Eurofobia: El partido de Puigdemont renuncia a la UE

Las bases ideológicas de la Crida Nacional per la República ignoran el objetivo de integrar a Cataluña en la UE, a diferencia de los estatutos del Pdecat

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Los ataques eurófobos protagonizados por Carles Puigdemont durante los últimos tiempos se han visto reflejados en la ponencia política de su nuevo partido político, la Crida Nacional per la República.

Las bases ideológicas de la nueva formación no incluyen ni una sola alusión al objetivo de integrar en la Unión Europea (UE) a la presunta Cataluña independiente. «Aspiramos ser uno más entre tantos países de tamaño medio que abundan y hacen fuerte Europa». Esta es toda la concesión hacia el proyecto europeo, sin una sola mención a la UE.

No hay rastro en la Crida del argumentario que durante dos años preconizó el propio Puigdemont desde la Generalitat: nada de que a la UE le interesa contar con una región con potencial económico como Cataluña, nada de que no se puede quitar a 7,5 millones de catalanes su pertenencia a la UE y nada de que la UE acabará buscando un encaje para la república catalana.

Puigdemont ha probado el pan que da la UE a quienes atentan contra el club europeo con un proyecto secesionista y ha cambiado radicalmente su postura. «La UE es un club de países decadentes y obsolescentes», dijo hace apenas dos meses. Y, a mayor abundancia: «Quizás no hay mucha gente que quiera formar parte de una UE insensible al atropello de los derechos humanos y democráticos de una parte del territorio».

La discrepancia de fondo con el Pdecat

La ponencia política de la Crida vuelve a poner en evidencia las contradicciones con el proyecto del Pdecat, clave en el espacio neoconvergente. Basta con fijarse en los estatutos del Pdecat para contemplar la abismal diferencia:

«Una de las finalidades del Pdecat es lograr que Cataluña se convierta en un Estado independiente en forma de república miembro de la Unión Europea y de la zona euro».

Puigdemont y la vía unilateral de independencia

La ponencia de la Crida, tal y como quedó claro en su convención, también abre la puerta a la vía unilateral de independencia y a la desobediencia: «No renunciamos a ninguna vía pacífica y no-violenta para hacer efectiva la declaración de independencia e instaurar la república catalana al amparo de la causa justa de la independencia».

En este mismo sentido, la Crida dice ser partidaria de un «diálogo con el Estado española», pero, de inmediato, advierte: «Si esta vía no se materializa en un período prudencial o en el transcurso del tiempo se da una oportunidad para ejercitar la soberanía plena gracias al apoyo de la voluntad mayoritaria de la ciudadanía la ejercitaremos».

 

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