¿Quién necesita al PSC?

Oriol Junqueras logra, con su acuerdo con Artur Mas, el objetivo de un “país normal”: una izquierda nacional y una derecha nacional

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¿Qué proyecto tiene el PSC? ¿Qué propone realmente al conjunto de catalanes? ¿A quién defiende? ¿A quién quiere atacar?

Las preguntas se suceden y se aceleran pocas horas después de la investidura de Artur Mas como president de la Generalitat. Los socialistas sufren su peor momento, justo cuando los sectores económicos, y los dirigentes políticos más conscientes del reciente pasado político de Catalunya abogan por poder contar con la colaboración del PSC.

El secretario general de Convergència Democràtica, y portavoz del grupo de CiU en el Parlament, Oriol Pujol, clamaba en su intervención en el debate de investidura que el PSC “es demasiado importante en este país” para que se quede de brazos cruzados y no se implique en la gobernabilidad del próximo gobierno catalán, ni tampoco, y eso es lo más importante para Oriol Pujol, en la consulta soberanista que Artur Mas se ha empeñado en convocar, forzado para que no se demore, por Esquerra Republicana.

Confrontación con el PSOE

Y es que la decisión de Pere Navarro, el primer secretario del PSC de anunciar la “abstención” de los socialistas en todas las iniciativas parlamentarias relacionadas con el referéndum, ha causado una gran desorientación en todos los grupos políticos. Aunque la mayor se ha producido en el seno del propio PSC.

Veamos las reacciones, antes de argumentar la cierta hipocresía de Oriol Pujol, sobre la importancia o no de los socialistas catalanes en estos momentos y en el futuro político en Catalunya.

El PSOE ha alzado la voz con una gran determinación. La dirección federal del PSOE está en contra de que Catalunya puede celebrar un referéndum de autodeterminación.  “El PSOE está en contra de ese referéndum, que no solo sería ilegal sino desastroso. Trabajaremos por el diálogo, pero hay posiciones de las que el PSOE no se va a mover. Diremos que no, en todo caso y siempre, a un referéndum en el que se plantee la separación de Cataluña del resto de España”, ha asegurado la número dos del PSOE, Elena Valenciano. La dirección del PSOE sabe que el PSC no ve las cosas igual. Y el PSC también. Pero lo que ocurre es que se disimula. Se intentan casar posiciones contradictorias.Y el PSC, además, no sabe muy bien lo que defiende.

Derecho a decidir, ¿sí o no?

El PSC votó la resolución en el Parlament, en el mes de septiembre, antes de las elecciones, que avalaba una consulta, siempre, eso sí que fuera legal. Pero en el debate de investidura Navarro ha asegurado que, durante el trámite parlamentario, se abstendrá de todas las resoluciones. Es decir, deja el camino abierto para que CiU y ERC promuevan la consulta. No quiere interferir.
 
Una interpretación posible, y abonada por los propios dirigentes del PSC, es que Mas y Junqueras se hundirán y fracasarán por completo. Y en ese escenario, es mejor que el PSC no quede salpicado. Pero los dirigentes más catalanistas del partido no entienden que se vote a favor de una consulta legal, que se esté, de hecho –y eso es lo más importante—a favor del derecho a decidir, y ahora todo haya cambiado.

La paradoja es la siguiente: si una fuerza política quiere que Catalunya pueda celebrar un referéndum de autodeterminación de forma legal, debería trabajar para que ello sea así, codo con codo con el referente en el conjunto de España, en este caso el PSOE. Pero cuesta entender, según la reflexión de algunos diputados socialistas, que se esté a favor de ese derecho, y, en cambio, no se quiera mover un dedo para cambiar la legalidad, y permitir la consulta “con otra legalidad”.

Diez años parados

¿Cuál es el problema entonces? Algunos intelectuales que trabajaron para lograr el nacimiento de Ciutadans tenían muy claro que el partido debía incorporar una especie de latiguillo que dijera que se trataba de algo “provisional”, hasta que el PSC se diera cuenta de la situación. Lo recordaba esta semana Arcadi Espada, haciendo referencia a Félix Ovejero, un intelectual que sigue sin entender por qué el PSC no se ha despertado todavía y que aplaude los intentos del ministro Wert de introducir más horas lectivas en castellano en las escuelas de Catalunya.

Es decir, si se hubiera seguido una determinada línea, tal vez ahora no existiría la marca Ciutadans, que ha logrado nueve diputados. Pero es que tampoco se ha seguido otra línea muy diferente. “El problema es que el PSC lleva unos diez años sin saber qué quiere ofrecer, sin moverse en ninguna dirección”, apunta un polítólogo de la órbita socialista.

Un partido de gente mayor

Y en todos esos años han pasado muchas cosas. Tantas que en las elecciones del 25N los dirigentes del PSC han podido comprobar que han perdido el voto de las clases más activas de la sociedad.  El exviceprimer secretario del PSC, Miquel Iceta, un hombre lúcido, que no pudo o no supo crear el consenso suficiente para ser elegido primer secretario en el congreso del PSC, lo ha explicado de forma clara en el último consejo nacional de los socialistas catalanes. Tras argumentar que el PSC logró en los últimos días de campaña una cierta recuperación, Iceta especificaba que se trataba de electores que, desgraciadamente para el PSC, poco pueden aportar ya:

“Son electores que se van haciendo mayores, que han votado esta vez por las circunstancias especiales que han rodeado estas elecciones, y, principalmente, son electores que no crean opinión, que pueden acompañar un proyecto con vocación mayoritaria, pero que no pueden construir la red de complicidades sociales para impulsarlo. Algo que sí podrían hacer, precisamente, muchos de los electores que nos han dejado de votar en estos comicios”.

Ahora volvamos a las palabras de Oriol Pujol. ¿Es el PSC tan importante para Catalunya? ¿Qué representa ahora y a quién?

El sueño de Carod, Huguet y Puigcercós

Los dirigentes de Esquerra Republicana siguen aplaudiendo desde la noche electoral del 25N. Y seguirán. El proyecto que trazaron tras acordar con el PSC e ICV el primer tripartido en 2003, y ya en la legislatura anterior, cuando se fraguó la apuesta por la reforma del Estatut, se va cumpliendo, con algunos altibajos. Los teóricos del asunto, Josep Lluís Carod-Rovira y Josep Huguet, también Joan Puigcercós, nunca pretendieron hacerse con el espacio ideológico y electoral de CiU. Pero se entendió así. Los dirigentes de la federación nacionalista se vieron amenazados y presentaron la situación como si fueran víctimas de una conjura.
 
El objetivo, en cambio, se llamaba PSC. Querían que “en un país normal”, la expresión de los nacionalistas que equivale a “país independiente, y fuera de España”, y que tanto repele a intelectuales como Félix Ovejero, hubiera una “izquierda nacional y una derecha nacional”, o “un centro-izquierda nacional, y un centro-derecha nacional”.

Y esas dos fuerzas “nacionales” han pactado el nuevo gobierno de la Generalitat. Además, cuentan con otros partidos que pueden sumarse, como ICV o las mismas CUP, después del aplaudido discurso de su diputado David Fernández. Han conseguido la victoria ideológica. El futuro es de ellos, si atendemos a las edades de los votantes.

El PSC se ha ‘salvado’ con 20 diputados por los votantes más mayores de distritos como Nou Barris. Es respetable, pero no se puede decir que representen el futuro.

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