El PP, dispuesto a votar por Iceta como presidente para frenar a Mas

Los populares se plantean una estrategia a la vasca como la que aupó al poder a López y desalojó a Ibarretxe de Ajuria Enea

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El tiempo apremia. Quedan seis días para las elecciones y el esfuerzo de los partidos no independentistas no parece funcionar. Las fuerzas anti secesionistas han sacado toda su artillería. Han advertido de que Cataluña se quedará fuera de Europa si rompe con España. Han avisado de que los bancos se marcharán. Empresas líderes en sus sectores, como Pronovias o Almirall, también han anunciado que se irán. Pero el soberanismo crece en las encuestas.

Casi todos los sondeos sitúan a Junts pel sí, la candidatura que engloba a Raül Romeva, Oriol Junqueras y Artur Mas, como ganadora de los comicios del domingo al borde de la mayoría absoluta. Para completar sus planes secesionistas sólo necesitará de una pequeña ayudita, la de la CUP, a la que los encuestas otorgan una representación de entre cinco y diez escaños. Si Junts pel sí y la CUP se ponen de acuerdo se iniciará el «proceso», un incierto camino que nadie sabe a dónde conducirá.

Operación a la vasca

El Gobierno español está dispuesto a todo para evitar que Artur Mas o alguno de sus compañeros de candidatura se haga con el poder. Por eso, se plantea poner en marcha una operación a la vasca como la que en mayo de 2009 sirvió para hacer lehendakari al socialista Patxi López y desalojar de Ajuria Enea a Juan José Ibarretxe. En aquella ocasión, el PP votó a favor de la investidura de López, no pidió nada a cambio y consiguió frenar el incómodo nacionalismo.

Ahora, según explican fuentes gubernamentales, el PP se propone repetir la operación en Cataluña. Los populares, a los que las encuestas dan un resultado modesto que los situaría entre los 10 y los 15 diputados, estarían decididos a votar a favor de Miquel Iceta, el candidato del PSC, como presidente de la Generalitat con tal de desbancar de ese cargo a Artur Mas. Esta estrategia necesitaría de la complicidad de Ciutadans y de Unió, si es que logran representación en el Parlament.

Un plan con varias dificultades

Es una apuesta que tiene un par de pegas. Ya durante la campaña se ha hablado de la posibilidad de que las fuerzas no secesionistas se unan tras las elecciones para frenar al bloque independentista. Pero en caso de que esa alianza llegara a materializarse, lo lógico sería que quien aspirase a presidir la Generalitat por ese bloque fuese el partido con más escaños. Y todo apunta a que, de entre esos partidos, será Ciutadans quien logrará mayor representación.

Así las cosas, Inés Arrimadas debería ser la posible nueva lideresa del unionismo. Pero eso no interesa ni al PSC ni al PP. Para los socialistas, sería una especie de humillación verse adscritos al bloque del centro derecha españolista. Para el PP, no es un buen negocio potenciar a su principal rival político, la Ciutadans de Albert Rivera, a sólo dos meses de las elecciones generales. Por eso, el conflicto podría resolverse con Iceta como candidato, eso sí, después de muchas negociaciones y de superar la previsible resistencia de Arrimadas.

Las dificultades son evidentes, pero el segundo problema aun es más complejo: las encuestas no vaticinan que este bloque no independentista tenga la mayoría suficiente como para completar la jugada. Los sondeos más generosos sitúan a Ciutadans en unos 20 escaños, le dan uno 15 a los socialistas y otros tantos al PP de Xavier García Albiol. No dejan claro si la Unió de Ramon Espadaler logrará entrar en el Parlament, aunque si lo hace, no vaticinan que sea con más de cinco parlamentarios. En total, un 55 representantes en el mejor de los casos. Nada que hacer ante los sesenta y muchos que puede lograr Junts pel sí, según la mayoría de las encuestas.

El elemento de Cataluña sí que es pot

Queda un elemento que podría entrar en la partida: la Catalunya sí que es pot de Lluís Rabell, que podría logar otros 15 escaños y que jamás se avendría a hacer presidente de la Generalitat a Arrimadas o a Albiol, pero quizá no vería con malos ojos una hipotética candidatura de Iceta. Pero aún en el muy difícil supuesto de que la izquierda alternativa se sumase a esta operación es poco probable, a tenor de las encuestas, que salgan los números.

Eso no significa que Artur Mas lo tenga fácil. Su candidatura se presenta como ganadora, pero sin alcanzar la mayoría absoluta. Junts pel sí se verá, por tanto, abocada a pactar con la CUP. Y el candidato de la CUP, Antonio Baños, ya ha dicho que no hará presidente a Mas ni por equivocación. Llegados a ese punto, y si realmente Mas está dispuesto a sacrificarse por el independentismo, otro de los miembros de su lista podría tomar el relevo y aspirar a la presidencia de la Generalitat. Podría ser Junqueras o podría ser Romeva, cualquiera de los dos tiene posibilidad de congraciarse con la CUP.  

Quedan seis días para las elecciones. El tiempo apremia y el juego está abierto. Se admiten apuestas sobre quién será el próximo presidente de la Generalitat.

 

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