Las mejores floristerías en Madrid para meter la primavera en casa

Como símbolo de amistad (las fresias o los crisantemos), de bienvenida (las buganvillas), admiración (los lirios), gratitud (las dalias) o de amor (las rosas rojas o los claveles rosas), se dice que las flores son el mejor regalo y que pueden alegrarle el día a cualquiera. Pero, ¿qué pasa con las plantas?

Si con el cambio de estación también estás pensando en redorar tu salón o terraza, estás de enhorabuena; a continuación te presentamos cuatro floristerías en Madrid que tienen las claves que necesitas.

La Bonita Casa de Plantas

“Todo partió de una conversación durante el confinamiento con José Ignacio, mi socio”, dice Lorena Jiménez, co-propietaria y fundadora de La Bonita (Dolores Barranco, 69). “Él tenía una agencia de publicidad y necesitaba un cambio también en su vida, así que le pregunté: ¿Y si montamos una tienda de plantas? A los dos nos estaba salvando el confinamiento el cuidado de las nuestras”, añade Jiménez, que también dirige una agencia de comunicación musical. “Ambas curan en alma. No podría vivir sin música ni plantas”.

“En épocas tan turbias y feas como las que estamos viviendo, hemos traído la filosofía del ‘bonitismo’”, comenta para definir el espíritu detrás del negocio, que abrió sus puertas el pasado mes de octubre en el madrileño barrio de Usera.

Los dos socios defienden la idea de que hay una planta idónea para cada uno: “No siempre es de la que nos encaprichamos. Hay que saber las condiciones que tenemos en casa y que plantas nos van bien”.

La Bonita es un proyecto surgido de la pandemia, un momento en que las plantas se convirtieron en distracción y afición para muchas personas

Para primavera hay tantas flores que es difícil elegir aunque ella se declara fan de las anémonas y de los ranúnculos. Además, de las novedades en plantas (“no hay semana que no descubramos una planta nueva y nos enamoremos de ella; esta semana hemos traído una Alocasia cebruna muy top”, nos cuenta) y las plantas con flor, La Bonita se está popularizando rápidamente por sus ramos, para sorpresa de los propietarios: “Pensamos que la flor cortada iba a tener menos tirón en el barrio, pero hacemos bastantes a diario”, explican.

Quizás el secreto esté en diseñarlos ad hoc para sus clientes y conocidos: “Nos encanta preguntar para quién es, por qué motivo, cómo es la persona a la que va destinado… Todo eso nos da mucho juego y, además, detrás de cada ramo siempre hay una historia preciosa y emotiva”.

Metatopy

Dentro del Mercado de San Antón, en la calle Augusto Figueroa, Metatopy nace con la idea de “acercar el arte floral y la belleza al centro de Madrid”, como explica su propietario Mario Molina. “Metatopy es una flor, planta o cualquier elemento que sorprende por encontrarse en un lugar que no es el esperado”.

Guiado por las texturas, olores y colores, la idea inicial tras el proyecto era “reconectar siempre que queramos con la naturaleza y nuestro entorno”. “De ahí surge mi modelo de floristería con la vocación de transmitir la belleza de lo efímero y la contemplación de la transformación, como parte en sí misma del arte floral”, explica el fundador y creador floral.

El éxito de sus arreglos florales (que lucen marcas como Loewe) también tiene que ver con la decisión de lanzarse en solitario. “El éxito de las flores está en la energía que nos transmiten tanto cuando las compramos como cuando las recibimos. Son capaces de cambiar nuestro estado de ánimo y transforman cualquier espacio”, dice sobre este arte. “Además es el regalo perfecto para transmitir aquello que a veces no sabemos decir con palabras”.

Esta temporada recomienda las peonias por “su olor, color y la evolución de sus formas a lo largo de los días, son sin duda un placer para contemplar y disfrutar”. “Suelo trabajar con muchas variedades diferentes y me esfuerzo por conseguir tipologías poco usuales”, comenta. “La última que he descubierto fue la flor Tacca Chantrieri, también llamada flor del murciélago. ¡Toda una maravilla!”.

