Otro escándalo sacude a la política francesa

Entre 1997 y 2005 llegaron a El Elíseo, el palacio presidencial francés, maletines repletos de dinero enviados por las dictaduras africanas para costear las campañas presidenciales de Jacques Chirac

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

Los franceses no se sobreponen de un escándalo político que ya se ven metidos en otro. El último: maletines llenos de dinero procedentes de las dictaduras africanas para pagar las campañas presidenciales en la época del presidente Jacques Chirac… pero que puede acabar salpicando a Nicolas Sarkozy.

La bomba la publicaba ayer en exclusiva el semanario Le Journal du Dimanche, que ofrecía una entrevista con un abogado de origen libanés en la que éste relataba, con todo tipo de detalles, como entre 1997 y 2005 llegaron a El Elíseo, el palacio presidencial francés, maletines repletos de dinero enviados por algunos de los mayores sátrapas del continente africano para pagar las campañas presidenciales de Chirac.

Un oscuro tinglado en el que se vuelven a poner de manifiesto las controvertidas relaciones que Francia, la potencia colonial en África durante la primera parte del siglo XX, ha mantenido en las últimas décadas con sus ex colonias. Polémicas y nunca claras vinculaciones político-financieras entre un Estado democrático con algunas de las peores dictaduras, o en el mejor de los casos democracias absolutistas, que haya conocido el continente negro y que en el país vecino se conoce como la “Françafrique”.

Un testigo de la polémica

El abogado Robert Bourgi ha sido el encargado esta vez de encender la mecha. Este personaje, que fue consejero de Chirac para temas africanos, asegura que vio “contar los billetes” al propio Chirac y a uno de sus máximos colaboradores (que ocupó puestos ministeriales y hasta el cargo de primer ministro) Dominique de Villepin. Durante un cuarto de siglo “yo fui el portador de los maletines a Chirac y después a Villepin”.

Según cuenta Bourgi en el semanario, una cantidad “incalculable” de dinero llegó procedente de la “pobre” África. Sólo para la campaña de las presidenciales de 2002, el abogado asegura haber entregado en El Elíseo “unos 10 millones de dólares” enviados por, al menos, cinco presidentes africanos: Abdoulaye Wade (Senegal), Blaise Compaoré (Burkina Faso), Laurent Gbagbo (Costa de Marfil), Denis Sassou Nguesso (República del Congo), y Omar Bongo (Gabón).

Frecuentemente se ha considerado a Bourgi como un consejero en la sombra de Nicolas Sarkozy, pero en su entrevista en Le Journal du Dimanche, el abogado exculpa al actual presidente de estas prácticas. “Me pidió trabajar para él, pero sin el sistema de financiación de los ‘maletines’”, asegura.

Sin embargo, estas revelaciones se producen, curiosamente, poco antes de que el jueves se publique en Francia un libro de investigación del periodista Pierre Péan con un título revelador: “La República de los maletines”. Su autor desvela un turbio sistema de comisiones y retrocomisiones organizado alrededor de un emprendedor llamado Alexandre Djourhi, amigo de Villepin.

Una guerra por las elecciones presidenciales

En el libro, otro de los consejeros de Chirac para temas africanos, Michel de Bonnecorse, explica que él mismo entregó alguno de esos maletines repletos de billetes verdes al propio Sarkozy. Uno de los implicados, Dominique de Villepin, ha realizado en las últimas horas un auténtico maratón por los diferentes medios para negar las acusaciones, que calificó de “indignas y falsas”.

Pero Villepin se encargó de poner sobre la mesa una cuestión que la prensa trata de descifrar: ¿Por qué ahora estas revelaciones?. Varias pistas pueden ayudar a comprenderlo. Le Journal du Dimanche forma parte del imperio mediático de Arnaud Lagardère, una de las principales fortunas francesas y… uno de los mejores amigos de Sarkozy.

La foto que ilustraba la noticia en portada de ayer del semanario no era la de Chirac, que era el máximo responsable político de la época, sino la de Villepin, enemigo jurado de Sarkozy y muy probable candidato a las presidenciales que se celebrarán dentro de siete meses. ¿Por qué? Algunos apuntas a que Chirac, retirado y enfermo, ya no es rival político del actual presidente, pero Villepin sí podría ser una amenaza, no tanto por sus posibilidades de alcanzar la presidencia (los sondeos apenas le dan un 3% de intención de voto), sino porque podrían privar a Sarkozy de unos apoyos que podrían privarle de pasar a una segunda vuelta.

El ‘caso Clearstream’

Las confesiones de Bourgi se producen, además, en la misma semana que ha comenzado un proceso contra Chirac por el asunto de los empleos ficticios cuando era alcalde de París y, más importante, a tres días de que Villepin conozca la sentencia definitiva por otro asunto que podría acabar con sus escasas opciones.

El próximo miércoles se conocerá la sentencia definitiva por el «caso Clearstream», por el que se acusa a Villepin, entre otros, de haber falsificado listas bancarias surgidas de la cámara de compensación luxemburguesa Clearstream para hacer creer que varias personalidades, entre ellas Sarkozy, tenían cuentas ocultas en el extranjero. Es obvio que estas revelaciones han causado un terremoto político en Francia. Desde las filas del partido de Sarkozy se limitaron a pedir pruebas a Bourgi de los hechos que denuncia.

El resto de partidos políticos exigen una investigación

El candidato favorito de los socialistas a las presidenciales, François Hollande, exigió ayer que el ministerio de justicia abra una investigación sobre estas graves acusaciones. La candidata del Frente Nacional (ultraderecha), Marine Le Pen aseguró que este asunto es la demostración de que “la República está podrida hasta la médula”. Estos dos podrían ser los máximos beneficiados políticos, de cara a las presidenciales, en caso de que Sarkozy acabe pringado.

Para mayor escarnio de Sarkozy, ayer aterrizó en París el presidente de Ruanda Paul Kagame para una visita de Estado. El mandatario africano ha sido procesado por la justicia francesa y española de crímenes contra la humanidad por su papel en el genocidio ruandés, en el que murieron tres millones de personas entre 1990 y 2002. “¿Pedirá Francia excusas?” por su inacción en aquella masacre, se pregunta hoy el diario Libération.

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp