De California a Texas

Estados Unidos vive con dos modelos económicos en su interior claramente diferenciados: uno más intervencionista y otro más individualista

Lo dijo Rick Perry –gobernador republicano de Texas entre 2000 y 2015 y Secretario de Energía de Estados Unidos de 2017 a 2019- en 2013. Para ser más exactos, nuestro personaje grabó una cuña publicitaria en la que podía oírse lo siguiente: “montar un negocio es difícil, pero escuché que montar un negocio en California es casi imposible. Soy Rick Perry, gobernador de Texas, y tengo un mensaje para las empresas de California: vengan a visitar Texas”.

Con estas palabras, Rick Perry resumía la dura competición desatada entre Texas y California para captar inversiones. Una contienda que todavía -en tiempos de pandemia- perdura y que es  más de lo que aparenta. No se trata únicamente de atraer nuevos capitales. Lo que está en juego son dos concepciones distintas del futuro de Estados Unidos. Pero, no solo de Estados Unidos. También, de la Unión Europea y España.       

California y Texas, demográfica y económicamente hablando, son los dos Estados más importantes de Estados Unidos. Si fueran independientes serían la quinta y la décima potencia mundial. Por lo demás, tanto California como Texas están convencidos de ser la expresión del futuro de Estados Unidos.

Dos modelos distintos de entender la economía y el papel del Estado en el siglo XXI. California: más impuestos, más regulación económica y mayor intervención del Estado –del bienestar ciudadano a la protección del medio ambiente- en la línea del Welfare State. Texas: menos impuestos, menos regulación económica y menor intervención del Estado en la vida de los ciudadanos. 

Durante los últimos años, la nada soterrada guerra económica e ideológica desatada entre los dos Estados, se decanta por el bando texano. El coste de la vida, la alta fiscalidad y la burocracia californiana propiciarían una migración interna hacia Texas. Vayamos a los datos.

Entre 2007 y 2016, un millón de residentes estadounidenses abandonó California –según el United Census Bureau de 2018, perdió 137.598 residentes entre 2016 y 2017- para ir a otros Estados. Más del 25 por ciento de estos migrantes recaló en Texas. Desde 1990, el saldo migratorio de California –al revés de lo que ocurre en Texas- es negativo (Many people are moving from California to Texas. The Economist, 20/6/2019).

Entre 2007 y 2016, un millón de residentes abandonó California para ir a otros Estados: más del 25% de estos migrantes recaló en Texas

Un informe de la consultoría de investigación y análisis Edelman Intelligence, señala que el 53 por ciento de la población –el 63 por ciento de los milenials– estaría dispuesto a marchar de California -en 2018 el porcentaje de dicha población era del 49 por ciento- debido al alto coste de la vivienda y la facilidad de encontrar una nueva en otros Estados (Jeff Daniels, More Californians are considering fleeing the state as they blame sky-high costs, survey finds, CNBC, 13/2/2019) 

Según la agencia inmobiliaria JB Goodwin Realtors hay cinco razones que explicarían el cambio de residencia de los californianos a Texas: el fuerte crecimiento del Estado tejano, el bajo desempleo y la creciente diversidad de la industria tecnológica, la oportunidad de nuevos estilos de vida, la posibilidad de adquirir una vivienda asequible y un clima asumible (Mary Ann Castro. 5 Reasons Why So Many Californians Are Relocating To Austin, TX, JB Goodwin Realtors, 21/5/2019)

El Fraser Institute de Canadá publica regularmente su Economic Freedom Ranking. El de 2015, sitúa en lo alto de la escala con mayor libertad de empresa a New Hampshire (7,8), Florida (7,7) y Texas (7). En la cola se encuentran Alaska (4,9), California (4,8) y New York (4.0).    

Por su parte, Chuck DeVore –miembro del Partido Republicano en la Asamblea del Estado de California que en 2010 trasladó su residencia a Texas- señala que “cuando la gente vota con los pies, Texas gana” y advierte que “la libertad permite que las personas prosperen” (New Yorkers and Californians can’t stop moving to Texas. Washington Examiner, 30/5/2018). Un cambio de residencia que justifica por la “oportunidad de una mayor libertad: impuestos más bajos, mayores derechos de propiedad y menos gobierno que diga qué hay que hacer” (What made me leave California for Texas and why I have no regrets, FOXBusiness, 23/10/2019).

¿El milagro de Texas?

Texas o la otra cara de California: crecimiento demográfico y económico. ¿Por qué? En Texas –menos presión fiscal- no se recarga el impuesto estatal sobre la renta a diferencia de California que tiene un sobreimpuesto del 14%, se invierte el beneficio del petróleo en tecnología (información, biotecnología, energía, aeroespacial), se controla el gasto público, se limita la burocracia, una flexibilidad laboral que ha conseguido que la tasa de desempleo sea dos puntos menor que la media, mayor libertad de comercio y menor regulación económica.

Todo ello, beneficia y estimula el crecimiento económico y la prosperidad al tiempo que  facilita una vida cotidiana más libre y menos intervenida por el Estado. 

Los datos constatan lo dicho: Forbes ha evaluado la facilidad para hacer negocios en suelo norteamericano y ha concluido que Texas ocupa el sexto lugar de un índice en que California cae al puesto 37. A ello, hay que añadir un estudio de Travis H. Brown (How money walks, 2013) que indica que Texas, gracias a la riqueza aportada por las migraciones, ha visto como su riqueza aumentaba en 44.720 millones de dólares. Mientras tanto, California perdía 56.4000 millones de dólares.

California  pierde empresas en beneficio de Texas. Cosa que se visualiza –esa mancha verde que se expande de año en año- consultando el histórico del mapa interactivo del Ranking Fortune 500.  

Cierto: en Texas prima el individuo y la libertad económica. ¿El egoísmo texano frente a la solidaridad californiana? Los datos lo desmienten.

Según un informe aparecido en The Economist, la tasa oficial de pobreza de California es del 13% y la de Texas del 14%. Pero, si tenemos en cuenta el IPC, la tasa de pobreza de Texas es del 15% y la de California del 19%. ¿La brecha entre quien más y quien  menos tienen? California, después de Nueva York, es el segundo Estado con mayor diferencia entre los de arriba y los de abajo. Y Texas con menos desigualdad, ocupa el décimo lugar (California and Texas are both failing their neediest citizens,  22/6/2019).

Por lo que hace a la educación y la sanidad, ambos Estados tienen un perfil semejante. La diferencia: California gasta mucho y cosecha poco, mientras que Texas gasta menos y cosecha lo mismo. Un dato interesante al respecto: la tasa de fallecidos por Covid-19 por millón de habitantes (fecha: 8/7/2029) es 100, 17 en Texas y 169, 83 en California (https://countryeconomy.com/countries/usa-states/compare/california/texas).     

Lawrence Wright, en Dios salve a Texas (2019), nos advierte que Texas –menos conservadora de lo que parece y más liberal de lo que aparenta- es el ello freudiano (para entendernos, las pulsiones y deseos inconscientes del ser humano) de Estados Unidos. Y, por extensión, del mundo. A lo que añade que Texas es, tout court, el futuro. De California a Texas. ¿De España –antes o después, cuando vuelva la normalidad- a Texas?       

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