Quim Torra encaja fuego amigo por la inmersión lingüística

La Generalitat encaja una oleada de reproches por prever más horas de castellano en escuelas situadas en zonas muy catalanohablantes

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Por si no tuviera suficientes dificultades para mantener apoyos desde dentro mismo del independentismo, Quim Torra tiene ahora un nuevo incendio entre sus propios seguidores debido a la presentación de un nuevo modelo lingüístico para el sistema educativo.

Los reproches vienen porque el documento, que la Generalitat presentó este martes, pone negro sobre blanco la posibilidad de ampliar las horas de castellano en centros situados en zonas donde la lengua catalana es preponderante, un extremo que el propio gobierno catalán afirma que, de hecho, ya estaba previsto. Otra cosa, argumenta, es que se aplicara.

El planteamiento, en realidad, no es tan nuevo, ya que el catalán sigue siendo la lengua vehicular de la enseñanza a todos los efectos, mientras que el castellano continúa relegado y se apuesta por reforzar el peso del inglés e incluso de otras lenguas extranjeras.

Pero, en la página 31, el documento que recoge el nuevo modelo establece que, en zonas en las que el castellano no sea preponderante, y siempre que no sea la primera lengua de «buena parte de los alumnos», habrá que hacer un «enfoque didáctico» específico.

En otras palabras, «si el número de horas de exposición a esta lengua no fuera suficiente» para alcanzar el mismo nivel de catalán y castellano, el centro podrá «incorporar bloques de contenido curriculares en castellano y planificar actividades que potencien la expresión oral de los alumnos».

Oleada de reproches en las redes

Esa supuesta flexibilización fue percibida por algunos como una renuncia a la sacrosanta inmersión, y propició una oleada de reproches provenientes de usuarios independentistas de las redes sociales a las que después se sumó incluso uno de los artífices del método de inmersión lingüística, el pedagogo Joaquim Arenas, que, en declaraciones a El Nacional, consideró que con el nuevo planteamiento «el catalán pierde fuerza». Según Arenas, «incentivar» el castellano «como lengua a consolidar» es «un punto muy discutible del nuevo modelo lingüístico».

Los reproches obligaron al conseller de Enseñanza, Josep Bargalló, a salir al paso y negar que la Generalitat tenga intención de diluir la política de inmersión lingüística. «El catalán seguirá siendo lengua vehicular, pero hace falta que se hablen y aprendan otras lenguas», insistió en declaraciones a Ser Catalunya.

La intención, dijo el conseller, es «adecuar la didáctica de las lenguas a la realidad sociolingüística de cada centro», lo que requiere «una estrategia diferenciada» en cada escuela.  Bargalló compartió el documento sobre el modelo lingüístico en su cuenta de Twitter e insistió en que «la inmersión se mantiene y se consolida, se adecúa a la nueva demografía social y se refuerzan las terceras y cuartas lenguas».

Fuentes de la Generalitat precisan en ese sentido que la ley de enseñanza de Cataluña (LEC) ya recogía en su artículo 14 que el proyecto lingüístico de cada centro educativo se tiene que adecuar «a la realidad sociolingüística» del propio centro y que en 2007, la Generalitat ya dictó una orden (la EDU/221/2007) «los centros podrán impartir contenidos de áreas no lingüísticas en castellano o en una lengua extranjera», y utilizarlas también «en la franja horaria de libre disposición».

El vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, también salió en defensa de la actualización del modelo lingüístico, y acabó terciando en una pugna en la misma red social entre Bargalló y Bernat Castro, uno de los activistas tuiteros considerados más influyentes entre el independentismo.

No solo salieron a la palestra miembros de ERC en defensa de la propuesta. El diputado de Junts per Catalunya (JpC) Francesc de Dalmases insistió en que «la doctrina de este gobierno es que la escuela catalana no se toca», que no se ha planteado «ningún cambio en el sistema de normalización lingüística» y que lo único que hay es «un documento de trabajo y para el debate sobre aquello que ya se hace en los centros educativos».

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