El PP se hunde en el desánimo con las municipales de Barcelona

Voces del partido cuestionan la conveniencia de haber designado a Josep Bou como alcaldable en un momento crítico para el PP

Josep Bou, presidente de Empresaris de Catalunya. EFE

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A Alejandro Fernández le ha tocado la tarea más complicada que ha debido asumir un presidente del PP catalán: dirigir el partido en sus horas más bajas y en un escenario electoral de máxima competencia. Prácticamente nadie en el PP cuestiona el acierto de haber relevado a Xavier García Albiol por Alejandro Fernández, un parlamentario notable que está perfectamente conectado a la dirección nacional.

El problema es que antes de que Alejandro Fernández pueda medir sus fuerzas en unas elecciones al Parlament de Cataluña, el PP debe afrontar una cita decisiva, la de las elecciones municipales del próximo 26 de mayo. Y, en concreto, debe sobrevivir a las elecciones al Ayuntamiento de Barcelona. El PP catalán se juega, nada más y nada menos, que obtener representación, ya que existe la posibilidad de quedarse fuera.

El anuncio de Fernández Díaz: «hace un año»

Fuentes del PP explican que el histórico candidato del partido en Barcelona, Alberto Fernández Díaz, comunicó «hace un año» a la dirección su intención de retirarse de la carrera municipal después de 27 años como concejal (1987-1999; 2003-2018). «Decidme cómo y cuándo queréis que lo comunique para abrir el relevo», cuentan que trasladó Fernández Díaz.

Pero el PP metió el asunto en la nevera hasta hace un par de meses, cuando comenzaron las maniobras para encumbrar a Josep Bou, presidente de Empresaris de Catalunya. Bou, que ya es el nuevo alcaldable del PP por Barcelona, acudió como invitado al congreso de Sitges del pasado mes de noviembre para presenciar la votación de Alejandro Fernández como líder del PP catalán.

El presidente del PP, Pablo Casado, también acudió al cónclave de Sitges. Quedó sorprendido cuando el speaker anunció a los invitados y Bou se llevó una ovación atronadora. Casado pidió conocer al aclamado y no tardó mucho en convencerse que era una opción interesante para relevar a Fernández Díaz.

Un aplauso intencionado

¿Estaba preparada la ovación? Fuentes del PP no tienen ninguna duda de que así fue. De que ése fue el mecanismo para captar la atención de Casado, quien, al fin y al cabo, fue decisivo para dar el visto bueno a la designación de Bou.

Lo cierto es que el nombre ha caído como un jarro de agua fría en amplios sectores del PP catalán, que no entienden la maniobra y que son muy escépticos respecto al recorrido que tendrá. 

Bou, que se presenta como independiente aunque esté al frente de las siglas del PP, advirtió de que no es de ningún partido y las palabras no sentaron bien. El único consuelo es que, en su competencia con Manuel Valls, el candidato de Ciudadanos le ha despejado el camino por la derecha y que Vox todavía no ha anunciado quién será su candidato.

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