¿Por qué no decir ‘quitas’, si es lo que necesita España?

Rajoy choca contra el muro alemán y las previsiones de crecimiento vuelven a ser negativas

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El segundo trimestre de 2013 será el último de recesión para España, y a partir del tercero la economía española iniciará una senda, aunque modesta, de crecimiento. Esta aseveración es del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, empeñado en vender, y todos los gobiernos necesitan hacerlo, un discurso de cierta esperanza. Pero los organismos internacionales se empeñan en ensombrecer todos los planes del presidente Mariano Rajoy. El FMI acaba de anunciar que España se estancará en 2014, lejos de un leve crecimiento del 0,7%, que había anunciado en abril.

Y el problema no es, sólo, del Gobierno español, si no de la imposibilidad de que España se pueda acoger a otras alternativas. No hay otra senda que la que ha marcado el Gobierno alemán, a disgusto del Ejecutivo del PP, que sigue reclamando desde hace meses que la Comisión Europea pueda variar el rumbo.

Liquidar deudas

El catedrático de Política Económica de la UB, y vicepresidente del Círculo de Economía, Antón Costas, lleva tiempo defendiendo que España pueda negociar quitas de la deuda pública y de la deuda privada, de la misma forma que Estados Unidos ha aplicado políticas para que “las familias y las empresas puedan liquidar deudas”. En el caso de las empresas, Costas señala que ya se está haciendo, aunque con un alcance modesto, entre los bancos y las compañías.

Costas hace referencia al gran problema de España, la deuda privada. Aunque también lo es la deuda pública, que seguirá creciendo en los próximos años. El profesor de finanzas de Eada, Rafael Sambola, incide en que la deuda pública “estará en breve en el 120%”. Este mismo año puede rozar el 100% del PIB.

Y esa situación, en un contexto de estancamiento en el mejor de los casos, sin apenas crecimiento, sólo puede llevar a “un largo túnel, en el que España vaya saneando sus finanzas, pero muy lentamente”, según Sambola.

No es una excepción

Los expertos están llegando a esa conclusión, aunque algunos ya lo apuntaran desde hace meses, e incluso desde hace años. Costas recuerda que no por casualidad el Círculo de Economía ha invitado en los dos últimos años a las jornadas de Sitges a Carmen Reinhart, que, junto a Kenneth Rogoff han defendido las quitas de deuda como una salida necesaria para países como España. Y apuestan por ello después de analizar la experiencia histórica, porque crisis de deuda ha habido siempre, no es ninguna excepción.

Lo que ocurre ahora es que se ha establecido una curiosa y perversa relación. Los deudores y los acreedores corresponden a distintos países. Los estados del norte de Europa, con Alemania en primer lugar, han prestado dinero a los del sur, a través de sus entidades financieras. Y llegar a acuerdos de quitas será complicado, como admite Costas. Pero puede que no queden otras soluciones.

La senda de la devaluación

En los últimos días se han pronunciado diversos expertos. Uno de ellos ha sido Oscar Fanjul, presidente fundador de Repsol, y vicepresidente de Omega Capital. Lo apuntó en Expansión, y se ha hecho eco de sus palabras Fedea, el potente think thank ligado al Banco de España y las grandes empresas del Ibex.

Fanjul plantea la situación con crudeza. Ni al Gobierno, ni a los diferentes expertos que querrían una Europea distinta, les gusta el diagnóstico. Pero es el que es. Alemania manda. Francia no puede actuar de contrapeso. Al Banco Central Europeo, Alemania no le deja actuar con una mayor libertad, y aplicar una política monetaria que sí aplica la Reserva Federal en Estados Unidos o el Banco de Inglaterra, como recuerda Antón Costas.

En su lugar, exige un camino muy costoso. Ortodoxo y necesario a largo plazo, pero muy difícil de conseguir en el corto y medio plazo. Esa senda pasa por superávits en la cuenta corriente, –España ha pasado de un déficit del 10% a un equilibrio–, una separación total entre política monetaria y política fiscal y un euro fuerte.

Y ello sólo puede llevar a un país como España a tratar de resolver su situación exportando más que nadie, con una devaluación interna, reduciendo costes, y a esperar resultados con los puños cerrados.

El peso de la Historia

Fanjul admite la dureza, y reclama concentrar esfuerzos en algunas reformas que puedan –entre ellas la energética, que se acaba de aprobar– tener un importante impacto macroeconómico.

Esa es la vía elegida, porque no queda otro remedio. El problema es si se podrá mantener, con el coste de que la población española no lo pueda aguantar ni asumir.

Fanjul sostiene que los procesos de ajuste de devaluación interna son muy largos, y que históricamente casi nunca han funcionado. La experiencia de la Gran Depresión es ilustrativa.

Las palabras mágicas de Draghi

¿Entonces que puede hacer España? Costas lo tiene claro. Sambola no lo admite abiertamente, y sigue reclamando una política monetaria expansiva que el BCE no está en condiciones de ofrecer, y sólo Mario Draghi, con sus palabras ‘mágicas’, es capaz de mantener los mercados a raya –por ahora– asegurando que comprará toda la deuda que haga falta de países como España o Italia.

Lo que puede hacer es lo que Costas apunta, sobre una reestructuración de la deuda privada y pública. Es lo que defiende también el economista Juan Laborda, del Instituto de Estudios Bursátiles, quien ha considerado que el principal problema de España no es ni la competitividad, ni la productividad. Es el enorme volumen de deuda privada, un billón de euros, y la deuda pública, que camina hacia el 120% del PIB.

El economista Santiago Niño Becerra ha ido repitiendo una frase en los últimos años: “La deuda no se podrá pagar”. Lo dice ahora Laborda, al entender que, si no se reestructura, la crisis sistémica continuará.

Verano caliente

Entonces, ¿Por qué no abordar ya esa cuestión? Costas admite las dificultades, pero insta a que los países implicados negocien y busquen soluciones. Sin ellas, España seguirá el camino alemán, hasta que…. no se pueda seguir.

Luis Garicano, economista y profesor de la London School of Economics, y uno de los impulsores del blog Nada es Gratis, de Fedea, ha advertido que este verano puede ser, de nuevo, muy peligroso. “Ni Europa ha decidido contribuir decisivamente a resolver los problemas de solvencia (cada uno carga con sus deudas), ni el BCE va a poder resolver un verdadero apretón fuerte de liquidez, y el verano se plantea, una vez más, como complicadísimo para el euro, y para los países del Sur”.

Esa es la realidad que Montoro conoce, aunque los resultados del segundo trimestre de 2013 apunten a que España ha dejado de caer.

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