Amazon pone paquetes trampa a sus repartidores para saber quién roba

La empresa coloca pedidos falsos aleatoriamente en furgones de reparto para atajar el robo de paquetes

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Parece el universo paralelo y distópico de un nuevo episodio de Black Mirror, pero es la realidad. Amazon coloca trampas a sus repartidores para descubrir si los trabajadores roban.

Se trata de paquetes ficticios sin destino real que se colocan aleatoriamente en los furgones de entrega de la compañía. «Se hace con la intención poner a prueba la integridad del repartidor», explicó una fuente anónima conocedora de la práctica.

El sistema no tiene mayor ciencia excepto para los repartidores: su puesto de trabajo depende de cómo reaccionen ante un paquete que en teoría «no existe» en el sistema de Amazon.

Al realizar una entrega los repartidores deben escanear la etiqueta de cada paquete. Pero en el caso de los paquetes trampa esa lectura devuelve un error en el sistema. En teoría los conductores pueden llamar a un supervisor para avisar del problema o guardar el paquete para devolverlo al almacén al final de su turno.

Sin embargo ese mensaje de error en el sistema de Amazon puede tentar al repartidor a llevarse el paquete a casa, optando así por robarlo. A los ojos del minorista quienes devuelven las cajas a los almacenes son repartidores de confianza, mientras que aquellos que no lo hacen se retratan como ladrones según explicó a Business Insider Sid Shah, exgerente de una compañía que reparte pedidos de Amazon.

La empresa de Jeff Bezos respondió al reporte afirmando que «los chequeos e inspecciones forman parte de los programas de calidad y son administrados al azar».

Las medidas antirobo de Amazon

El control de robos es una práctica común entre los minoristas, ya sea en tiendas físicas o en la esfera digital. Los hurtos son uno de los grandes problemas que acusan los comerciantes, y provocaron a las tiendas estadounidenses pérdidas de 47.000 millones de dólares (casi 40.000 millones de euros) en 2017. Muchos negocios revisan las bolsas y el equipaje de sus trabajadores al final del día para detectar posibles robos.

Amazon, además de plantar trampas a sus repartidores, tiene otra serie de prácticas para dar la lucha contra los timos. En sus almacenes se reproducen vídeos de trabajadores a los que han pillado robando como estrategia psicológica hacia el resto de la plantilla.

Además la empresa estrenó las entregas en el salón de las casas o incluso en los coches justamente con motivo de reducir el porcentaje de paquetes sustraídos, pues uno de cada tres de sus clientes reportaron robos en 2017.

La revelación de la trampa a la que Amazon somete a sus repartidores surge pocos días después de que trascendiera que el minorista tiene abierta una investigación interna a sus trabajadores por los rumores de tráfico de datos.

Según The Wall Street Journal es posible que empleados de Amazon acepten sobornos a cambio de brindar información confidencial y ventajosa a vendedores externos, e incluso se sospecha que reciben dinero para que eliminen las reseñas negativas de los productos en la tienda ‘online’.

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