Renta 4 jugó al viernes negro de Wall Street… y ganó la multa

La CNMV considera probado que Renta 4 realizó "prácticas de manipulación de mercado". Explicamos cuáles y cómo las desplegó

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Mark Twain escribió que la historia no se repite, pero rima. Así les ocurre a los desplomes bursátiles, que riman unos con otros a través de mecanismos como las ventas a corto, una especie de soneto recurrente en los mercados de valores.

Las posiciones a corto son el paraíso de la inversión de riesgo, cuyas consecuencias se agrupan en dos: caída de los índices y volatilidad. La primera es consecuencia de la segunda porque la volatilidad de precios y la baja liquidez que acarrean los oleajes a corto provocan que la inversión institucional (fondos y grandes bancos) deshaga operaciones en el IBEX y busque en el CAC 40 de Francia o el DAX de Alemania refugios con mayor firmeza.

Esta misma semana, la CNMV ha sancionado al banco Renta 4 y a su filial Renta 4 Sociedad de Valores por «prácticas de manipulación de mercado» con acciones del propio banco y además ha impuesto multas a la sociedad de valores Auriga Global Investors por la realización de «ventas a corto descubiertas con acciones del Santander, Scyr, Fersa, Ezentis y Abengoa».

Las operaciones corresponden a los años 2012, 2013 y 2014, pero la CNMV sanciona ahora tras un largo periodo de investigación. Renta 4, un banco de bolsa presidido por Juan Carlos Ureta, ha respondido elevando un recurso a la sala de lo contencioso de la Audiencia Nacional.

La CNMV sigue muy de cerca las operaciones a corto, también llamadas operaciones bajistas, que consisten básicamente en pedir prestadas acciones de una compañía a cambio de una comisión y por un plazo determinado.

El inversor que las tome prestadas venderá  previendo que el precio de las acciones caiga para comprarlas más baratas en el futuro ganando la diferencia entre el precio en el momento del préstamo y el precio momento de la compra. Si la acción baja, el negocio está asegurado pero si se produce un rebote y la acción sube las pérdidas pueden ser cuantiosas.

El mercado se protege (casi siempre)

De ahí que el mercado haya introducido coberturas de riesgo a base de productos derivados. De esta forma el comprador no se arriesga a no recuperar los títulos, pero se ve obligado a cubrirse con los llamados productos estructurados diseñados en los mercados de futuros y opciones. En España, los bajistas son una pequeña parte de la liquidez del índice, pero en los Estados Unidos los estructurados llegaron a quintuplicar la capitalización a corto.

A modo de dato aleccionador, puede recordarse que en la crisis de 2008, «la enorme complejidad redujo la capacidad de los inversores para juzgar las garantías de estos productos», ha escrito Ben Bernanke, ex presidente de la Reserva Federal, en su libro de memorias El valor de actuar. Bernanke olvida que las agencias de calificación acentuaron el desconcierto con una conducta filibustera.

Como es sabido, el lenguaje bursátil utiliza dos conceptos básicos: ir largo e ir corto. El que va largo, gana si la bolsa sube. El que va corto, gana si la bolsa baja. En la cultura media de los mercados se considera que los llamados cazadores bajistas provocan caídas de las cotizaciones como un efecto dominó. Algunos estudios recientes realizados por gestores de fondos consideran que los bajistas no influyen tanto, pero provocan una gran volatilidad, lo cual aleja del mercado a los grandes inversores.

¿Qué paso en Renta 4?

Eso podría haber ocurrido en el caso de Renta 4 en algunos momentos entre 20 de agosto y el 13 de octubre de 2014 o entre marzo y abril del mismo año, mientras que en el caso de Auriga se produjo en noviembre de 2012, un año de caídas. Para algunos analistas consultados, las operaciones bajistas agravaron las caídas; otros se limitan a referenciar loas coyunturas bajistas del  IBEX al momento mundial de los mercados.

El control del supervisor sobre el mercado se intensifica especialmente en las ventas a corto para evitar su posible influencia en la formacón de  precios.

La modalidad más caliente de los bajistas son las llamadas ventas a corto descubiertas, las famosas «naket short selling (ventas cortas desnudas)», que hundieron Wall Street el «viernes negro» de noviembre de 1987, que fueron prohibidas por la SEC (el supervisor norteamericano) en verano de 2007 con la caída de Bearn Sterns, y que fueron nuevamente apartadas tras el hundimiento de Lehman.

Superada la crisis sistémica, los bancos de inversión y fondos norteamericanos pusieron de nuevo sobre el parqué las «short sellins» y esta operativa llegó a todos los mercados, incluido el español aún después de que la CNMV la hubiera prohibido. En las operaciones al descubierto, se vende algo que no se tiene. A modo de ejemplo: un broker vende mil acciones del banco X  pero sin tener realmente las acciones, ni tenerlas prestadas.

Un mar de comisiones

El brocker cobra la venta pero no entrega las acciones y promete entregarlas dentro de 72 horas (en los mercados, este pacto es habitual). En el plazo convenido, la bolsa cae y el brocker consigue comprar las mil acciones a un precio más barato y se las entrega al cliente que las compró. La diferencia entre el precio de venta de las mil acciones y su precio de compra (más bajo) es la ganancia.

Si, en vez de mil acciones se venden un millón, el mecanismo de caída se contagia a otros operadores y se multiplica exponencialmente hasta producir un desplome.

En España, la CNMV prohibió las ventas descubiertas dejando solo como regulares las operaciones de venta a corto, con el sistema mencionado de alquiler de títulos. Pero la membrana que separa a ambas operativas es muy fina. Se han dado bastantes casos de alargar las ventas a corto con un tramo menor descubierto y, siempre que  las acciones vuelven en su plazo al vendedor, la operación pasa el corte.

El mercado español es nominativo, lo que significa que en la Sociedad de Liquidación de la Bolsa Española figura la titularidad de las acciones y en caso de inspección la pista puede seguirse con relativa facilidad. Pero cuando se cuelan movimientos «short selling» en operaciones regulares de ventas a corto, la rapidez lo es todo. Sin que ello quiera decir que esta práctica haya sido utilizada con seguridad en las casas de bolsa sancionadas, Renta 4 y Auriga.

El banco de inversión, que obtuvo ficha del Banco de España en 2012, no ha querido hacer ninguna declaración al respecto. En Renta 4, participado por su accionista mayoritario, Juan Carlos Ureta (44,5%), y por tenedores de pequeños paquetes, como González Enciso, Liberbank o la Mutualidad de Previsión de la Abogacía, reina un rigor hermético.

Sin comentarios en Renta 4

El portavoz del banco manifestó a Economía Digital el recurrido «no hay comentarios»,  más allá de su recurso contra la CNMV. En resumen: el supervisor ha sancionado a Renta 4 por supuesta manipulación y los gestores de la firma responderán solo ante las togas. La liquidez es el alimento de las bolsas de la mismo forma que las operaciones a corto son el engrase de los mercados.

Salvarse de los peligros de la operativa caliente es una forma de languidecer. Si cae la expectativa caerá la inversión, según el esquema que obliga al BCE a no abandonar la QE. A las puertas de la subida de tipos de la Reserva Federal anunciada para diciembre por Janet Yellen, los mercados europeos no pueden caer.

Si la normativa y el momento angostan los márgenes de los bancos de inversión, «iremos con todo y no solo a la deuda sino también a la renta variable» ha dicho Mario Draghi utilizando la jerga del póquer.

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