Tercer portazo de Torrent a Puigdemont: «Difícilmente podría ir peor»

La negociación entre JpC y ERC se hunde en un clima de depresión y desconfianza. Puigdemont y Torrent prosiguen su guerra de desgaste

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Sólo una cosa ha cambiado desde la semana pasada en las negociaciones que mantienen Junts per Catalunya (JpC) y ERC para encarrilar la legislatura: la bronca antes era pública y ahora vuelve a ser sorda. Sea como fuere, ambas partes siguen en el barrizal y, aún así, los negociadores mantienen de cara a la galería un inexplicable optimismo que augura un final feliz dentro dos semanas.

En privado, el relato es muy diferente. «Difícilmente podría ir peor», asumen voces de Junts per Catalunya. La negociación volvió a estrellarse este martes ante el mismo de siempre: el presidente del Parlament, Roger Torrent. Después de una larga reunión de la Mesa del Parlament, Torrent volvió a frenar,  tal y como informó este medio, la tramitación de una reforma diseñada para facilitar la investidura a distancia. Fue el tercer «torrentazo» después de aplazar sine die el pleno de investidura (30 de enero) y de llevar a Estrasburgo el caso de Puigdemont (13 de febrero) sin el aval del expresidente de la Generalitat. 

Pero Torrent lo hizo esta vez sin generar un nuevo incendio. El presidente del Parlament logró convencer a JpC para que aceptara un aplazamiento en la tramitación de la reforma de la ley de Presidencia (el mecanismo diseñado para habilitar la investidura a distancia) y también logró su beneplácito para pedir un informe a los letrados de la Cámara sobre esta iniciativa. «JpC no la ha liado porque cada vez que se lía nos tiran los trastos por la cabeza a los dos», explicaron fuentes de Junts per Catalunya para justificar su postura.

Torrent «no quiere pringar«

En realidad, el papel de Torrent desespera a JpC. «Torrent no quiere ayudar en nada porque no quiere pringar en nada y ERC tampoco va a ayudar. Va ganando tiempo y se va haciendo el políticamente correcto, pero suponemos que se acabará moviendo», calculan los estrategas que asesoran las negociaciones.

Pero Puigdemont mantiene su estrategia inamovible. Sigue instalado en Bruselas recibiendo cada pocos días a dirigentes del Pdecat como a su coordinador organizativo, David Bonvehí, con quien se entrevistó hace pocos días. «Su objetivo último es designar al presidente de la Generalitat que él quiera y también poner al gobierno que él quiera. Y éste es el método: marcar unos máximos que metan presión política a ERC para demostrar quién manda y luego cerrar la negociación como él considere», explican. Y añaden: «Puigdemont tiene su propia lógica, ha aprendido a negociar y sabe que ERC está débil y que Marta Rovira no lleva las riendas».

Recursos al TC para el desbloqueo

JpC y ERC intentan enfriar el clima, mientras los partidos constitucionalistas intentan agitar la situación para forzar un desbloqueo. Nadie confía, en realidad, que la reforma de la ley de Presidencia sea una solución efectiva porque la tramitación podría ser larga y transcurriría con el 155 en vigor. 

El líder del PSC, Miquel Iceta, anunció un recurso de amparo al Tribunal Constitucional que permita «desbloquear» el proceso de investidura. Lo mismo hará la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, en breve. Así las cosas, los soberanistas contemplan ahora aceptar algún tipo de pleno en el Parlament que permita evacuar tensiones y seguir ganando tiempo para su particular guerra de desgaste.

 

 

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