la escuela austríaca de los Von Mises y Hayek (los impuestos son un robo, las donaciones voluntarias a los pobres son las únicas transferencias justas…).

Critica Rallo que nuestra propuesta no tiene en cuenta los efectos dinámicos. El modelo efectivamente no es dinámico, resulta trivial pues que no tenga en cuenta efectos dinámicos. Pero difícilmente puede criticarse algo por lo que no pretende ser.

Base imponible del impuesto

En nuestro trabajo, nosotros ni siquiera tenemos en cuenta el efecto positivo sobre la actividad económica y por tanto sobre la recaudación fiscal que tendría la RB, ya que la propensión a consumir de los ganadores (el 80% más pobre de la población) es superior a la de los ricos.

De todo esto nada menciona Rallo. Para este liberal, estamos equivocados porque no tenemos en cuenta los efectos a partir de la elasticidad de la base imponible del impuesto, que él considera muy sensible al aumento de los tipos impositivos.

En su libro, Rallo explica «(…) por ejemplo, ante un aumento del tipo efectivo que grava los salarios, los contribuyentes pueden optar por trabajar durante menos horas (esto es, por consumir más ocio, el cual está libre de impuestos)…». Muy agudo. Lo aquí descrito transcribe a la perfección la situación de centenares de miles o incluso millones de personas en nuestro país que, estando en el paro y ante el agobio que les supone la multitud de oportunidades y ofertas de trabajo tan bien pagadas a las que tienen acceso, prefieren maximizar su utilidad dedicando más tiempo a la contemplación.

Y para justificar semejante idea utiliza un análisis sobre los efectos de diversas pruebas de impuestos negativos sobre la renta (otra variante de la RB) en Estados Unidos y Canadá a finales de los años 60 y principios de los 70 del siglo pasado en donde se concluía que la RB reducía la oferta laboral, aunque sólo de manera significativa en determinados colectivos, como el de las mujeres con recientes maternidades, y con un efecto mucho menor del inicialmente esperado. (Señalemos adicionalmente que la tasa de paro de los territorios en donde se efectuaron los experimentos se situaba por debajo del 6%).

Horas de trabajo

Así, en España, aunque se redujera la oferta de horas de trabajo en un 5% o 10% por parte de los trabajadores en activo (hasta el equivalente a un millón y medio de puestos de trabajo en su valor máximo), estos serían rápidamente cubiertos por quienes sí quieren trabajar y aún quedarían cinco o seis millones de personas deseando trabajar sin poder hacerlo, teniendo en cuenta que el paro real en este país está cerca de los 8 millones.

En fin, son aseveraciones de la misma familia de argumentos que decían que una subida de salarios mínimos reduciría el empleo, algo que también se ha demostrado falso incluso allí donde hubiera parecido más evidente.

¿Y los ricos? Es absurdo pensar que van a dejar de trabajar porque se les aumente diez puntos su tipo medio impositivo, entre otros motivos porque las personas más acaudaladas, según la evidencia empírica disponible, nunca quieren dejar de ser más ricos (mientras su ingreso neto de impuestos sea positivo seguirán generando rentas para asegurarse tanto su futuro como el de sus hijos). Pero también porque los tipos impositivos que proponemos (entre el 39% para la versión de la renta básica por hogar criterio OCDE, y el 49% para la RB individual) son similares e incluso inferiores a sus actuales tipos marginales máximos.

Por otro lado, los muy ricos que no quieren pagar impuestos ya no están en la base fiscal española, se han ido a vivir a paraísos fiscales más o menos lejanos. Con ellos lo que hay que hacer es gravar correctamente todas las rentas que obtengan aquí o, como hacen en los EEUU, que paguen por todas sus rentas mundiales si quieren mantener la ciudadanía, con independencia de donde residan.

Tampoco parece que Rallo se haya leído la literatura económica sobre los efectos en la oferta de trabajo de una renta básica cuando hay restricciones para encontrar empleo –eufemismo de paro–. Distintos estudios ponen de relieve que una RB es mejor que el subsidio de desempleo en términos de eficiencia económica o que la elasticidad oferta de trabajo-RB es positiva porque siempre hay gente dispuesta a trabajar. Otra consecuencia demostrada de esta política es que, al romper con las trampas de la pobreza y la precariedad, acaba generando un incremento de la activación laboral.