«Las flores son el regalo perfecto para transmitir aquello que a veces no sabemos decir con palabras»

Mario Molina

Flor de Lola

La tienda de Lola González, Flor de Lola (Conde Duque, 30), no puede describirse como una floristería o tienda de plantas; lo suyo es un taller de arte floral. Algo así como un lugar para encontrarse con las flores, y quizá para (re)encontrar(se) con la planta perfecta para regalar pero, sobre todo, para uno mismo.

Porque lo primero es tener en cuenta que este sitio “cada ramo es personal”, como explica su propietaria mientras termina de confeccionar varios ramos que tiene que entregar. “Yo siempre trabajo por encargo, diseñando en función de la ocasión”, nos cuenta. “Y si no tengo encargos, funciono según lo que me apetece ver ese día, de los colores que quiero tener alrededor”.

González, que abrió la tienda en 2014, coincide en que la pandemia ha favorecido el negocio floral y, especialmente, el interés por este tema de forma exponencial. “La gente piensa que tiene que invertir grandes cantidades pero no hace falta; a veces, ni siquiera hace falta un gran ramo para regalar, sino un detalle floral o un par de flores en un jarro bonito”, dice la propietaria de esta tienda situada en la madrileña calle de Conde Duque.

Del mismo modo, González no cree en que haya plantas de temporada más adecuadas que otras. “Al final, depende del tipo de persona que la vaya a adquirir; no es lo mismo una persona que viaje largas temporadas, que otra que esté de continuo en casa y pueda darle mantenimiento todos los días. También la cantidad de luz es importante”, comenta.

En cuanto a opciones de exterior, recomienda, especialmente ahora, geranios, hortensias, ciclamen, capuchina, jazmín y dipladenia, todas ellas plantas que deben estar al sol.

A la hora de elegir la flor perfecta, en Flor de Lola recomiendan fijarse en la ocasión (“no es lo mismo el nacimiento de un bebé que una despedida”) y, sobre todo, en la persona. “Yo normalmente adecúo las flores en función del carácter de la persona. Para mí las flores no tienen significado por sí solas, sino que son un todo”.

Margarita Se Llama Mi Amor

Canción, mujer y flor, el nombre de este negocio surgió en una reunión de amigas, “todas dimos ideas y el que más gustó fue este”, explica la encargada de Margarita se llama mi amor, María Payán. El proyecto original de la florista Tina Rubio es probablemente la esquina más instagrameada del barrio madrileño de Justicia gracias a la exuberancia de su escaparate.

Este enclave, que intersecciona en la calle Fernando VI con Almirante, es un vergel donde conviven flores naturales y secas, además de cáctus -en el local contiguo, y otra de las pasiones de Rubio-.

La propietaria, que se instaló en Madrid hace más de 25 años, se propuso materializar su amor por las plantas en unas de las mejores floristerías del mundo. “Margarita es la floristería con más variedad de flor cortada”, explica Payán. Por eso, a día de hoy, no solo cuenta con una de las exposiciones más selectas y cuidadas del centro de Madrid, sino que cuenta con una de las clientelas más extensas de la ciudad (con nombres como Loewe, Zara Home o Platea).

“La mejor flor para regalar es la que más nos gusta”, comenta la encargada. “Ahora en primavera, las más solicitadas son los tulipanes, jacintos, anémonas y ranúnculos…”

Además de por encargo previo, trabajan con visitas a tienda y pedidos web. “No hay plantas mejores ni peores”, reconoce la última, “sino que la mejor opción siempre depende del espacio, las condiciones y, por supuesto, las preferencias personales”.

Junto con la moda de las plantas tropicales -“como la strelitzi o el ficus lyrata, que ahora gustan mucho”, quizá lo más demandando en este terreno sean los cáctus y las crasas. “Tienen mucha aceptación y nuestra tienda única en el mercado cuenta con una gran exposición con multitud de variedades tanto de exterior como de interior”.

Está claro que el que no aprovecha la temporada para renovarse en materia floral y vegetal, es porque no quiere.