Bot: un pequeño pueblo para una gigantesca apuesta

Punto de partida de impresionantes recorridos por tres comunidades autónomas, Bot es cruce de 6 rutas cicloturistas, hogar de dos grandes bodegas y de un hotel que lo tiene todo: encanto, excelente gastronomía y un buen precio

Un hotel que atrapa el paisaje de Bot. Foto: Spa Hotel Can Josep.

Bot es una pequeña población de la Terra Alta (Tarragona) junto al río Canaletes que cuenta con 566 habitantes, una cifra que triplicaba en 1950. Su riqueza en patrimonio urbano es reducida aunque hay arquitecturas destacables: la renacentista iglesia de San Blas, del siglo XVII; la ermita barroca de Sant Josep; la antigua estación de tren «quasi-art-dèco» (en mal estado); y la casa Paladella, palacio señorial, con formas góticas y clásicas, de los siglos XVII-XVIII.

Sus encantos, que los tiene -y muchos- se aprecian mejor en un paseo por los alrededores. Porque Bot (con posible pasado ibérico y notable pasado sarraceno, de donde le viene el nombre), cuenta con una ubicación de postal.

Elevado sobre una colina, Bot está rodeado por los impresionantes sierra de Pàndols y el Parque Natural de Els Ports, y por unos entornos de ensueño para turistas a pie o en bicicleta como son la Fontcalda o Les Olles, todo ello vertebrado por la omnipresente Vía Verde (24 km.).

Bot. Foto: Turismo Terra Alta.

Se trata del antiguo trazado ferroviario entre Val de Zafán y Ebro que unía Puebla de Híjar (Teruel) y Tortosa hasta 1973. Ahora sin traviesas, el recorrido está reconvertido para recorrerlo a pie, a caballo o en bicicleta.

Bot se encuentra en la mitad, por lo que es ideal para iniciar paseos y descubrir parajes verdes inmersos en plena naturaleza. Existe, además, un tramo de 5 kilómetros adaptado para todos, incluso los invidentes. Muy cerca de allí, el río Ebro, su delta y el Mediterráneo.

Pero Bot ofrece muchos más atractivos con lo que seducir a todo tipo de viajeros.

Punto de partida de impresionantes recorridos

Su ubicación lo sitúa como punto de partida de grandes excursiones a tres áreas turísticas de excepcional interés vinculadas entre sí por la historia, el arte, la cultura, la gastronomía el paisaje y la naturaleza: la comarca de la Terra Alta tarraconense, con Gandesa al frente; la comarca de la Matarraña turolense con Valderrobres (Val-de-roures); y la comarca el Maestrat castellonense con Morella.

Vía Verde Terra Alta. Foto: Can Josep.

Entre Bot y Valderrobres se alza Horta de Sant Joan, en dónde vivió Picasso en dos ocasiones de su vida, y donde dejó testimonios artísticos de su presencia.

Cruce de grandes rutas temáticas

Bot es además epicentro de grandes rutas de cicloturismo (y también pedestres) como son la citada Vía Verde y la Ruta del vino de la Terra Alta, con 21 bodegas de gran importancia, dos de las cuales se encuentran en la propia localidad -no hay que olvidar que la Terra Alta es la mayor productora de garnacha blanca del mundo.

Ruta del Vino Terra Alta. Infografía Jordi Català.

Además, la Ruta del Aceite, otra de las riquezas naturales de esta tierra donde los olivos crecen junto a las viñas y la Ruta de la Paz, pues estos lugares fueron escenario de los largos meses que duró la Batalla del Ebro, y el propio Bot fue centro de duros enfrentamientos.

Por último, la Ruta de Art al Ras, un recorrido con gran cantidad de obras de arte al aire libre, principalmente esculturas; y, finalmente, el Camino de Santiago.

Rutas desde Bot. Infografía: Jordi Català.

La riqueza de su propio entorno natural

En tercer lugar por la riqueza natural accesible a pie o en bici que rodea Bot. Merece la pena destacar la ermita de Sant Josep, las fuentes de aguas cristalinas del Forat de la Donzella o las Olles, espectaculares recodos y balsas naturales con saltos en el cauce del río Canaletes, tan omnipresente como la propia Vía Verde que hay que tomar en algún momento para llegar a estos sitios.

Además, el santuario de la Fontcalda con su centro de aguas termales, sus estrechos desfiladeros y sus espectaculares caminos entre agua y rocas.

Estos lugares son escenario de muchas fiestas de Bot: la Fiesta del Aceite y de San Antonio en enero; Fiestas Mayores la primera semana de febrero, con San Blas (homónimo de su iglesia) y la Candelera, patrones ambos; San José en marzo; San Cristóbal, patrón de viajeros y por tanto turistas en julio; y la Virgen de Agosto, fiesta de verano en casi todas los sitios.