Impuestos sobre las rentas

Respecto a otras críticas recibidas…¿Cómo puede afirmar Rallo que en el IRPF se imputa la renta de la propia vivienda habitual? En todo caso, debe referirse a la imputación de rentas inmobiliarias de otras viviendas en propiedad distintas a la habitual (cuya imputación es el 2% o el 1,1% del valor catastral según esté revisado o no) y ese cómputo no va más allá de los 2.800 millones de euros.

Tampoco entiende este economista de donde sacamos nuestros datos de la renta –que, según él, están por debajo de la realidad que muestra la contabilidad nacional (CN) porque no incluimos a los contribuyentes no obligados. De nuevo las prisas por contestar le juegan una mala pasada: la muestra que disponemos es representativa de todos los contribuyentes que, o bien han hecho declaración de IRPF o, sin estar obligados, sus rentas del trabajo superaron los 10.000 euros el 2010.

Y para los que no superaron esta cifra contamos con la información de la Agencia Tributaria del total de rentas del trabajo consignadas en las declaraciones del modelo 190 realizadas por todas las empresas, autónomos u organismos pagadores de pensiones o prestaciones de desempleo, tal como explicamos en nuestro artículo inicial y que representan unos 44.000 millones de euros no contemplados en la muestra, pero sí en nuestros cálculos.

Por tanto, las únicas rentas que no contemplamos son las rentas exentas en el IRPF: indemnizaciones por despido, premios de loterías, artísticos y/o científicos, capitalizaciones del subsidio de desempleo, prestaciones por invalidez, etc. 

Toda esta confusión la resumimos en la siguiente tabla, usando sus propios números.

http://www.economiadigital.es/uploads/s1/34/88/43/tabla-renta-basica-48843.png?t=1437848653

 

En la primera columna tenemos el cálculo inicial de Rallo, el que él debe estar convencido de replicar genialmente, sin tener que chuparse los 1,9 millones de datos de contribuyentes, y que casualmente le da un tipo de IRPF que resuelve la ecuación igual que el nuestro. Envalentonado con este hallazgo ya se atreve a criticar que estamos contabilizando (lo hace él) unas rentas imputadas que no deben tenerse en cuenta, ergo nuestros cálculos son erróneos y en realidad el tipo de IRPF debería ser del 55,9% (segunda columna).

Prestaciones públicas

Rallo se olvida de todos los ahorros en prestaciones públicas por debajo de la RB que el estado no pagaría al implantar la RB. Según nuestros cálculos, para el conjunto de España (sin las comunidades forales), unos 93.000 millones de euros. Pero una extrapolación con Euskadi y Navarra nos daría unos 100.000 millones de euros (tercera columna). Pero claro, ahora resulta que el tipo del IRPF necesario para financiar la RB sería del 48,2% (¡1,3 puntos por debajo de nuestros cálculos y 7,7 puntos de los suyos!) Sorprendente.

Recapitulemos; Rallo se encuentra como un aprendiz de mago que con cuatro números (población, recaudación IRPF y dos datos de CN) puede sin despeinarse sacar los mismos números que nosotros y encima corregir nuestro error por usar un dato que nosotros no usamos nunca. Como al agitar la varita (o la lupa) apareció un conejo se ha creído que el conejo aparecería cada vez. Hay que ser más prudente.

Por último, respecto a lo riguroso de sus cálculos. ¿Podría explicarnos el señor cómo a través de datos agregados de la Contabilidad Nacional, podría efectuar un análisis que le permita cuantificar qué tipo de contribuyente según los percentiles de renta declarada, resulta ganador entre una situación u otra?

Con la RB, entre sus detractores, pero también entre algunos de sus defensores, puede observarse a menudo el estudiado efecto cognitivo Dunning-Kruger. Esperemos que con razones y empiria vayamos limitando su extensión al menos en los debates sobre esta propuesta.

Daniel Raventós 
es profesor de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona, miembro del Comité de Redacción de sinpermiso. Es miembro del comité científico de ATTAC. 

Jordi Arcarons es catedrático de Economía Aplicada de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona.

Lluís Torrens es economista, profesor asociado de la Escuela Superior de Negocios Internacionales-Universitat Pompeu Fabra, gerente del Public-Private Sector Research Center del IESE. Colabora con iniciatives pel decreixement que impulsa un nuevo modelo económico sostenible y estacionario.

Los tres son miembros de la Red Renta Básica

Economía Digital

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp