Los recortes de Mas en educación: ¿necesidad u opción política?

La caída del presupuesto en el departamento d'Ensenyament, que ha provocado un empeoramiento en las condiciones de los centros catalanes, ha coincidido con un aumento en los últimos años de la demanda de alumnos

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Entre los departamentos del ejecutivo de Artur Mas más discutidos en estos últimos cinco años ha ocupado un lugar destacado el dirigido por Irene Rigau, consellera d’Ensenyament. El presupuesto destinado a la cartera de educación ha caído en torno a un 16% en este periodo, coincidiendo con los recortes en otros ámbitos como la sanidad y con un descenso generalizado del gasto público.

Sin embargo, el sector educativo se ha sentido especialmente damnificado. Una ojeada a los datos da algunas pistas sobre el por qué de este enfado. Según un informe publicado por Comisiones Obreras con motivo del inicio del curso escolar, el dinero dedicado a educación respecto al presupuesto total de la Generalitat ha bajado en casi tres puntos desde que CIU llegó al Gobierno (del 16,35% en 2010-2011, al 13,65% del ejercicio actual). Lo que, en cifras reales se traduce en un tijeretazo de casi 900 millones de euros.

Un estudio de la Fundació Bofill del pasado año contradecía el repetido argumento de la austeridad en las cuentas de la administración y tachaba el recorte en la educación pública de «decisión política». Para justificar esta afirmación tomaba como ejemplo la caída de tres décimas de esta partida, en relación al PIB catalán (del 3,4 al 3,1%), entre los años 2010 y 2011 (el primero de CIU en el Govern) en un periodo en el que el crecimiento de la economía catalana superaba el 2%.

Caída en el gasto por alumno

Xavier Bonal, sociólogo y uno de los autores del citado informe, reafirma esta tesis y apunta a un factor que parece haber sido ignorado por los responsables políticos. Estos años de descenso en el gasto han coincidido con un aumento continuado de la demanda de alumnos.

Además del crecimiento del paro entre los jóvenes (que provoca la vuelta de muchos de ellos a las aulas o la continuación de los estudios), Bonal destaca la «tendencia cambiante de la demografía» en los últimos años, vinculada a las olas migratorias, que ha hecho crecer la población en edad educativa. Ambos factores han provocado un drástico descenso del gasto por alumno que, según las fuentes, ha caído entre un 15 y un 20% en estos años.

Precarias condiciones de los centros

Otra de las denuncias reiteradas de profesores y alumnos han estado relacionadas con el deterioro de las condiciones en los centros educativos. Las carencias en servicios tan básicos como la calefacción o la luz de las instalaciones han hecho saltar la alarma de la opinión pública. 

Bonal explica que, en el ámbito de la educación, buena parte del gasto público se destina a pagar las nóminas de los profesionales, de ahí que ante la exigencia, según lo establecido por las cuentas de la Generalitat, de recortar fondos, esto se acabase haciendo en los fondos destinados al funcionamiento de los centros. 

A pesar de que la masa salarial de los profesores, en términos generales, no se ha visto más afectada que la de otros funcionarios, sí lo han hecho las condiciones bajo las que estos ejercían su trabajo, según han denunciado reiteradamente los sindicatos. Bonal corrobora esta afirmación y señala a la ausencia de sustituciones por baja o jubilación o al abuso en la utilización de interinos. 

Economía Digital

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