Puigdemont gana terreno para ser investido ‘in extremis’ en el Parlament

El bloque constitucionalista trabaja con tres escenarios para desbaratar las trampas de Puigdemont e impedir su investidura en el Parlament el 30-E

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A Carles Puigdemont no le va mal del todo yendo por libre. Tiene ante sí a un notable grupo de adversarios, pero ninguno de ellos ha logrado todavía derribarlo. Dirigentes de su partido, el Pdecat, y de ERC admiten en privado que Puigdemont no tiene recorrido como presidente de la Generalitat debido a sus problemas judiciales, pero ninguno de ellos ha logrado aún que doble la rodilla. Tampoco el Gobierno, que permanece en estado de alerta para impedir su investidura, la cual gana terreno. Así lo admiten voces del bloque constitucionalista: «Es posible que lo consiga, sí».

El cambio de estrategia protagonizado por Puigdemont esta semana está resultando efectivo. Retiró su petición de voto delegado para participar en la investidura y amagó con regresar a Barcelona para estar presente en la sesión que el Parlament celebrará, previsiblemente, el próximo martes, 30-E. Estas dos maniobras fueron suficientes para lograr dos objetivos: esquivar el veto del Tribunal Constitucional -que no tiene, por el momento, nada que anular- y silenciar las contrariedades expresadas por ERC sobre una investidura a distancia. Esquerra, ahora, no tiene otra que esperar a que Puigdemont despliegue sus planes antes de forzar una alternativa.

¿Qué escenarios se abren ahora? Un dirigente constitucionalista lo resume así: «Existen tres escenarios. El primero consiste en que Puigdemont permanezca en Bélgica y que el Parlament inicie la sesión del martes con normalidad para, a continuación, poner en marcha el plan para una investidura a distancia, sea telemática o mediante voto delegado. Estaríamos en una situación parecida a los días 6 y 7 de septiembre. Las decisiones estarían en manos de la Mesa (con mayoría independentista) o bien del pleno si es que la Mesa opta por centrifugar responsabilidades». ¿Es posible la investidura en estas condiciones? «Sí, lo es, pero nosotros también preparamos nuestra respuesta», afirma, enigmático.

Existe un segundo escenario y es que Puigdemont regrese a Barcelona en un vuelo regular y a cara descubierta. «Esta jugada consiste en asumir que va a ser detenido y en pedir luego al juez poder participar en la sesión de investidura», explica. La escena recuerda inevitablemente a la que protagonizó en 1987 Juan Karlos Ioldi, que recibió un permiso del juez para salir de la cárcel y poder presentarse ante el Parlamento vasco como el candidato a lehendakari de Herri Batasuna. 

El infiltrado

Y aún un tercer escenario que, por inverosímil, parece descartado. Consitiría en que Puigdemont se cuele en el Parlament sin conocimiento de las fuerzas de seguridad y que se acoja al reglamento de la Cámara, que protege la «inviolabilidad» de los diputados y da poderes al presidente del Parlament para regular el aceso de la policía judicial a las instalaciones. Parece inverosímil, pero el Gobierno lo contempla y, por eso, agentes de la Policía han desplegado un operativo en el parque de la Ciutadella (el recinto que acoge el Parlament) para escudriñar las alcantarillas y todos los accesos al hemiciclo.

De los escenarios sobre la investidura habló este miércoles Puigdemont con Torrent en la reunión que mantuvieron en Bruselas. El presidente del Parlament conoció de primera plano que tiene un problema muy delicado que afrontar y es que Puigdemont piensa llevar al límite su votación como presidente. Todas las partes se preparan para un pulso de final incierto. En el horizonte reaparece la posibilidad de una repetición de elecciones, un extremo que nadie se atreve a descartar pese a los costes que entraña.

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