Víctor Lapuente: «En España la política debería ser bisexual y exploradora»

El politólogo, autor de El retorno de los chamanes, reclama reformas constantes, sin pedir al poder político que lo solucione todo

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Semana decisiva. España afronta la campaña electoral que ha generado más incertidumbre desde los primeros comicios de la democracia. La erosión de los dos grandes partidos, PP y PSOE, por errores propios, y también por una crisis económica que ha provocado efectos devastadores, ha generado que afloren dos nuevas fuerzas políticas: Podemos y Ciudadanos.

A la Política se le pide más ahora, precisamente porque se ha visto superada en los últimos decenios por el poder de la globalización económica. Pero ¡Cuidado!

Víctor Lapuente, (Chalamera, Huesca, 1976),  politólogo, profesor en la Universidad de Gotemburgo, reclama que se reflexione sobre las salidas fáciles, las respuestas que pueden llegar tanto desde la izquierda como desde la derecha para solucionar problemas complejos. A esos políticos, Lapuente les llama «chamanes».

Políticas exploradoras

Lo explica con maestría en su libro El retorno de los chamanes (Península, 2015), en el que insiste en que la política tiene un gran papel siempre que se concrete en reformas, en reformas que sean constantes a lo largo del tiempo, pequeñas y más ambiciosas, con la posibilidad, además, de dar un paso atrás, y rehacer aquellas políticas que no han resultado, políticas que él califica de «exploradoras», frente a las holísticas de los chamanes.

«En España, ahora parece ser Ciudadanos quien ha entrado en ese proceso, principalmente con la aportación de Luis Garicano, que ha supuesto un punto de inflexión», asegura Lapuente, en referencia al economista de la London School of Economics, en una entrevista con Economía Digital.

Lapuente entiende que en España y en otros países del entorno europeo, se ha pervertido las ventajas de un sistema político que traza —en el papel— diferencias entre el político y el funcionario público.

Es decir, que esa barrera se debe respetar, para que un gobierno, cuando gana, no cambie políticas de fondo que se deberían implementar tras un trabajo intenso de todos los actores implicados. ¿Un ejemplo? Las leyes educativas en España.

Reflexión para el mensajero

Este joven investigador, que ha dado muestras de animar el debate político en España, con su concepto de «la bisexualidad política», recogido ahora por veteranos dirigentes como el convergente Carles Campuzano, centra sus críticas en un primer elemento:

«Uno de los problemas en España es cómo se generan los debates, el enfoque que se realiza de las cuestiones, y eso tiene mucho que ver con los medios de comunicación. Y debemos admitir que, mientras meterse con los políticos es un auténtico deporte nacional, hacerlo con intelectuales, académicos o periodistas puede considerarse un tabú».

¿Qué pretenden los chamanes? Para Lapuente «lo fue Thatcher, pero también lo pueden ser ahora los políticos de izquierda a los que se califica de emergentes», en una referencia a Pablo Iglesias. Es decir, políticos que crean que tienen la verdad y que prometen grandes transformaciones de la noche al día.

Nórdicos frente al sur de Europa

La retórica de la «exploradora», la que pide «políticas pequeñas, con reformas constantes», domina el debate político, según Lapuente, en Dinamarca, Suecia u Holanda, con una apuesta por el pragmatismo, «con una gran participación de los gestores y profesionales públicos».

La retórica del chamán, en cambio, «predomina en muchos, pero no en todos, los debates de políticas públicas en países del sur de Europa, como España, Grecia, Italia o Francia, países en los que «las políticas públicas están más férreamente controladas por políticos, tanto a nivel nacional como local».

La sanidad española y catalana, un modelo

Una de las áreas que destaca Lapuente es la Sanidad. Entiende que hasta ahora no se había politizado, y que eso había sido positivo.

«La relativamente asombrosa eficiencia del sistema sanitario público no ha sido obra de unos políticos que hayan hecho tabla rasa e impuesto modelos sanitarios de arriba abajo. Por el contrario, la sanidad pública española, y, especialmente la catalana, ha sido el resultado de un mestizaje entre políticos con más visión de futuro que lastre ideológico y unos profesionales sanitarios y de la gestión sanitaria a quien se les ha permitido lanzar e implementar iniciativas novedosas. Pocas leyes y mucha gestión pública», sentencia este profesor que trabaja y reside en Suecia.

Primero, elaborar el pastel, luego repartirlo mejor

Lo que lleva proponiendo desde hace algún tiempo Lapuente, participante en las últimas ediciones en las jornadas del Círculo de Economía en Sitges, es que la política, y en concreto en España, «debería ser bisexual y exploradora».

El concepto ha provocado las carcajadas de muchos, cuando ahora lo ha utilizado Carles Campuzano, atento siempre al debate académico.

Pero Lapuente lo explica con claridad: «Los resultados de una combinación entre muy poco estado a la hora de regular la economía (es decir, a la hora de elaborar el pastel), pero mucho estado de bienestar (es decir, a la hora de repartir el pastel), es doblemente positivo. Los países que más de cerca han seguido esta política ‘incoherente’ o bisexual son los que, durante las últimas décadas han sido más eficientes económicamente —su productividad ha crecido más— y presentan, a la vez, sociedades más igualitarias».

¿Quién defiende ese camino de cara al 20D? 

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