Estrasburgo, un viaje de cuento a la capital de la Navidad
El abeto gigante de la plaza Kléber, las fachadas brillantes de luces y uno de los mercadillos de Adviento más antiguos de Europa hacen de Estrasburgo el destino que hay que conocer en Navidad. Vueling te lleva allí durante la época navideña con cuatro vuelos a la semana desde Barcelona
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uando cae el primer frío del invierno y las luces comienzan a encenderse sobre los tejados alsacianos, Estrasburgo se transforma en algo más que una ciudad: se convierte en un cuento navideño viviente. A orillas del Rin, en la frontera entre Francia y Alemania, la ciudad se ilumina con una magia que pocos lugares pueden igualar. No en vano se la conoce como ‘Capitale de Noël’ o capital de la Navidad.
La luz dorada, los adoquines que reflejan las guirlandas colgadas en las fachadas, la música de los villancicos y el aire perfumado con el aroma de las especias de los dulces y el vino caliente se combinan en Estrasburgo con tradiciones, curiosidades y los grandes protagonistas: el abeto gigante de la plaza Kléber y el Christkindelsmärik, un mercadillo de Navidad que se celebra nada menos que desde 1570.
De hecho, visitar Estrasburgo en Navidad no es solo un viaje, sino una verdadera inmersión en el espíritu navideño más auténtico, una experiencia que puedes disfrutar gracias a Vueling, que estrena nueva conexión directa con Barcelona con hasta cuatro vuelos semanales (lunes, jueves, viernes y domingos). Ideada como una ruta especial para la temporada navideña, se extenderá hasta el 5 de enero de 2026, con frecuencias adicionales la última semana de noviembre y la primera de enero.
SECRET GUIDE - ESTRASBURGO
 
						El mercado navideño más antiguo de Francia
Aunque desde finales de noviembre hasta finales de diciembre la ciudad entera de Estrasburgo se viste de gala, es fácil que los pasos nos conduzcan a un lugar muy concreto: la Plaza Broglie. Ubicada junto al edificio de la Ópera, entre plátanos perfectamente alineados, la plaza es un potente imán por alojar el Christkindelsmärik o Mercado del Niño Jesús, que lleva instalándose aquí desde hace cuatro siglos, concretamente desde 1570, lo que convierte a este mercado de Adviento en el más antiguo de Francia y uno de los más antiguos de Europa.
Entre preciosos puestos de madera cubiertos de nieve se dan cita todo tipo de vendedores de artesanías navideñas, desde figuritas de madera a estrellas de vidrio tallado, pasando por velas perfumadas o juguetes hechos a mano.
De tanto en tanto hay que hacer una parada para calentar las manos con el tradicional vino caliente y sus aromas de canela, clavo y cítricos o para saborear un bretzel recién horneado o un delicioso pain d’épices.
 
						Otras citas de la Navidad en Estrasburgo
Además del Christkindelsmärik, también hay preciosos mercados navideños en la Plaza de la Catedral y en otros rincones de la ciudad, como el de los artesanos locales en la plaza Louise Weiss, los de gastronomía alsaciana (en Le Quai des Délices y la plaza del Mercado del Pescado), o el solidario, que se ubica en la plaza Grimmeissen, cada uno con su carácter y sus pequeños tesoros por descubrir.
En cualquiera de ellos se puede tomar un vaso de vin chaud (vino caliente especiado), comprar galletas navideñas (bredele) y llevar como regalo delicias locales como el choucroute.
La Catedral de Estrasburgo, con su torre de piedra rojiza que se pierde en la niebla, domina la ciudad como un faro del tiempo. En su plaza central -la place Kléber- se alza cada año un árbol de Navidad gigantesco, tan alto que parece sostener el cielo.
Traído cada año de los bosques de los Vosgos, la tradición incluye su elección meses antes de la Navidad, así como su transporte especial con escolta, como si de una celebridad se tratase.
Con luces, adornos y fachadas decoradas, toda la ciudad se vuelca con la Navidad
 
						Alrededor del árbol, los cánticos en francés, alemán y alsaciano se entrelazan, recordando que Estrasburgo es un cruce de caminos, culturas y lenguas, un destino de reencuentros.
Y, si se levanta la vista al cielo al caer la noche, se pueden ver decenas de estrellas de papel iluminadas colgando de los balcones: una tradición que simboliza la esperanza y la unidad.
 
						Tradiciones de la Navidad en Estrasburgo
Los habitantes de Estrasburgo viven estas fechas con una mezcla de devoción y orgullo. Aquí la Navidad no se entiende como una mera decoración, sino como un sentimiento que se comparte.
No hay rincón en la ciudad que no participe del hechizo: los balcones florecen de luces, los escaparates se convierten en escenarios diminutos y las voces de los coros se escuchan en las plazas.
Al caer la tarde, las luces de La Petite France se reflejan en los canales. Las casas de entramado de madera parecen inclinarse para escucharse unas a otras. En una esquina, un violinista interpreta ‘Noche de paz’, y durante unos minutos el tiempo se detiene.
Las risas y las carreras de los niños rompen el hechizo; entre los puestos hay también parejas que comparten un vino caliente y ancianos que miran el árbol en silencio, todos envueltos en la misma y contagiosa magia.
Las historias y las leyendas se confabulan: dicen que si uno lanza una mirada al cielo justo cuando las campanas de la catedral suenan por primera vez en Nochebuena, verá pasar una estrella más brillante que las demás: la que guía el espíritu de Estrasburgo, la estrella de la Navidad.
Un destino que no se viste de Navidad, sino que la encarna: así es Estrasburgo, un viaje cercano y asequible que ya puedes planear reservando en la web de Vueling.
