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Las claves por las que viajar en avión es seguro en tiempos de Covid-19

Los investigadores de la Escuela de Salud Pública de Harvard concluyen que el riesgo de transmisión del Covid en un avión es "casi inexistente"

Con las medidas adecuadas, el riesgo de contagio de Covid-19 en un avión es «casi inexistente». Es una de las conclusiones del estudio realizado por investigadores de la Escuela de Salud Pública de Harvard para respaldar las recomendaciones dadas a las aerolíneas con el objetivo de reducir los riesgos de contagio a bordo durante la pandemia de Covid-19.  

Una primera fase del estudio que analizó el total del proceso de vuelo, de «puerta-a-puerta» —desde la puerta de embarque en origen hasta el desembarque en destino— encontró que, estableciendo barreras de protección por capas, las pruebas científicas mostraron «un riesgo bajo» de transmisión del SARS-CoV-2 en las aeronaves.

«La combinación de las características de la cabina, del sistema de ventilación y de circulación de aire y el uso de mascarillas, reducen significativamente los riesgos de transmisión viral a bordo de un avión», dice Leonard Marcus, codirector de la Aviation Public Health Initiative (APHI). 

Para elaborar el estudio los investigadores trabajaron directamente con los “principales fabricantes, aerolíneas y aeropuertos en todo el ecosistema de la aviación” para asegurar «un enfoque integral y basado en la ciencia». 

Así circula el aire en la cabina de los aviones 

En su análisis, el equipo de investigadores destaca que las características propias de la cabina, los flujos de circulación de aire y la inyección continua de aire fresco consiguen por sí mismos que la posibilidad de verse expuesto al Covid-19 en un avión sea «menor» que lugares habituales «como un supermercado o un restaurante.» 

Las cabinas de los aviones están diseñadas para mantener el aire siempre limpio, lo que implica renovar completamente el aire en cabina cada 2 o 3 minutos como máximo. 

Esto significa el aire de la cabina del avión se renueva 20 veces cada hora con una mezcla de aire fresco procedente del exterior y de aire purificado. En comparación, el aire de un quirófano se renueva 5 veces en una hora. 

  • El flujo de aire dentro de la cabina —el recorrido que sigue la corriente de aire— también influye de forma decisiva: el aire limpio entra en la cabina desde arriba y se distribuye en forma de láminas verticales para cada fila de asientos conformando, junto con el respaldo del asiento delantero, una barrera de protección entre filas y pasajeros. 
  • A esto se suma también la disposición de los asientos, todos en la misma orientación, que limita las interacciones cara a cara durante el vuelo. 
  • La salida del aire de la cabina se realiza a través del suelo: una parte de ese aire se expulsa al exterior y otra parte pasa a través de un sistema de purificación de aire equipado con filtros HEPA. 
  • Los filtros HEPA (High Efficiency Particulate Arresting) son los mismos que se utilizan en las áreas críticas de los hospitales —incluyendo quirófanos— y retienen el 99,99% de las partículas contaminantes y biológicas, incluyendo virus y bacterias. 
  • Una vez limpio este aire se mezcla al 50% con aire fresco procedente del exterior que ha pasado previamente por el PACK, que lo presuriza, calienta y purifica antes de introducirlo en el circuito de aire de la cabina. 

Según Airbus, las características y sistemas de ventilación de las cabinas de los aviones, junto con el uso de mascarillas y los protocolos de desinfección adoptados por las aerolíneas, permiten reducir el distanciamiento físico: en una cabina de avión 30 cm de distancia interpersonal equivale a los 2 metros aproximadamente que recomienda el CDC (Center for Disease Control.) 

Una combinación de medidas para proteger a viajeros y tripulantes 

Y aunque estas son algunas de las claves del bajo riesgo de contagio de Covid-19 en un avión no son las únicas. 

De hecho, la protección sanitaria que proporcionan las aerolíneas a sus viajeros y empleados es más compleja, e implica a casi todas las divisiones y profesionales de la compañía, como también a los pasajeros, e incluyen: 

  • Adoptar las directrices de la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) 
  • Adaptar los destinos, las frecuencias y las rutas a los requerimientos que las autoridades sanitarias establecen en cada región 
  • Introducir nuevos planes de formación para tripulantes y personal de tierra en base a los protocolos de higiene recomendados por la AESA y por la OMS. 
  • Informar, concienciar y monitorizar a los pasajeros, y desarrollar nuevos protocolos para su recepción, embarque y desembarque. 
  • Reforzar la limpieza y desinfección, tanto de las zonas del aeropuerto como de las aeronaves, con productos especificados por la AESA. 
  • Impulsar la digitalización y la innovación tecnológica para extender las medidas sanitarias a toda la experiencia de vuelo, desde la reserva del billete hasta la llegada al destino. 

Como resultado, según un estudio elaborado por la IATA (International Air Transport Association), desde principios de 2020 se han registrado 44 casos de Covid-19 que se pueden relacionar con un viaje en avión. Dado que en el mismo periodo volaron unos 1.200 millones de personas, esto supone un caso por cada 27,3 millones de pasajeros. 

Según el director general y CEO de IATA, esto en la práctica significa que «contraer el virus a bordo de un avión entra en la misma categoría de probabilidades que el de ser alcanzado por un rayo».