El independentismo amenaza con otro secuestro del Parlament

Junts per Catalunya, ERC y la CUP estudian la desconvocatoria del pleno de los días 6 y 7 para volcarse con el juicio del 1-O en el Supremo

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La actividad del Parlament de Cataluña se ha convertido en un asunto secundario, si no terciario, para el independentismo. Rota la mayoría del bloque soberanista, Junts per Catalunya y ERC han perdido el interés en el Parlament, puesto que no tienen los votos —ni los suyos ni los de otras formaciones— para aprobar nada.

Cualquier pretexto es válido para que los soberanistas paralicen los trabajos del Parlament. Hace apenas dos semanas, las detenciones de dos alcaldes de la CUP por desórdenes públicos propiciaron la interrupción de las comisiones de la Cámara y, en consecuencia, las protestas de la oposición.

El gobierno de Quim Torra ha construido un argumento que vale para todo y es que «vivimos una situación excepcional». Tan excepcional que el Parlament apenas legisla y tan excepcional que es posible que el pleno de los días 6 y 7 acabe desconvocado porque, presumiblemente, coincidirá con el juicio en el Tribunal Supremo a los líderes independentistas.

Incapaz de impulsar ninguna obra de gobierno reconocible, Torra habla desde hace meses de hallar un momentum para que el soberanismo vuelva a acelerar. Y ese momentum podría comenzar a desencadenarse la semana que viene, puesto que el juicio del 1-O irá acompañado de una convocatoria de huelga general por parte del sindicato independentista I-CSC.

Una huelga contra la normalidad

Junts per Catalunya, ERC y la CUP apoyan esta huelga. Y los antisistema incluso reclaman que «no haya normalidad en las calles ni en las instituciones». Todo ello hace presagiar que la desconvocatoria del pleno de los días 6 y 7 no sólo es una sospecha fundada, sino una decisión tomada pero no comunicada.

El propio Torra ha dejado a las claras que su intención es desplazarse a Madrid para arropar a los presos soberanistas, que serán trasladados a la capital de España este mismo viernes. Y los grupos que lo apoyan respondieron este martes, durante la junta de portavoces del Parlament, con un elocuente silencio cuando se les preguntó si el gobierno catalán acudirá la semana que viene al hemiciclo para someterse a la sesión de control.

La callada de los independentistas disparó las advertencias de la oposición. «No acudir a la sesión de control sería un acto de boicot al Parlament», alertó el portavoz de Ciudadanos, Carlos Carrizosa. «Esperamos que el president y los consellers estén aquí porque tenemos que hacer control al Govern», añadió la portavoz del PSC, Eva Granados.

Por el momento no hay desconvocatoria del pleno, pero es sencillo realizarla. Bastará con que el presidente del Parlament, Roger Torrent, tome la iniciativa para abortar la sesión apoyándose en una quinta parte de los diputados y sometiendo su iniciativa a la votación de la Mesa y de la Junta de Portavoces, donde el soberanismo tiene mayoría.

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