Les Olles y La Foncalda. Foto: Turismo Terra Alta.

Enoturismo alrededor de vinos importantes

El vino merece capítulo aparte. Las dos bodegas que acoge en el casco urbano, su tradición vitivinícola y el enoturismo, cada día más importante, justifican por sí solos una visita a Bot.

Al llegar al pueblo desde Gandesa, nos saluda un gran barril que juega con el nombre Bot (en catalán barril, aunque su etimología sea árabe) y la principal actividad económica de la población.

En los alrededores se reparten viñas en terrazas y bancales que se alternan con viñedos llanos, formando un bello mosaico de parcelas y pendientes.

La garnacha blanca, la negra (o fina) y la peluda, junto a la morenillo, uva tradicional recuperada, son las variedades que han puesto a la D.O. Terra Alta y a Bot en el mapa internacional de los grandes vinos cada vez más premiados.

Celler Menescal

Comenzamos las visitas a las bodegas por Celler Menescal, de larga tradición familiar y que elabora especialmente con garnachas aunque es famosa por su Ataronjat vino del tipo naranja o brisado.

Ofrece opciones de enoturismo familiar, cultural y gastronómico, con paseos entre viñas, catas para toda la familia y visitas a la su precioso y poco corriente museo etnográfico del vino.

Foto: Celler Menescal.

Sus vinos más populares son los excelentes +M, +M Avus, Lo Neo, De Nit, Oko Baix, M Dijous Sant y Lo velló. También elaboran sorprendentes vinagres balsámicos con 4,5% de alcohol, los Mercè de Menescal.

Sant Josep Vinos

Bodega de la Cooperativa Agrícola Sant Josep cuenta con 450 hectáreas de viñedo mayoritariamente de las variedades autóctonas garnacha blanca y tinta y realiza catas y múltiples actividades enoturísticas y enogastronómicas, entre ellas una activa participación en la Fiesta del Vino Novel.

Referente de la D.O. Terra Alta, que cuenta con referencias que ya son leyenda como Llàgrimes de Tardor, riquísima gama de doce vinos multipremiados que se elaboran con las tres variedades de garnacha y con mazuela, una propuesta desde 1996 para «vestir de largo los vinos locales» con una gran marca, poética, llena de significado, calidad e identidad.

Foto: Agrícola San Josep Vinos.

Además, entre el millón de botellas producidas al año figuran las marcas de Laquarta, Clot d’Encís (el famoso Clot, también con premios internacionales), L’Estació, Plana de Fonoll, y Massís del Port.

Un alojamiento poco habitual

Can Josep es un hotel muy especial de la Terra Alta. Su nombre está inscrito con letras de oro en la red de Pequeño Hotel con Encanto y es una sorpresa se mire como se mire.

El trato personalizado de Josep y Cinta, sus propietarios, facilita que sea punto de partida ideal para la enorme propuesta turística de Bot, además de todos los recursos para una estancia tranquila.

Can Josep. Infografía: Jordi Català.

Sus habitaciones son cómodas y muy limpias, incluso ofrece una suite y unas glamurosas instalaciones de spa recién inauguradas en que la piscina regala un paisaje espectacular.

El hotel ofrece tours en bici y a pie, alquiler de bicis, senderismo, masajes, paquetes de spa-bienestar, terapia con luz, exfoliación corporal, tratamientos corporales y faciales y servicios de belleza.

Fogones de lujo

El reconocido chef Josep Montoya Torres firma la cocina de la Terra Alta (y catalana) del restaurante Can Josep, con una selecta propuesta de platos inspirados en la tradición pero con un tamiz de originalidad y renovación como la aportada por la trufa. Los ingredientes de los campos próximos se integran en una amplia carta, también para celíacos.

Es una cocina creativa, fresca, de temporada, y presentada con delicadeza que se sirve en una de las joyas del hotel: un comedor donde el comensal es abrazado por el espectacular paisaje que inunda toda la pared.

Can Josep. Infografía: Jordi Català.

Cabe destacar el cordero y el ternasco, emblemas de esta tierra, pero también carnes, pescados de proximidad, verduras, pollo de campo, un excelente pato y la huerta natural, así como unos golosos postres entre los que destacan la crema y el tiramisú.

La extensa carta de vinos, de precios discretos, está cuidadosamente diseñada con referencias de la D.O. Terra Alta en su mayoría. Recientemente acaba de incorporar La Donzella, una garnacha propia elaborada por el mismo director y chef de Can Josep.

Además de la carta ofrece un menú maridaje con los vinos de la Terra Alta, un menú degustación, y un menú del día. El servicio es atento, amable y muy rápido (sin enojosas esperas) y su relación calidad-precio enamora.

a.
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