21 ideas para descubrir los caminos desaparecidos de Barcelona

¿Cómo recorrer caminos de la era romana o medieval que ya no existen? Una guía ofrece 21 itinerarios por la ciudad redescubriendo los senderos que fueron transitados durante cientos o miles de años

Una guía para redescubrir Barcelona. Foto Vicente Zambrano González

¿Qué se piensa cuando se habla de senderismo? Pues campo o montaña, caminos de tierra entre árboles o sembradíos, donde apenas se escuchan un puñado de pájaros, algún perro que ladra en la lejanía o los sonidos de una carretera cercana.

Es correcto, pero esa idea no tiene por qué solo limitarse al ámbito rural, porque también se puede hacer senderismo por la ciudad.

Esa es la idea que propone Xavier Martínez i Edo, autor de Els camins antics de Barcelona (Ajuntament de Barcelona y Cossetània Edicions), donde a través de 21 recorridos propone descubrir los antiguos senderos que han sido caminados en los 2.000 años de historia de la capital catalana.

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Caminos que datan de la era romana

La gran mayoría de los caminos son de origen romano, alguno hasta de las tribus layetanas, y otros son medievales; aunque muchos de la Edad Media no hicieron más que urbanizar y extender los que ya habían sido delineados en los primeros siglos de la ciudad.

La gran mayoría de los caminos propuestos son de origen romano, alguno hasta de las tribus layetanas, y otros son medievales

Martínez explica que desde el nacimiento de la colonia Julia Augusta Faventia Paterna Barcino se desarrolló una red vial que buscaban atravesar el llano donde se asienta la actual metrópoli y conectar con la Via Augusta, vía romana que pasaba por el Vallès y el Penedès; camino de 1.500 km que unía los Pirineos con Cádiz. Nada menos.

Ah, y que no tiene nada que ver en su trazado con la transitada avenida del distrito de Sarriá-Sant Gervasi.

Interior del libro Els camins antics de Barcelona. Foto Barcelona Llibres

Redescubriendo caminos que han desaparecido

El autor sabe que recuperar caminos que han desaparecido no es una tarea fácil. “Imaginen que la cuadrícula del Eixample fuera una estera. ¿Qué descubrirían debajo”, plantea.

Muchos senderos aprovecharon la orografía primitiva, como todavía se adivina en la nomenclatura de calles como Torrent de l’Olla o Riera de Cassoles.

Y a pesar que el desarrollo ha borrado muchas huellas, el autor traza recorridos por la actual trama urbana para viajar por el tiempo y volver a caminar como lo hicieron los campesinos y militares romanos en un principio, y lo siguieron haciendo los residentes de la urbe que fue creciendo a lo largo de 20 siglos.

Yacimiento arqueológico en el Centro El Born. Foto Vicente Zambrano González

Martínez aclara que esta no es una guía turística ni tampoco un libro de historia. Es un compendio de rutas para hacer senderismo urbano, donde en cada capítulo se presenta unos mapas que dividen el recorrido en varios tramos, con detalles como edificios, monumentos y curiosidades a tener en cuenta.

Retazos de historia

La idea es que mientras se camina se vayan conociendo estos retazos de la historia. Así se van descubriendo masías que han sobrevivido a la urbanización acelerada, fuentes de agua que recuerdan la independencia de barrios, chimeneas de fábricas desaparecidas, fachadas modernistas, tiendas detenidas en el tiempo, plantas industriales transformadas en centros culturales, estatuas y un largo etcétera.

En cada capítulo hay una ficha técnica con la longitud en kilómetros, los puntos de partida y llegada, y los transportes públicos para iniciar la caminata y volver a casa.

La trama urbana del Eixample borró antiguos caminos romanos y medievales. Foto Pepe Navarro | Ajuntament de Barcelona

Algunos de los caminos antiguos

Los dos primeros itinerarios resultan de la división del Camí del Mig (camino del medio), sendero de origen prerromano que atravesaba la planicie de Barcelona en dirección al suroeste, por Travessera de Gràcia y Travessera de Les Corts hacia L’Hospitalet; y al noreste por la primera avenida y Concepción Arenal hacia los actuales apartamentos de Baró de Viver.

En cada camino se van descubriendo retazos de la historia de Barcelona, un viaje que puede durar 2.000 años de antigüedad

Sigue con el antiguo camino a Monserrat, que atraviesa el Eixample y Gràcia hasta trepar por Collserola; el que llevaba al río Llobregat como “un ramal marítimo de la Vía Augusta”, desde el Raval a Plaza España y de ahí por el Carrer de Santa Eulalia; y el que sigue las huellas del ramal de esa senda romana desde Semproiana (Granollers) a la ciudad, que ahora se puede transitar por las calles de Ribes y del Clot.

La oportunidad para conocer nuevos rincones en los barrios. Foto Paola Grenet | Ajuntament de Barcelona

El caminante puede conocer la ruta transversal entre Sant Andreu y Esplugues, el antiguo Camino Real de Aragón (también llamado Vía Morisca), que va desde Las Ramblas al Camp Nou; o la desviación de la Vía Augusta bordeando el litoral hacia el Besòs, que ahora lleva por el Eixample y Sant Martí.

Y así hay una quincena más para descubrir.

Los orígenes de las rutas

Para trazar los recorridos el autor se basó en el trabajo del historiador Magí Travesset, autor del artículo ‘Estudio de la red vial de tradición romana en el ámbito geográfico de la plana de Barcelona’, publicado en la revista Finestrelles en 1995.

Junto con un abundante caudal de datos históricos y curiosidades, la guía ofrece una buena oportunidad para redescubrir la ciudad caminando, y con una mirada diferente a su pasado.

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