Martí pide a los actores del «procés» que ocupe cada uno su sitio

Josep Martí, autor de 'Cómo ganamos el proceso y perdimos la República', critica la sobredimensión de la ANC y Òmnium en el proceso independentista

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La República catalana nunca existió, nació muerta. Es una de las tesis principales de Josep Martí, antiguo colaborador de Artur Mas y autor de Cómo ganamos el proceso y perdimos la república, de ED Libros.

El que fuera secretario de Comunicación de la Generalitat entre 2010 y 2016 expone en una entrevista a EFE que la declaración unilateral de independencia fue fruto de la imposición de las tesis de una parte del soberanismo, como la ANC, Òmnium Cultural y la CUP.

«Queriéndolo todo, se perdía todo. La República nacía muerta. Si en 1976, en Cataluña la reivindicación era ‘libertad, amnistía y estatuto de autonomía’, al finalizar 2017 sería ‘recuperar las instituciones y liberar a los presos políticos’, prácticamente lo mismo pero con diferentes palabras. Del todo a la nada», enfatiza en uno de los pasajes del libro.

El papel de la ANC y de la CUP

Sobre el papel de las entidades soberanistas, considera que el proceso las ha «entronizado» y que los partidos tenían «pánico» a que en un momento determinado estas entidades «les pudiesen sacar tarjeta amarilla o a avergonzarlos en público». 

Martí explica que los partidos soberanistas tenían «pánico» a la ANC y a Òmnium

Respecto a los anticapitalistas, Martí reconoce que la entrada de esta formación en el Parlament fue «una verdadera china en los zapatos» y «un dolor de muelas permanente» para el gobierno de Mas. Como antídoto a esta dependencia de los antisistema, aboga por que los partidos independentistas se acerquen a la órbita de los comunes para «ensanchar la base» del soberanismo. «La CUP no puede ser una parte nuclear de este proyecto», argumenta.

«El Estado perdió el 1-O»

El expolítico reconoce que ha escrito el libro como si estuviese conduciendo un deportivo «en tercera» por «lealtad a las personas que le han dado su confianza» y porque muchos de los nombres citados se encuentran con procesos judiciales abiertos.

Además afirma que el Estado «perdió el 1-O» al efectuar cargas policiales contra los votantes, aunque afirma que el soberanismo, «lejos de aprovechar este capital político, lo dilapidó haciendo una declaración unilateral de independencia».

Martí critica que el Gobierno ordenara cargas policiales el 1 de octubre

No considera, sin embargo, que la respuesta a la crisis catalana vaya a traducirse en una mayor fortaleza del Estado: «Un Estado fuerte no envía a miles de policías a pegar a la gente. Eso lo hace un estado débil. Un Estado fuerte dice que esto es papel mojado y que lo que harán será una fiesta mayor. O un Estado fuerte se atreve a detener a los comandantes del 1-O antes de hacer el 1-O».

Aún así, cree que el 1-O no se celebró un referéndum en Cataluña, sino «un acto de heroicidad o de dignidad», que no dio «un mandato para hacer nada» pero sí que le otorgó «una carga de legitimidad política a la jornada», sobre todo a nivel internacional.

Los resultados del referéndum no dieron un mandato para declarar la independencia, advierte Martí

Sobre el libro planea la idea de que el soberanismo cometió un error de cálculo a lo largo del proceso que acabó desembocando en «decisiones erróneas», y sitúa este punto en la lectura «voluntariosa» de los resultados de las elecciones del 27S de 2015, que, bajo su punto de vista, no dieron un mandato que justificase acabar declarando la independencia de manera unilateral.

Y es aquí donde cree que Mas cometió un error al «colaborar» con esta interpretación: «No le culpo de haber avanzado las elecciones, todos compartíamos esa decisión. A mí me parece que el proceso tiene sentido, pero él participa de la lectura voluntariosa del 27S y ayuda a crear una narrativa que se aguanta sobre pies de barro».

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