Si Cataluña es independiente, ¿habrá helado de postre cada día?

Los secesionistas se mueven entre la ingenuidad y el desconocimiento a la hora de planificar un nuevo país separado de España

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Carme Forcadell, número dos de Junts pel sí, prometió al inicio de campaña que cuando Cataluña sea independiente «las mujeres podrán hacer de mujeres y las abuelas no tendrán que hacer de canguros». Es una promesa tan extraña como misteriosa. ¿Se ampliarán los horarios escolares en la nueva Cataluña? ¿Tendrá todo el mundo derecho a un canguro pagado por la República catalana? ¿Dejarán de trabajar las madres? ¿Exageró Forcadell?

Ninguna de estas preguntas tiene de momento respuesta, porque Forcadell no ha dado más pistas sobre su plan para que las abuelas dejen de ser canguros. Pero esta promesa electoral es todo un síntoma de cómo los independentistas están diseñando su nuevo Estado independiente: entre la ingenuidad y la ignorancia.

«Que llueva sólo los días de cole»

Antes de la celebración del pseudo referendo del 9 de noviembre, Ara és l’hora, de la mano de la Asamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural, puso en marcha una campaña para que los independentistas tuvieran la posibilidad de expresar sus deseos de cara a la creación de un nuevo país. Estas propuestas se usaron después para publicitar la consulta.

Entre las peticiones formuladas por los ciudadanos destacan algunas cargadas de candor como la que demanda que en la nueva Cataluña «haya helado de postre cada día», la que solicita «un país donde sólo llueva los días de cole» o la que propone «un país que se levante muy temprano pero que duerma tranquilo».

«Un Estado sin corrupción ni recortes»

También hay otras que muestran desconocimiento sobre la actual situación de Cataluña. Un ciudadano reclamó, por ejemplo, «un país con escuela en catalán» ignorante de que actualmente todas las clases en los colegios de Cataluña se imparten en catalán excepto tres horas semanales de lengua extranjera y dos de castellano.

Otro participante de esta campaña, titulada Quiero un país…, pedía un Estado sin «corrupción ni recortes» esquivando la circunstancia de que CDC, el principal adalid de la independencia y artífice de Junts pel sí, está inmerso en varios escándalos de corrupción como los casos Pujol, Millet o Sumarroca. E ignorando también que el Gobierno de CiU, con Artur Mas a la cabeza, es el responsable de los recortes que se han sufrido en los últimos años en Cataluña.  

Sin proyecto oficial para la nueva República

Otras demandas, igualmente candorosas, pasan por cuestiones que son ajenas a la actividad de los políticos. Así hay quien reclama que en el nuevo país «todo el mundo hable tres lenguas» o en el que «se lea más».

Pero esa ingenuidad no es algo exclusivo de los ciudadanos corrientes y molientes. Ni Mas ni Oriol Junqueras ni ninguno de los políticos que apuestan por la independencia han sido capaces de diseñar la nueva Cataluña. No hay, por tanto, un proyecto oficial que determine cómo será la República catalana.

«Se acabarán el amiguismo y el tráfico de influencias»

La Asamblea Nacional Catalana (ANC), que presidió Forcadell, sí ha redactado algunos trípticos al respeto con argumentos no muy alejados de la demanda de que cada día «haya helado de postre». La entidad promete, por ejemplo, que con la independencia «habrá una regeneración de la política catalana» y se acabarán «el amiguismo, la partitocracia, las puertas giratorias, el tráfico de influencias, la disciplina de voto…» Pero si todo eso es posible ¿por qué no se ha hecho todavía?

Además, la ANC, que ahora dirige Jordi Sánchez, asegura, en contra de las opiniones expresadas públicamente por David Cameron y Angela Merkel, que Cataluña podrá seguir en la Unión Europea «porque los tratados no explicitan nada sobre una secesión».

Y añade que, en el peor de los casos, si Cataluña queda fuera de Europa, «se mantendrán el euro, así como la libre circulación de mercancías, bienes y personas», pues eso sólo depende «de la firma de acuerdos que no requieren unanimidad y que, por tanto, España no podrá bloquear».

La doble nacionalidad, en el aire

La entidad también afirma sin dejar lugar a dudas que, si Cataluña se independiza, sus ciudadanos podrán conservar la nacionalidad española, porque «el Estado español reconoce la doble nacionalidad con otros países con los que tiene vínculos históricos». La Asamblea omite en este caso que España podría negar esa doble nacionalidad a los catalanes.    

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