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Fundación Roig Alfonso: cerámica y trencadís contra el estigma de la discapacidad

Pamesa Grupo Empresarial colabora con este centro especial de empleo que apuesta por la integración sociolaboral a golpe de cerámica y trencadís

En Bétera, en un paisaje idílico entre huertas de la Ribera Alta valenciana, se encuentra la Fundación Roig Alfonso de la Comunidad Valenciana. Rodeada de naturaleza, podría pasar por una alquería cualquiera de la zona, pero basta franquear sus puertas para descubrir en su interior un taller de cerámica.

Tres líneas de montaje ocupan una gran sala central. Alrededor de 20 operarios ensamblan las piezas en moldes, colocan mallas y encolan antes de pasar por un horno. Debidamente encajado, el gres porcelánico está listo para salir al mercado en un proceso similar al que se realiza en cualquier otro taller.

La única diferencia es que 24 de los 30 trabajadores que actualmente trabajan aquí tienen algún tipo de discapacidad intelectual, lo que convierte este taller en un Centro Especial de Empleo.

La cerámica como motor de la autonomía y la dignidad

“Creemos en las capacidades de todas las personas”, apunta Susi Sanchís, monitora en la fundación y una de las responsables del taller.

Las personas con diversidad funcional que trabajan aquí cumplen sus horarios, desempeñan sus funciones y atienden a sus obligaciones, como cualquier trabajador. A cambio obtienen no solo un salario, sino “un trabajo digno”, así como la “oportunidad de crecer personal y profesionalmente en un buen ambiente laboral, acorde a sus capacidades y necesidades”, apunta Sanchís.

Detrás del proyecto, Pamesa Grupo Empresarial, primer grupo cerámico en Europa y quinto en el mundo, es el proveedor y principal cliente del taller. La colaboración se remonta al año 2000 y está en la raíz del propio centro de empleo, una evolución de una residencia para personas con diversidad funcional gestionada por la familia Roig Alfonso que dio un paso más para ofrecer formación y una salida profesional a los residentes.

Los murales que adornan las pescaderías de Mercadona no son solo cerámica sino que también una vida digna y autónoma a personas con discapacidad

Fernando Roig, propietario de Pamesa y patrono de la Fundación Roig Alfonso de la Comunidad Valenciana, impulsó personalmente este taller, que ha visto aumentar su plantilla de 6 a 30 trabajadores a lo largo de los años. Al proyecto se unirían también Mercadona y otras compañías e instituciones que encargan piezas cerámicas que se instalan en espacios públicos y privados.

En el centro trabajan 30 empleados, 24 de ellos con discapacidad.

Las piezas más grandes y vistosas se montan en otro espacio del taller. Más operarios se afanan sobre una gran mesa en la que se perfila, en trencadís -mosaicos elaborados con piezas irregulares de cerámica que dibujan todo tipo de formas-, un enorme escudo del equipo Villarreal Club de Fútbol.

En otra mesa se forma, pieza a pieza, un mural en diferentes tonalidades de azul que simula el mar y que a muchos resultaría familiar. Es posible que uno igual decore la pescadería del supermercado Mercadona de nuestro barrio.

También de aquí han salido los trencadís que decoran el complejo deportivo L’Alquería del Basket, en Valencia, o un gran mural en la sede central de Pamesa Grupo Empresarial, como también piezas ornamentales para rotondas o entradas a municipios. Detalles decorativos como los que el Villarreal obsequia en LaLiga a los equipos a los que se enfrenta, trofeos como el del Esfuerzo del Valencia Basket Club o la Maratón y la Media Maratón de Valencia y placas conmemorativas del Dia de L’Esport han sido otros de sus encargos.

“Ver sus trabajos expuestos les reporta mucha satisfacción”, explica Sanchís. Saber que las piezas que cualquier puede ver han pasado por sus manos y que, por complicado que haya sido, han salido adelante les hace sentirse orgullosos de ellos mismos y de sus capacidades, explica Sanchís.

Pero, antes que eso, “les da estabilidad e independencia económica, les permite independizarse, formar familia y, sobre todo, levantarse cada día sabiendo que tienen un trabajo fijo”.

Trabajo de trencadis en el taller de la Fundacion Roig Alfonso.

Un plan de trabajo y de futuro

Así lo atestigua Giancarlo Mascheroni, trabajador Fundación Roig Alfonso Centro Especial de Empleo que acaba de ser ascendido a operario de primera, un nuevo puesto desde el que vela por la calidad del producto final, que debe ser igual o incluso superior a la de cualquier otro taller cerámico.

Empleado del centro desde hace casi seis años, era su primera experiencia en la cerámica, una labor que califica de “gratificante” y de la que destaca “la independencia económica que me aporta”, así como la madurez y el crecimiento personal y laboral.

Además del empleo, que es la base del proyecto, la Fundación, que funciona también como una gran familia con el apoyo constante de los monitores y el equipo directivo, apoya a los trabajadores en otros ámbitos de la vida cotidiana, impartiendo cursos y formaciones sobre aspectos que van desde la economía personal a la convivencia o la higiene, y organiza actividades complementarias para fomentar la independencia y autonomía de cada uno de sus empleados.

Las piezas se someten a estrictos controles de calidad.

“El Centro nos aporta sentimiento de pertenencia, sentirnos parte de algo es también importante”, recalca Mascheroni, así como “confianza a la hora de salir al mundo laboral cuando uno se encuentra con dificultades en este sentido”:

Así, a través del trabajo, la Fundación Roig Alfonso de la Comunidad Valenciana ofrece también autonomía, independencia y, sobre todo, oportunidades de futuro rompiendo estigmas y poniendo de manifiesto que la discapacidad es una barrera que se puede superar en el camino a la realización personal.