Javier Vallhonrat: fotos contra la desaparición de los glaciares pirenaicos

Desde 1991, el Glaciar de la Maladeta, situado en el Pirineo de Huesca, ha perdido más del 60% de su superficie. Y el retroceso continúa. Lo sabe bien el fotógrafo Javier Vallhonrat, que lleva 13 años documentando –o, más bien, acompañando– el deterioro del glaciar, el tercero más grande del Pirineo, solo por detrás de los del Aneto y Monte Perdido.

El resultado de su trabajo es el proyecto La sombra incisa. Bordeando el hielo que puede verse a partir del 18 de marzo y hasta el 29 de mayo en las Naves de Gamazo, la sede de la Fundación ENAIRE en Santander.

La exposición muestra un total de 45 obras procedentes del archivo personal del artista, la Colección ENAIRE de Arte Contemporáneo, y el Museo de la Universidad de Navarra, así como registros audiovisuales y piezas documentales que nos acercan al universo emocional y simbólico que Vallhonrat ha tejido en torno al glaciar, entidad que aborda como un complejo ser intensamente vivo, vulnerable y cambiante.

Un glaciar en extinción

Premio Nacional de Fotografía, Vallhonrat comenzó a trabajar en torno al Glaciar de la Maladeta en 2009.

Una instantánea tomada del lugar en 1853 por el francés Joseph Vigier encendió la chispa que ha tenido como resultado una investigación en la que el artista explora los límites de la fotografía como lenguaje, haciéndolo dialogar con la pintura, el vídeo, la performance, la palabra o la instalación.

A lo largo de estos más de diez años de trabajo de campo en el glaciar, el autor ha explorado, acompañado y convivido con esta gruesa masa de hielo, que actualmente se encuentra en un estado de conservación sumamente delicado.

A lo largo de más de diez años, el autor ha explorado, acompañado y convivido con el glaciar, actualmente en un estado de conservación sumamente delicado

Junto a su equipo fotográfico y su tienda de alta montaña, que sirve al mismo tiempo como hábitat y cámara oscura, Vallhonrat ha permanecido y registrado año tras año este glaciar, como él lo denomina, un “animal” malherido. Respeta su vulnerabilidad y lo retrata, desde la proximidad más inmediata hasta la visión a distancia, sobrevolándolo con una avioneta.

El resultado pretende sensibilizar y poner el foco sobre el valor del medio natural y el deterioro causado por la acción y actividad humana. Su objetivo, sin embargo, no ha sido tanto retratar el deterioro sino la belleza del glaciar. “Es un tributo a un ser único”, ha explicado en la presentación de la exposición.

Bordeando el hielo

La muestra, que es una reedición, ampliada y revisada de la exposición presentada en el Jardín Botánico de Madrid en 2019 como consecuencia de la concesión, un año antes, del I Premio Trayectoria de Fotografía Fundación ENAIRE al artista, explica su relación personal con este glaciar, que al descongelarse le hace sentir, según ha confesado, “la tristeza y el trauma de una ballena varada”.

A lo largo de la exposición el autor nos enfrenta con la dura y cada vez más evidente realidad de la progresiva desaparición de los reductos glaciares, espacios únicos en el mundo, por el gradual y continuo calentamiento global.

El problema climático sirve además de telón de fondo para “subrayar la importancia del tiempo lento”, así como para expresar la relación afectiva y simbólica entre Vallhonrat y el glaciar.

Entre las 45 obras expuestas se encuentran composiciones fotográficas del glaciar, grabados a lápiz, un vídeo sobre su experiencia en el Pirineo de Huesca o una réplica de la tienda de campaña que el artista convirtió en una suerte de cámara oscura para retratar la masa de hielo.

En paralelo a la exposición, de acceso gratuito, se realizarán visitas guiadas diarias.