Hollande satisface al capital con Macron al frente de Economía

Valls mantiene a la mayoría de su gabinete y opta por un joven ejecutivo liberal para aplicar los recortes como sustituto del díscolo Montebourg

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Sin tapujos. El presidente de la República francesa, François Hollande, había encargado al primer ministro, Manuel Valls, un Gobierno sin fisuras, apegado a las tesis reformistas para rehacer el Estado francés y atacar sin contemplaciones el déficit público. Y Valls ha elegido, precisamente, al ex consejero económico de Hollande, a Emmanuel Macron, un joven de 36 años, –cumplirá los 37 en diciembre– que trabajó en la Banca Rothschild y que representa el ala más liberal y de derecha de los socialistas franceses. Hasta ahora era el subsecretario general del Elíseo. 

Con ello el mensaje está claro. Si el anterior titular de Economía, Arnaud Montebourg discrepaba de la línea de Hollande y Valls, reclamando que los recortes de impuestos no se centraran sólo en las grandes empresas, sino también en las clases medias y bajas de la sociedad francesa –el Pacto de Responsabilidad aprobado por Hollande incluye ventajas fiscales para las empresas por valor de 41.000 millones de euros, mientras que para los hogares franceses las rebajas supondrán sólo unos 5.000 millones de euros– la entrada de Macron supone un aliento a la voluntad de adelgazar el estado.

A Macron, como le han definido en algunas informaciones periodísticas en la prensa francesa, le definen como el “chouchou des patrons”, como la joya o el pequeño tesoro de las grandes empresas.

El hombre de Hollande en las reuniones de alto nivel

Con Hollande participó en la elaboración del programa electoral, y colaboró con el presidente francés en sus aproximaciones con la patronal francesa. Ha participado en numerosas reuniones al más alto nivel en la preparación de cumbres internacionales, como el G8 o el G20. Inspector de finanzas, y asociado en la Banca Rothschild, Macron conoció a Hollande a través de Jean-Pierre Jouyet, el director de la Caisse des dépôts, la institución financiera pública francesa.

Con su nombramiento, Valls y Hollande se aseguran la ortodoxia de la política económica dictada por la Comisión Europea, y bajo los auspicios del Gobierno alemán de Angela Merkel. Hollande considera que no le queda otra que reducir el tamaño del estado francés, con un plan que significará la reducción de 50.000 millones de euros del gasto público entre 2015 y 2017.

¿Un nuevo ministerio?

Junto con el nombramiento de Macron, Valls sólo ha reemplazado a otros dos miembros del gobierno, los otros dos, junto con Montebourg, que renunciaron y que, de hecho, forzaron su salida al discrepar de las políticas de austeridad. Se trata de Fleur Pellerin, al frente de Cultura, en sustitución de Benoît Hamon; y de Najat Vallaud-Belkacem, en Educación –la primera mujer en ese puesto en la historia de Francia– en sustitución de Benoît Hamon.

Valls, sin embargo, ha caído en una de las contradicciones francesas: crea un nuevo Ministerio de Juventud y Deportes , que ocupará Patrick Kanner.

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