Los lazos amarillos llegan a un potencial Patrimonio de la Humanidad

Los nacionalistas vascos reprochan la aparición de tres lazos amarillos en el Peine del Viento, en San Sebastián

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El independentismo ensucia una escultura en trámites para convertirse en Patrimonio de la Humanidad. Tres lazos amarillos, símbolo que reivindica la puesta en libertad de los presos soberanistas encausados por el referéndum ilegal del 1-O, han aparecido en una de las tres esculturas de acero que componen el Peine del Viento, en San Sebastián, País Vasco.

El separatismo catalán ha conseguido enfadar al nacionalismo vasco. El alcalde de la ciudad, Eneko Goia (PNV), calificó de «barbaridad» las pintadas, muy comunes en Cataluña y catalizadoras de varias tensiones sociales desde hace casi dos años. Para el regidor, los lazos amarillos en el conjunto escultórico son, «además de una falta de respeto, una manifiesta incultura».

El Ayuntamiento donostiarra confirmó la aparición de las inscripciones e informó de que cree que fueron colocados el pasado fin de semana. Se ha ordenado al área de proyectos y obras para que limpie el Peine del Viento de manera que no resulte dañado, y se ha avisado a los familiares de los artistas responsables de la obra, el arquitecto Luis Peña Ganchegui y el escultor Eduardo Chillida.

Las pintadas de los lazsos amarillos no podían llegar en peor momento, porque este elemento «simbólico» de San Sebastián, como lo describió Goia, será el objeto próximamente del inicio de trámites para ser declarado Patrimonio de la Humanidad, un título conferido por la Unesco que se rige por reglas muy estrictas.

El Peine del Viento es una de las esulturas más icónicas de San Sebastián. Fue creado en 1977 y está ubicado en un extremo de la bahía de La Concha. Se trata de tres estructuras de acero de 10 toneladas cada una que conviven día y noche con la furia de las olas del mar.

Los lazos amarillos en Cataluña

Los lazos amarillos son un emblema divisorio en Cataluña. Desde la Generalitat de Quim Torra hasta la Diputación de Barcelona los han puesto en uso en alguna u otra ocasión. Recientemente, en la Diputación hubo un lío al respecto porque la nueva presidenta, Núria Marín, apoyada por Junts per Catalunya, decidió retirar un lazo amarillo gigante de la fachada del edificio.

El president Torra se metió en problemas este año por mantener colgados en las fachadas de los edificios públicos de la Generalitat lazos amarillos y otros símbolos independentistas en apoyo a los políticos presos catalanes, por lo que recibió una multa de 3.000 euros de la Junta Electoral Central que aseguró que no iba a pagar.

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