Las pasiones ocultas de 10 grandes artistas, al descubierto en CaixaForum Barcelona

Parte ya del imaginario colectivo, basta con ver alguna obra de Miquel Barceló, Antoni Tàpies o Joan Miró para identificarla dentro de su producción. Mucho menos sabemos de lo que les gustó o inspiró, menos aún de sus propios afanes coleccionistas que, sin embargo, arrojan luz sobre sus obsesiones, intereses o incluso manías, como muestra ahora una exposición en CaixaForum Barcelona.

Dioses, Magos y Sabios, que podrá verse en el espacio barcelonés hasta el próximo 2 de abril, indaga en las colecciones privadas de diez artistas, entre ellos los citados Barceló, Miró y Tàpies, pero también Joan Hernández Pijuan, Susana Solano, Rosa Amorós, Georg Baslitz, Luis Feito, Manolo Millares y Hiroshi Sugimoto para descubrir “estratos ocultos” de estos creadores.

Máscaras africanas, caligrafías orientales y Minions

Maite Borràs y Àngels de la Mota son las comisarias tras esta singular exposición construida a partir de piezas que coleccionan o coleccionaron a lo largo de sus vidas estos artistas que se ponen en diálogo con obras propias de la colección de Arte Contemporáneo de la Fundación «La Caixa».

La observación de sus colecciones privadas, apunta Borràs, es “particularmente valiosa por su capacidad de revelarnos aspectos relacionados con el imaginario del artista, sus referentes, sus intereses y obsesiones, sus procesos creativos y, en definitiva, su propia obra”.

Así, podemos saber que Miró se rodeó de objetos de arte popular o de las kachinas originales de los indios pueblos del oeste de los Estados Unidos, sin olvidar las caligrafías orientales, cuya influencia podemos ver por ejemplo en las litografías de la serie Homenaje a Joan Prats, con trazos inspirados en ella.

O que Tàpies, influenciado por el pensamiento de los antiguos pintores letrados chinos de la dinastía Song, reunió una colección con la que pretendía cultivar su espíritu para poder llegar a ser sabio algún día. En su obra Gris con trazos negros, n.º XXXIII, el gesto se convierte en objeto artístico y, como en los paisajes de la dinastía Song, el espacio vacío ocupa gran parte del cuadro.

Coleccionistas y ‘acaparadores’

Más que coleccionista, Luis Feito se definía como “acaparador” y vivía rodeado de todo tipo de objetos de diferentes características y procedencias, desde máscaras africanas a figuras religiosas orientales, minerales, piezas esquimales, artesanía norteamericana de plata y hasta una figura de los populares Minions.

Manolo Millares se interesó por los objetos arqueológicos como los pertenecientes a la cultura prehispánica de Canarias, fuente de inspiración para sus primeras obras de la década de 1950, en las que se encuentran los colores del barro de la cerámica guanche, los diseños geométricos de las pintaderas y los recipientes de cerámica.

Luis Feito se definía como “acaparador” y vivía rodeado de todo tipo de objetos desde máscaras africanas a figuras religiosas orientales, minerales, piezas esquimales o artesanía norteamericana

Mientras, la colección de la escultora Susana Solano está ligada a sus viajes, sobre todo a África y Asia, y constituye la materialización de sus experiencias. En su caso, la influencia en su obra de estas piezas es sutil y más bien conceptual.

Resulta llamativo descubrir el mallorquín Miquel Barceló, de quien se exhiben Mesa dibujada y Taller con libro rojo, trabaja rodeado de animales disecados y de numerosos cráneos, también de animales, coleccionando, además, desde un cráneo maya con la cabeza de un enemigo en el interior a una escultura del surrealista Jean Benoît hecha con huesos de pollo y pasta de madera.

Colecciones secretas

El fotógrafo Hiroshi Sugimoto, por su parte, atesora todo tipo de objetos, desde unos relacionados con la optometría a arte religioso japonés, y el pintor alemán Georg Baselitz prima lo escultórico, especialmente la figura humana, con piezas de arte africano como Mujer sentada con niño, una escultura yombe-kongo, de la República Democrática del Congo.

De Rosa Amorós se puede ver una imponente instalación, Pathosformeln, que reúne objetos procedentes de distintos lugares de África, de Asia y del centro y el norte de América, coleccionados junto con su marido, el editor Gustau Gili.

Miquel Barceló trabaja en su estudio rodeado de animales disecados y de numerosos cráneos

Joan Hernández Pijuan contaba con una colección, que fue incrementando junto a su esposa Elvira Maluquer, con objetos de culturas oceánicas, aborígenes australianas y africanas, aunque también tenía piezas arqueológicas chinas y fenicias.

Como explica la jefa de las colecciones de la Fundación «La Caixa», Nimfa Bisbe, “sabemos que los artistas coleccionan, pero pocas veces vemos lo que tienen porque es privado”. De ahí que las piezas prestadas para esta muestra se vean como “tesoros” que han permitido dar forma a esta especie de “gabinete de las maravillas”.

Y es que estas colecciones privadas, más allá de objetos en sí, hablan de viajes y visiones del mundo, de inspiración y estímulos creativos.

Más incluso, para Maite Borràs, “las piezas de la colección de un artista tienen un aura especial porque son testimonio o protagonistas del acto creativo, nos revelan muchas cosas».

Dioses, magos y sabios

Ubicada en CaixaForum Barcelona (Avenida de Francesc Ferrer i Guàrdia, 6-8), la muestra Dioses, magos y sabios puede visitarse de forma gratuita de lunes a domingo y festivos, de 10 a 20 horas.

Además, se han organizado diferentes actividades en torno a la muestra, como el diálogo a cargo del fotógrafo Jean Marie del Moral y la comisaria Maite Borràs sobre los talleres de los artistas y las curiosidades de sus colecciones, que tendrá lugar el 8 de febrero a las 19 horas.

Además, visitas comentadas del 30 de noviembre al 26 de marzo y visitas guiadas en familia especialmente adaptadas para el público infantil.