España abre una nueva etapa para reinventarse

La abdicación del Rey permite un proceso de reformas institucionales para conectar con la ciudadanía, atacar la corrupción y acercar Catalunya

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El primer paso para la reinvención de España está dado. El Rey Juan Carlos I ha abdicado en favor de su hijo, el Príncipe Felipe, que será rey con el nombre de Felipe VI, una paradoja de la historia para Catalunya en vísperas del tricentenario de 1714.

La abdicación del Rey obedece a distintos motivos. Pero, al margen de dos cuestiones, una hace referencia a su estado de salud, y la otra –no menor– a los asuntos judiciales – el juez José Castro tiene previsto en las próximas semanas si mantiene el encausamiento de la Infanta Cristina por el caso Nóos– prima una tercera: el Rey Juan Carlos difícilmente podría ahora iniciar un proceso de regeneración democrática que lleve a España a una nueva etapa que fortalezca su democracia.

Las elecciones europeas, que han marcado –en el contexto de unas elecciones que sirven para dar rienda suelta al enojo de los ciudadanos– un toque de atención muy serio al bipartidismo, han constituido la plasmación de que la sociedad española considera agotada la España que nació en la transición.

Reacción ante la erosión del bipartidismo

El PP y el PSOE no han sumado ni el 50% de los votos, por primera vez. Y la Corona no ha dejado de perder apoyos en todas las encuestas ofrecidas por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).

Desde 2011 la institución ha ido perdiendo el apoyo ciudadano. Entonces obtuvo una calificación del 4,89; hasta el 3,72 en 2014. Nada ha logrado la Casa Real tras su intento de rehabilitar la figura de Juan Carlos. Ni siquiera su presencia en la final de la Champions en Lisboa, con dos equipos de Madrid.

Su liderazgo, por tanto, para impulsar la regeneración de España era imposible. Y el propio Rey Juan Carlos, como él ha admitido, comenzó a valorar seriamente la posibilidad de abdicar en su hijo cuando cumplió 76 años el pasado mes de enero.

Reformas para que Felipe se legitime

Y, aunque el Gobierno que preside Mariano Rajoy quisiera acotar en ese cambio institucional las reformas que la sociedad le pide, el hecho mismo de que el Príncipe Felipe pueda reinar, obliga a todo el Estado a una operación de gran calado para que la monarquía mantenga su legitimidad.

En eso coinciden todas las fuentes empresariales y políticas consultadas. Felipe “deberá ganarse la jefatura del Estado”, se asegura, teniendo en cuenta, además, el movimiento social, muy activo, que ya está reclamando un referéndum sobre monarquía o república, con fenómenos como el de Podemos.

Las manifestaciones a favor de la República en muchas ciudades españolas, en la tarde de este lunes, inyecta presión a la operación Felipe.

Ahora bien, ¿hasta dónde van a llegar las reformas?

La prudencia de Rajoy

Las instituciones españolas presentan fallas importantes. El Tribunal Constitucional está desacreditado, con miembros politizados –sólo faltaba que detuvieran a uno de ellos, borracho, en moto, saltándose semáforos y sin casco–. El boom inmobiliario cangrenó municipios enteros, los dirigentes políticos no han sido conscientes de sus privilegios, y las élites empresariales –presidentes de patronales– no han hecho ningún esfuerzo en mudarse de piel.

El problema mayor, sin embargo, es Catalunya. El Príncipe Felipe “conoce la realidad catalana muy bien, sabe las demandas que se están haciendo, y puede ser la solución”, explica un directivo empresarial y lo aseguró este lunes Josep Antoni Duran Lleida. Pero el Presidente Mariano Rajoy no quiere mover nada antes de hora, como demostró en su intervención en el Cercle d’Economia en Sitges.

La reforma de la Constitución, para lograr un buen encaje de Catalunya, se da por descontado, pero no ahora. «Hay movimientos, encuentros, pero aún no se ha concretado una posible hoja de ruta», apunta un empresario bien conectado con la administración del PP.  

Esperar al 9 de noviembre

Las fuentes consultadas consideran que el Gobierno irá preparando el camino, a la espera de que Artur Mas acepte la realidad, y no pueda celebrar la consulta del 9 de noviembre. Sólo después de esa fecha, y en función de en qué momento el President Mas decida convocar elecciones anticipadas al Parlament, se podrá avanzar en una reforma a fondo de la Constitución.

Otras fuentes consultadas consideran que, en ese caso, la situación se complicará mucho. “Con Felipe o sin él, el Gobierno no puede esperar a noviembre, porque a partir de septiembre el proceso se acelerará”, afirma un dirigente empresarial, buen conocedor de las interioridades de CiU.

En todo caso, Felipe podría comenzar, tras el verano, a preparar el terreno con un discurso regeneracionista, en Catalunya, y en catalán, lengua que no desconoce, que, con su sólo anuncio puede debilitar el movimiento soberanista, porque una parte de la sociedad catalana quiere abrir los brazos a esa posible tercera vía.

Mas espera una oferta de Estado

Sin embargo, el President Mas espera ese gesto del Estado. Pero, para ser creíble, para reclamar que se plantee, de verdad, una operación de Estado, para reinventar España con la complicidad de Catalunya, “debe mantener su hoja de ruta, y la idea de convocar la consulta el 9 de noviembre”, que es lo que hizo este lunes.

En el paquete institucional, para reconectar la ciudadanía, atacar la corrupción y recuperar Catalunya, se podría incorporar una definición nueva del mapa territorial; una reforma del sistema electoral, introduciendo elementos del sistema mayoritario –a la británica–, una mayor transparencia, un cambio generacional en las cúpulas en todos los ámbitos, y mayor dureza para quien incumpla las leyes.

La presión ciudadana es cada vez más alta en ese sentido.

Rubalcaba y la debilidad del PSOE

Pero existe un problema para nada menor. El PP y la Corona necesitan una tercera pata: el PSOE. Y los socialistas están inmersos en su propio negociado. El todavía líder, Alfredo Pérez Rubalcaba, es indispensable para ultimar el relevo del Rey Juan Carlos. Y actuará en las próximas semanas como catalizador de esas posibles reformas institucionales.

Pero el 13 de julio, los militantes del PSOE votarán a su nuevo secretario general o nueva secretaria general. Y un congreso extraordinario ratificará la elección el 26 de julio. ¿Será Susana Díaz la interlocutora de Rajoy y Felipe?

Por ello, y con la prudencia que caracteriza a Mariano Rajoy, las reformas se han puesto en marcha, pero no serán inmediatas, según apuntan fuentes políticas y empresariales.

La llave que abre esa nueva etapa, sin embargo, ya se ha conseguido: la abdicación del Rey y el paso del Príncipe Felipe.

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