Si Bolonia te seduce, sus pueblos te atraparán

La pasión por Ferrari y Lamborghini en Imola y San Giovani in Persiceto, la arquitectura histórica de Pieve di Cento y el encanto de Dozza son algunas de las maravillas que encontramos en Emilia-Romaña

Historia medieval y arte urbano en la pequeña Dozza. Foto Fondazione Dozza Città d’Arte – CC

La región de Emilia-Romaña, en el centro-este de la península italiana, es como una corte de varias princesas: Bolonia presume de su autoridad medieval, Ferrara es más pequeña pero con una belleza difícil de igualar, Parma es más despreocupada y divertida, Rávena presenta una estampa bizantina y distante y Módena cuenta con una personalidad moderna y dinámica.

Esta acertada definición, palabras más o menos, pertenece a la guía de Emilia-Romaña que ha publicado la editorial Alhena Media; un compendio de actividades y recomendaciones en estas bonitas tierras de Italia, junto con abundante apuntes de historia, gastronomía, costumbres y vida cotidiana.

COMPRAR Guía de Emilia-Romaña en Amazon

De sus sugerencias, elegimos viajar a Bolonia. Pero no nos vamos a centrar en la capital de la región, dueña de un magnífico patrimonio histórico y con uno de los centros medievales mejor conservados de Europa (a pesar de los bombardeos de 1944); y sin olvidar su envidiable tradición gastronómica.

La idea es conocer un puñado de ciudades y pueblos de los alrededores, con los fabulosos valles protegidos los Apeninos.

Tierra de motores

A la región de Bolonia se la conoce como ‘tierra de motores’. Y es lógico, teniendo en cuenta que a pocos kilómetros de distancia se vive la pasión de dos de las marcas de coches deportivos más emblemáticas del mundo: Ferrari y Lamborghini.

El extraño monumento a Ferrari en Imola. Foto Wikipedia

La región cercana de Bolonia vive la pasión de Ferrari en un circuito de carreras y de Lamborghini en su museo y fábrica

El prestigio del cavallino rampante obliga a comenzar por Imola, la primera ciudad que el viajero se encuentra al salir de Bolonia por la Via Emilia.

La villa fue clave en el auge del Renacimiento, donde los Médici y los Borgia pelearon por el poder con Leonardo Da Vinci como testigo forzado de la contienda.

Allí se encuentra el Autódromo Dino y Enzo Ferrari, donde brillaron Michael Schumacher y Alain Prost, y en el que Ayrton Senna perdió la vida. Las carreras de Formula 1 se abandonaron en 2006, pero el circuito se reacondicionó para competencias de coches antiguos, motos y eventos culturales.

La fortaleza de Imola. Foto Stefanophotart

Si se quiere conocer más de Ferrari, hay que ir al museo de Módena, a 50 km al oeste de Bolonia. Pero como eso queda para el otro sentido, quedará para una nueva oportunidad.

La cuna de los Lamborghini

Se dice que una discusión entre Enzo Ferrari y un fabricante de tractores de la región llamado Ferruccio Lamborghini motivó a este último a fabricar el coche deportivo de sus sueños.

Y así nacieron los Lamborghini, cuya historia se puede conocer en el museo de Sant’Agata Bolognese, cerca del pueblo de San Giovanni in Persiceto.

El Museo Lamborghini, en la provincia de Bolonia. Foto Lamborghini

Además de ver modelos históricos de estos lujosos y potentes coches se puede combinar con una visita a la fábrica, que produce poco más de 8.000 unidades al año.

Además esta pequeña ciudad, cuna de una riquísima galleta llamada africaneto, tiene unas curiosas fachadas en las casas del centro histórico creadas en los años ’80, en la Pequeña plaza de los engaños.

La encantadora Dozza

El arte de las fachadas pintadas también forma parte del patrimonio de Dozza, con frecuencia elegido como uno de los pueblos más bonitos de Italia, lo cual ya tiene mucho mérito.

El encantador pueblo de Dozza. Foto Maraangelini – CC

Dozza, con sus fachadas decoradas con coloridos motivos suele ser elegido como uno de los pueblos más bonitos de Italia

Es “tan grande como un pañuelo”, dice la guía; es una villa de dos calles pavimentadas con guijarros custodiadas por la fortaleza La Rocca, cuyas salas y mazmorras se pueden visitar.

Cada dos años se organiza un encuentro de artistas que se encargan de dar nuevos motivos y colores a las viviendas y edificios de la pequeña Dozza.

Allí los amantes de los vinos deberían conocer al Enoteca Regionale Emilia Romagna, donde 800 referencias esperan para ser probadas en los sótanos de una fortaleza.

Centro de Dozza. Foto Mariella Fornero

La pequeña Bolonia

A Pieve di cento, una localidad de 7.000 habitantes, se la conoce como ‘la pequeña Bolonia’ por la concentración de edificios históricos con sus arcadas y fachadas de colores.

La vida social y comercial gira en torno a la plaza de Andrea Costa, donde esta la iglesia de Santa Maggiore y el palacio del ayuntamiento, que aloja un museo de la música que presenta la tradición de construcción de violines de la región.

Las coloridas fachadas de San Giovanni in Persiceto. Foto Urszula – CC

Por los Apeninos

Si se pone rumbo a los Apeninos, a 50 km de Bolonia se llega a Grizzana Morandi, que para el pintor Giorgio Morandi es “el paisaje más bello del mundo”. Quizás en agradecimiento la pequeña ciudad se rebautizó con su apellido.

Por lo pronto, las obras de este artista contemporáneo se pueden ver en su casa-museo.

La iglesia y fortaleza de Rocchetta Mattei. Foto Studio Raffini

A Morandi le gustaba pasar los veranos en Rocca di Rofeno, un sitio aislado entre montañas que destila una gran tranquilidad, y punto de partida para excursiones de senderismo, como las que llevan a la abadía de Santa Lucia di Roffeno o al Castel d’Aiano que se alcanza tras una bonita ruta panorámica.

Los Apeninos están salpicados de pequeños pueblos medievales, aislados por las laderas rocosas

La moderna Santa Maria Assunta diseñada por Alvar Aalto. Foto Wikipedia
La moderna Santa Maria Assunta diseñada por Alvar Aalto. Foto Wikipedia

El territorio está salpicado de pequeños pueblos medievales sobre las laderas rocosas de esta cordillera, como La Scola, o de maravillas de la arquitectura como la iglesia de Santa Maria Assunta, la única obra de Alvar Aalto en Italia.

Pero si se quiere ver el paisaje de los Apeninos tosco-emilianos en su plenitud hay que animarse a ascender al Corno alle Scale, un pico de 1.945 metros coronado como el punto más alto de la provincia de Bolonia; en un camino que en verano uno se puede cruzar con ciervos y corzos. Todo es cuestión de suerte.

a.
Ahora en portada