La CUP deja a Mas en manos de sus militantes

Los diputados anticapitalistas se autodefinen come meros intermediarios y explican que no votarán en la asamblea del domingo

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¿Hay acuerdo o no hay acuerdo? Aunque han tenido mucho cuidado con el lenguaje, los de Junts pel sí, la lista de Artur Mas, han presentado este martes por la mañana el acuerdo de Govern con la CUP como si fuese cosa hecha. Por la tarde, la CUP se ha desvinculado de la propuesta de Mas. Se ha resistido a asumirla como propia pese a los reiterados intentos de los periodistas para arrancar una confesión de sus diputados.

Los diez parlamentarios del grupo anticapitalista no se han doblegado, han insistido una y otra vez en que son meros «intermediarios», en que el contenido de esa propuesta es sólo cosa de Junts pel sí y en que es la militancia de su partido quien tiene la última palabras. Tal ha sido su resistencia a asumir el pacto que han llegado a explicar que no votarán en la asamblea cupera del próximo domingo, porque su función es la de la intermediación y «no la de emitir valoraciones políticas».

La última palabra

Así, aunque los de Mas y la mayoría de la prensa dan por hecho que el acuerdo está cerrado todavía quedan unos días para saber si Cataluña tendrá nuevo Gobierno o si se repetirán las elecciones. La última palabra la tiene la militancia de la CUP, que celebrará una asamblea el domingo en Girona y tomará la decisión definitiva.

La cúpula del partido les ha facilitado un documento con cuatro opciones para que elijan de una ellas, pero en realidad el asunto puede resumirse en dos posibilidades: rubricar la propuesta de Junts pel sí, hacer presidente a Mas y continuar con el proceso independentista. O decir que no al plan de la lista presidencial y abocar a Cataluña a la celebración de unas nuevas elecciones, que se convocarían de forma automática y se celebrarían a finales de febrero o principios de marzo de 2016.

Cambio de ubicación de la asamblea

Pese a la resistencia de la CUP a explicar cuáles son sus planes, hay algunos elementos que apuntan a que el acuerdo ya está cerrado. Por un lado, la insistencia de Junts pel sí, que no habría presentado su propuesta si no tuviera claro que será avalada por los anticapitalistas. Hay otra señal: la del lugar de celebración de la asamblea.

En principio se organizó en Esparraguera (Barcelona), pero luego se trasladó a Girona. Es un detalle interesante, porque la rama barcelonesa de la CUP es más reacia a hacer presidente a Mas, en quien ven la encarnación de los recortes y la corrupción. En cambio, el ala gerundense de la formación antisistema antepone la continuidad del proceso independentista a cualquier otra circunstancia y, por tanto, ve con más simpatía, o con menos apuro, que Mas sea reelegido presidente de la Generalitat.    

Economía Digital

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