El BCN Blau es la demostración empírica de que en esta ciudad se puede comer más que decentemente, con un servicio correcto y en un entorno agradable, sin necesidad de sacar del bolsillo un billete de 50 euros. Y, además, de menú. Por 21 euros, Marc Roca ofrece al mediodía un primero, un segundo y el postre –a elegir entre cinco opciones en cada caso- más una bebida.
La mayor parte de los platos de este local son clásicos, aunque siempre hay un toque personal. De hecho, este hombre emigrado desde Begur a Barcelona, bautiza algunos de sus platos con el apellido “a mi manera”, que es la forma de avisar al personal de que aunque se trate de una vieja receta, hay adorno, sofisticación. Y buen gusto, diría yo. El mismo que se aprecia enseguida en la oferta de vinos -por copas si se quiere-, que está hecha con la misma inteligencia que el menú. La somelier propone al comensal productos nobles, novedosos en buena parte de los casos, y en sintonía tarifaria con el menú del mediodía. (El coste medio de la carta si exige el billete rojo).
El establecimiento, que no es muy grande, apenas alcanza los 200 metros, está decorado con fotografías de Colita y amueblado con una elegancia sencilla; líneas rectas y blancas, relajantes. Consigue transmitir el aire de sosiego que Roca se ha traído de las tierras del Empordà. Aunque la dirección principal da a la calle Londres, es preferible utilizar la entrada del pasaje Pellicer: acentúa la sensación de lugar tranquilo del restaurante.
