La CUP se inclina por investir a Mas para evitar su propia ruptura

Las negociaciones avanzan en cuestiones como el proceso constituyente o el plan de choque, pero aún no se han abordado otros asuntos "espinosos"

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Las negociaciones entre Junts pel sí y la CUP avanzan hacia un pacto. Desde hace varias semanas, los de la lista de Artur Mas dan por hecho que se alcanzará un acuerdo que permita configurar un nuevo Govern y evite otras elecciones anticipadas. En la CUP han sido más reacios a admitir que pueden llegar a cerrar el trato, pero ya empiezan a manifestar en público la posibilidad de investir a Mas presidente de la Generalitat.

En la última asamblea de la CUP, celebrada en Manresa a finales de noviembre, los antisistema reiteraron sus calabazas a Mas. Pero ahora las cosas han cambiado. Por una parte, los de Junts pel sí han vuelto a mover ficha y han puesto sobre la mesa un plan de choque social con propuestas muy concretas, que ha gustado a los anticapitalistas.

El plan costará 270 millones de euros, que servirán entre otras cosas para acortar las listas de espera sanitarias, garantizar el suministro de energía a todas las familias y la alimentación a todos los niños catalanes. Los encargados de la negociación por parte de Junts pel sí aseguran que el plan es «realista» y que obtendrán el dinero para ejecutarlo, pese a la delicada situación financiera de la Generalitat.

Asuntos «espinosos»

Además, se ha salvado otro escollo. El lunes, en la reunión diaria entre los de Mas y los de Antonio Baños se habló del proceso constituyente y hubo mucha sintonía, según explican fuentes presentes en el encuentro. Este miércoles, se abordarán temas «más sensibles» como el de retrotraer las privatizaciones realizadas por el Goven de Mas como la de la ATLL. Y para el jueves, se ha dejado el asunto más espinoso de todos: la reelección de Mas.

También en esta cuestión han hecho sus concesiones desde Junts pel sí al aceptar una especie de presidencia tricéfala en la que Mas compartiría protagonismo con Oriol Junqueras, Raül Romeva y Neus Munté. El trato aún no está cerrado, pues desde la CUP plantean que el ahora presidente en funciones se convierta en una especie de embajador del proceso catalán por el mundo.

Riesgo de ruptura

Las concesiones de Junts pel sí han ayudado a encauzar el acuerdo, pero hay un segundo factor que favorece el posible pacto: la CUP tiene mucho que perder si se repiten las elecciones. Los anticapitalistas no son un partido tradicional, no quieren acaparar poder ni ocupar cargos públicos y hasta es posible que no les importe demasiado perder escaños en unos nuevos comicios.

Pero sí corren un riesgo mayor, el de partirse en dos. Dentro de la CUP conviven varias sensibilidades. El sector de Arran y Endavant, más erradicado en Barcelona y su área metropolitana, que es de corte claramente anticapitalista y antisistema, se ha opuesto hasta el momento con uñas y dientes a facilitar la investidura de Mas.

La facción Poble Lliure, ubicada en el territorio, es de índole más independentista y desde sus filas llegan voces a favor del pacto como única alternativa para no perder la oportunidad de declarar la secesión. Ahora, se trata de que ambas sensibilidades se pongan de acuerdo y eviten así una ruptura interna.    

Asamblea en Esparraguera

En este momento, todo apunta a que el grupo parlamentario alcanzará un acuerdo para reelegir a Mas prestándole los votos de dos de sus diputados. Cuando eso esté medio sellado, lo explicarán en una ronda territorial a su militancia. Y así llegarán al 27 de diciembre, fecha prevista para su nueva asamblea en Esparraguera. Si los asistentes al encuentro dan el visto bueno a ese trato, la larga agonía de Mas habrá llegado a su fin y éste resurgirá de nuevo de sus cenizas convertido otra vez en presidente de la Generalitat antes de que acabe el año.  

Economía Digital

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