Jordania más allá de Petra: 5 razones para viajar al ‘reino del tiempo’

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o importa las veces que lo hayas visto en fotografías. Algo te toca el corazón cuando aparece ante la vista, entre imponentes paredes de piedra de un angosto valle, Petra, con sus fachadas esculpidas directamente en la roca. Nombres como el Khazneh (el tesoro) y el Deir (el monasterio) hacen justicia a sus increíbles edificios, pero son insuficientes para describir la sensación que produce admirar la capital del antiguo reino nabateo, una ciudad fundada hace 2.800 años y perdida durante siglos.


Floreciente y luego abandonada, terremotos, inundaciones y tormentas de arena la fueron enterrando y, de hecho, se cree que más del 80% de la ciudad sigue hoy oculta a nuestros ojos.


Y pese al magnetismo que desprende Petra –no por nada nombrada una de las siete maravillas modernas del mundo-, hay mucho más por descubrir en Jordania.


Conocido como el ‘reino del tiempo’, el país ofrece una adictiva combinación de cultura, patrimonio, aventura y gastronomía que, unida a una hospitalidad que merece la pena ser remarcada, hace del país uno de esos destinos que, sí o sí, hay que visitar una vez en la vida.


Tallada directamente en piedra, Petra es más una gigantesca escultura que una ciudad

Más una gigantesca escultura que una ciudad, Petra o Raqmu fue fundada originalmente como una ciudad funeraria, aunque más adelante sirvió de asentamiento para hasta 30.000 personas con una compleja red de canales y cisternas que les abastecían de agua y todo tipo de servicios, como un teatro que aún hoy sigue siendo una extraordinaria obra de ingeniería tallada en piedra.


El propio acceso a la ciudad se presta al ‘efecto wow’, ya que se produce a través del Siq, un estrecho desfiladero con paredes de hasta 200 metros de altura serpentea a lo largo de 1,2 km para desembocar en las ruinas más impactantes de Petra, Al Khazneh o el Tesoro.


Tampoco hay que perderse el Qasr al-Bint, en tiempos uno de los principales templos de la ciudad que, a diferencia de la mayoría de las estructuras, sí que está construido en lugar de tallado en la roca.


Un baño al estilo Cleopatra

También maravilla natural jordana es el Mar Muerto, un enclave que aúna religiosidad y diversión bajo el sol gracias a su combinación de playa y espiritualidad.


Se puede considerar el spa natural más grande del mundo y entre sus curiosidades se cuenta su ubicación, 400 metros por debajo del nivel del mar, lo que lo convierte en el punto más bajo oxigenado de la tierra.


Lugar ya visitado ya por personalidades como la bella reina egipcia Cleopatra, destaca por sus aguas cálidas, relajantes y saladas.


Aguas, de hecho, diez veces más saladas que las que encontramos en otros mares y océanos y que además son ricas en sales clorhídricas de magnesio, sodio, potasio y bromo, entre otras, lo que facilitan la flotación mientras nos relajamos embadurnados en los estimulantes lodos negros de la zona.