La ejecutiva de Convergència celebra su funeral

La dirección del partido recibe con frialdad la justificación del mal resultado electoral por parte de Francesc Homs, que lo viste como una "gran oportunidad"

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Democràcia i Llibertat, el nuevo nombre de Convergència Democràtica de Catalunya, ha recibido un serio varapalo en las elecciones generales. Poco a poco, el instrumento que fundara Jordi Pujol, se viene abajo, y Artur Mas trata de buscar una refundación del espacio ideológico desde el Govern, en el caso de que sea finalmente investido como president con el apoyo de la CUP.

La ejecutiva de Convergència vivió este lunes un auténtico funeral, pese a todos los discursos oficiales y benevolentes de la dirección. Aunque Francesc Homs, el candidato en las generales, asegurara ante los medios de comunicación que se ha producido un cambio de escenario y que se abre una «gran oportunidad», en favor «de los intereses de Cataluña», lo cierto es que la lectura que hizo de los números de CDC en las elecciones fueron recibidos con «máxima frialdad» por parte de los miembros de la ejecutiva.

Fueron cuatro los dirigentes que trataton de justificar «lo injustificable». Convergència no existe en el área metropolitana, y en Barcelona ha quedado como quinta fuerza política. Es difícil que pueda retener el grupo propio en el Congreso, con ocho diputados, y dependerá de la voluntad de la Mesa del Congreso. Francesc Homs, Lluís Corominas, Josep Rull y Jordi Cuminal –no es miembro de la ejecutiva, pero participó en calidad de director de la campaña electoral– se fueron pasando el análisis de los datos, buscando una cierta complicidad que no encontraron.

«Una campaña nefasta»

El problema en Convergència es que impera el silencio. Es un partido muy disciplinado, Y en la ejecutiva estaba Artur Mas. Pero los comentarios son cada vez más frecuentes: «la campaña ha sido un desastre», «el candidato no ha estado a la altura»; «hemos perdido el discurso», son latiguillos que se repiten.

Convergència ha quedado por debajo del PSC, que vive los peores momentos de su historia. Ha quedado en cuarta posición. La cifra de ocho diputados no se recuerda desde 1979. En 1977 obtuvo 11. Y, a partir de 1979, el número siempre fue en aumento, con el máximo de 18 escaños en 1986 y 1989, y 17 en 1993. En las elecciones de 2011 logró 16. Es cierto que se presentaba en coalición con Unió, pero ahora se ha comprobado que los democristianos no aportaban mucho en votos, aunque tuvieran el 25% de la representación, al no obtener ningún diputado.

Pendientes de la CUP

Al margen de los resultados, los dirigentes de Convergència no ven un futuro claro. El proyecto ideológico se ha esfumado, y ahora sólo se está pendiente de la CUP para que Artur Mas pueda ser investido. Existen diferencias sobre cómo se puede refundar el partido, si desde una posición orgánica, desde dentro, o con la necesaria desaparación, para iniciar una nueva etapa con nuevo nombre, cuadros y dirigentes procedentes de otros espacios, además de definir qué espacio ideológico se quiere cubrir. La confusión es total.

Oficialmente, tanto Mas como Homs consideraron que se abren puertas en la política española, y que pasan por recuperar el derecho a decidir, con el objetivo de convocar un referéndum sólo en Cataluña, una medida que defiende Podemos. A ello se agarra Mas, aunque depende de lo que decida la asamblea de la CUP este domingo.

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