Seguros Mercurio, el último quebradero de cabeza de Díaz Ferrán

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La amenaza de que la Dirección General de Seguros (DGS) pueda imponer medidas de control amenaza a la aseguradora Mercurio, presidida por Gerardo Díaz Ferrán. 

Mercurio, especializada en seguros de autocares, alcanzó una cifra de negocio de 54 millones de euros en 2008, con unas pérdidas de 14,8 millones de euros, fruto de la crisis financiera y la enorme competencia que se vive en el sector de los seguros de automóviles. La aseguradora debería contar con, al menos, 9 millones de capital, pero sus fondos propios cayeron hasta los 2,6 millones al absorber estas pérdidas, una situación que podría derivar en la toma de medidas de control por parte de la DGS.

No sería la primera vez que la DGS se ve obligada a tomar medidas de control en Mercurio, puesto que ya en 2004 las dificultades de la aseguradora obligaron a la DGS a intervenir, aunque acabó levantando las medidas adoptadas.

Los auditores de la compañía, PricewaterhouseCoopers ya avisaron en su informe sobre los resultados de 2008 de determinados aspectos que ofrecían dudas sobre la viabilidad de la aseguradora como, por ejemplo, la falta de cobertura de 6 millones de euros en provisiones para indemnizaciones, o los 10 millones de déficit en su margen de solvencia.

Con el objetivo de enderezar el rumbo de la compañía, según Expansión, Mercurio ha acordado realizar una disminución de capital por 12,96 millones y, una ampliación de 9,2 millones para restablecer su equilibrio. En esta línea, el consejo de la aseguradora ha decidido también el desembolso de 4,19 millones por la venta de la autocartera de Mercurio, adquirida por Teinver -sociedad en la que se integra todo el capital del grupo de Díaz Ferrán y Gonzalo Pascual-, que ya controla el 20,7% de la aseguradora.

Mercurio confía en mejorar su productividad y eficiencia y para ello ha contratado determinados servicios de gestión y ha reestructurado algunas de sus áreas de negocio. La idea es sanear la compañía y encontrarle un comprador, un encargo sobre el que ya trabaja Banesto, que ha recibido un mandato de Marsans para vender Mercurio, una tarea que, no obstante, no parece nada sencilla.

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