Pedro J. Ramírez pide volver a ‘El Mundo’ o libertad para escribir en otro diario

Artículo completo del periodista con el que denuncia que "hay valores constitucionales en juego que afectan a todos"

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El ex director de El Mundo, Pedro J. Ramírez, ha utilizado este domingo Facebook para pedir a su antigua empresa que le permita volver a publicar sus artículos dominicales, o bien que le dé libertad para «hacerlo en el periódico que yo quiera». Esta semana es la primera en 40 años que su Carta del domingo no llega a la opinión pública.

El artículo completo de Ramírez, difundido en las redes sociales, debido a su interés (denuncia, por ejemplo, que «hay valores constitucionales en juego») se reproduce íntegro a continuación: 

«Buenos días, aunque para mí sea tal vez el peor de los últimos 40 años. Hoy es el primer domingo en casi cuatro décadas en el que no puedo escribir en ningún periódico.

No me pasó ni con Arias Navarro, ni con Suárez, ni con Calvo Sotelo, ni siquiera con González. Cuando me echaron de Diario 16 pude fundar El Mundo. Tampoco con Aznar o con Zapatero. Me ha pasado con Rajoy que en lugar de dimitir el día que publiqué sus SMS de apoyo a Bárcenas, desató una brutal campaña contra mi a la que se sumaron destacados empresarios del Ibex.

Primero fui destituido como director del diario que fundé convirtiéndolo durante un cuarto de siglo en referente del periodismo de investigación y la prensa europea de calidad.

Entonces pensé que lo mejor para El Mundo y para mi era continuar escribiendo en el diario entre otras cosas porque, según una idea alentada desde la cúpula de la compañía, las circunstancias podían cambiar y cabía un reparto de papeles con el nuevo director, tal y como originariamente estaba previsto en mi contrato.

Es absolutamente falso que yo cobrara entonces una indemnización a cambio de un pacto de no competencia de dos años. Cobré exactamente lo que estaba en mi contrato: 5.3 millones de euros después de que Montoro se quedara con la parte del león. Y los hubiera cobrado en todo caso porque RCS había prestado su garantía solidaria a tal efecto en un documento notarial.

La única razón, la única repito, por la que firmé ese pacto de no competencia fue porque Unidad Editorial me garantizaba que publicaría mi Carta de los domingos. En realidad no era sino un acuerdo de exclusividad. De hecho una y otra cosa están vinculadas en el pacto.

Lo que ha ocurrido ahora es que Casimiro considera que tras mi educada e irónica réplica a sus declaraciones vejatorias contra mi, ya no cabemos los dos en el mismo periódico. Bien porque su consideración de sí mismo se ha disparado, bien porque su Mundo ha menguado mucho en términos de tolerancia y pluralismo. El caso es que planteó un órdago sin precedentes: si yo seguía escribiendo, él dimitía.

Que Galiano cediera ante ese órdago y de acuerdo con RCS cercenara mi cabeza, dice mucho de la deriva de la Unidad Editorial que fundé juntó a mis compañeros. Es inaudito por cierto que El Mundo siga sin publicar mi respuesta al editorial infamante que me dedicó y sobre todo que siga sin dar explicación alguna a los lectores sobre mi exclusión. Parece que la prepotencia de sus nuevos responsables ha llegado al extremo de que, después de exigir explicaciones sobre tantas conductas ajenas, ahora se sienten con bula para no darlas sobre las propias.

Lo inaudito del caso es que, además de romper unilateralmente lo pactado en relación a mi Carta, remuneración y demás condiciones, Galiano me ha requerido para que siga cumpliendo el pacto de no competencia, prohibiéndome así escribir en otro periódico o fundar uno.

Tanto él como quienes han inspirado esta sucia maniobra saben que perderán el caso en los tribunales, pues los motivos que alegan sobre mi incumplimiento son nimiedades desmentidas por sus propios actos: hacer declaraciones sobre el trasfondo político de mi destitución, tal y como se describe con detalle en el prólogo de mi nuevo libro que acaba de publicar la editorial de Unidad Editorial; o ironizar sobre Casimiro en el texto de cuya publicación tanto alardeó el interesado.

Pero Galiano y RCS también saben que con la ayuda de Goliat-Uría pueden dilatar los plazos judiciales frente a la demanda que esta misma semana interpondrá David-Liaño.

Su pretensión, coincidente con los deseos del Gobierno, es impedir que mi voz se escuche de forma articulada y dentro del perímetro de un proyecto intelectual compartido, en estos meses cruciales antes de las próximas elecciones generales en las que se decide el futuro de España.

Por eso yo pido a la opinión pública en general y a los lectores de El Mundo en particular que secunden mi petición de que #unadedos: o Casimiro me permite volver a escribir en El Mundo o Galiano me permite hacerlo en el periódico que yo quiera.

Hay en juego valores constitucionales que no afectan a una sola persona,
sino al conjunto de la sociedad y a la calidad de nuestra democracia. Gracias a todos por vuestras muestras de apoyo».

Economía Digital

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