Umberto Eco: por qué no hay que dejar de leerlo

El académico y escritor tenía 84 años. Con su novela 'El nombre de la rosa' había cruzado los límites del mundo académico.

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El mundo literario está de duelo tras la muerte de Umberto Eco, el escritor, semiólogo y filósofo italiano distinguido por sus ensayos de comunicación y cultura, y tuvo su reconocimiento popular tras el éxito literario de El nombre de la rosa.

Tenía 84 años cuando murió, y hasta no hace mucho tiempo seguía con su actividad académica y de divulgación.

En su carrera fue combinando diversas novelas con ensayos lingüísticos, que todos los que han pasado por las facultades de periodismo recordarán su célebre Tratado de semiótica general, publicado en 1975. También ha sido de gran influencia su ensayo Apocalípticos e integrados, así como los trabajos que de comunicación y cultura de masas que ha producido con el Grupo 63.

Éxito como novelista

Primero con la publicación de El nombre de la rosa (1980), y luego con la película protagonizada por Sean Connery, el nombre de Eco fue descubierto por personas alejadas del ambiente universitario. Le siguieron otras novelas, como El péndulo de Foucalt, Segundo diario mínimo (1992), Los límites de la interpretación (1992), La isla del día antes (1994) y Kant y el ornitorrinco, entre otras.

Sus obras más recientes son Baudolino, del año 2000; La misteriosa llama de la reina Loana, del 2004; El cementerio de Praga, del año 2010; y Número cero, que fue publicada en 2015, y retrata una divertida pero profunda reflexión sobre los medios de comunicación y su afán de conseguir noticias a cualquier precio.

Distinciones por su carrera 

Galardonado con el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en el 2000, Eco logró una colección de premios, como doctorados honoris causa en una treintena de universidades y condecoraciones como la Legión de Honor de Francia.

Eco era doctor en Filosofía por la Universidad de Turín y ha participado en programas culturales de la cadena RAI desde 1954. Y la Universidad de Bolonia fue su refugio académico, donde creó la Escuela Superior de Estudios Humanísticos, y además fue el fundador –y actual secretario- de la Asociación Internacional de Semiótica.

Era, como lo calificó en su obituario el diario italiano La Reppublica, ‘el hombre que lo sabía todo’.

 

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