La Vía Catalana deja a Mas con la soga al cuello

Los independentistas dejan claro que sólo quieren una consulta en 2014 con un 'sí' o un 'no'

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El resultado se había descontado. Es como esas actuaciones de un Gobierno que los mercados ya han anticipado previamente, y la Bolsa o la prima de riesgo no subirán o no bajarán en los días siguientes. La Via Catalana, una cadena humana por todo el territorio catalán, reunió este miércoles, según la Assemblea Nacional de Catalunya, (ANC), a un 1,5 millones de catalanes en la Diada. Según el Departamento de Interior, la cifra asciende a 1,6 millones. Si fuera así, sería ligeramente superior a la cifra que se exhibió en la Diada del 2012, y que, verdaderamente, marcó un punto de inflexión.

¿Es importante? Lo es y mucho, porque erige a la ANC en un actor destacado en la política catalana, con su presidenta, Carme Forcadell, y, dada su conexión con Esquerra Republicana, ofrece un futuro lleno de éxitos a los republicanos. Donde no llega Esquerra, en pueblos y ciudades medias y pequeñas, tradicionalmente en manos de CiU, llega la ANC. Y eso será vital a medio plazo.

Pero no ha cambiado el equilibrio de fuerzas. Existe una mayoría-minoritaria o una minoría-mayoritaria en Catalunya muy bien organizada, de corte independentista, que seguirá presionando en una dirección: la reclamación de una consulta independentista en 2014, sin segundos platos, sin ofertas que distraigan la atención.

¿Cómo avalar una oferta no soberanista?

Y la presión, aunque CiU lleva un año alentando ese movimiento, recaerá sobre el propio President Artur Mas, que quiere utilizarla para poder exhibir, frente al Gobierno español, que el cambio en Catalunya es evidente, que los tiempos de los acuerdos que protagonizaba el ex president Jordi Pujol se han acabado. Pero, al mismo tiempo, esa presión supone para Mas un problema realmente grave. Le pone la soga al cuello, porque tendrá serias dificultades para que ese grueso de la sociedad catalana le avale un posible pacto con el presidente Mariano Rajoy.

Mas es consciente de que el acuerdo con Rajoy para convocar un referéndum sólo puede pasar por una consulta con varias preguntas, con posibilidades distintas. Sabe, y las últimas muestras públicas de ministros como José Manuel García-Margallo lo han dejado claro, que un Gobierno español, sea del signo que sea, no permitirá una consulta sobre la independencia de Catalunya que se resuelva con un lacónico ‘sí’ o ‘no’.

Pero eso es lo que exige una buena parte, si no toda, de los catalanes que unieron sus manos este miércoles durante la Diada y que reclama la ANC, y, lo que es más importante para Mas, Esquerra Republicana.

Pacto fiscal y Hacienda propia

¿Qué hacer?, como diría Lenin. Se trata de una disyuntiva que, en estos momentos, sólo pueden tratar de resolver los sociólogos. Si el Gobierno español ofrece un encaje realmente solvente de Catalunya en España, que incluya un pacto fiscal, y que pasaría por la recaudación propia de los impuestos en Catalunya, ¿se podría diluir en gran medida ese movimiento independentista, o lo podría reducir a un porcentaje asumible?

Mas está en ello. Quiere hacer las cosas bien, a la “manera catalana”, como él dice. Quiere, por lo menos, llegar a esa situación. Desea comprobar si, con una oferta sobre la mesa, podría satisfacer a la mayoría de la sociedad catalana. Y, alentando el movimiento, sigue jugando con fuego.

Rajoy, paciente

En el otro lado está Mariano Rajoy. ¿Debe reaccionar, para salvar al soldado Mas y evitar un mal mayor? ¿Actuará por convencimiento, para resolver, de verdad, la causa catalana, si es que cree, que, efectivamente, existe una causa catalana? Por ahora se toma las cosas con calma. Las divisiones internas en Catalunya juegan a favor de su estrategia.

El problema, por ahora, lo tiene Mas, que quiere poner en marcha su única jugada, asumiendo que puede ser el final de su carrera política.

La reacción oficial fue otra. El conseller de Presidència, Francesc Homs, consideró que la movilización de la Diada reforzará al Govern, para negociar. Homs aseguró también que servirá para que Rajoy “deje de estar cruzado de brazos”, y para que “el mundo” compruebe la fuerza de la sociedad catalana.

Oriol Junqueras también espera

Pero, antes y después de la Diada, que incorpora una demostración de organización sin precedentes de la ANC de gran belleza plástica, el dilema político no ha cambiado.

La operación, en todo caso, acaba de comenzar. Queda exactamente un año para convocar un referéndum de autodeterminación. La ANC juega con la fecha del 14 de septiembre, antes del referéndum en Escocia, que será el 18 de septiembre de 2014.

Rajoy tiene otras muchas preocupaciones, pero tampoco puede dejar de lado al soldado Mas. Oriol Junqueras, el presidente de ERC, salió de la Diada muy reforzado, todo lo contrario que CiU.

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