La vida de los banqueros encarcelados tras un mes a la sombra

El módulo "blando" de la prisión de A Lama consuma el divorcio entre dos de los que fueran máximos responsables de Novacaixagalicia

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Cuando a punto están de cumplir un mes a la sombra, los exdirectivos de Novacaixagalicia hacen vidas separadas en la cárcel de A Lama. Al menos, dos de los principales actores de la fusión de las cajas gallegas, que se hicieron con el control de la entidad resultante, y que finalmente acabaron en la cárcel por el cobro de indemnizaciones millonarias o por ser cómplices del desfalco.

Son Julio Fernández Gayoso, el octogenario expresidente  de la entidad, y José Luis Pego, durante años director general de Caixanova y después de NCG. Uña y carne durante décadas, los barrotes de A Lama no parecen sentar bien a la relación de ambos ejecutivos. Distintas fuentes penitenciarias señalan que, desde el primer, momento Fernández Gayoso y Rodríguez Estrada, otro de los exdirectivos encarcelados, se hicieron compañeros de celda.

«A Pego, descolgado, se le asignó un interno que cumple condena por tráfico de drogas», asegura el análisis publicado por El Progreso y Diario de Pontevedra.

La presión, sobre Pego

Gayoso cumple condena como responsable civil solidario, al igual que Rodríguez Estrada, anterior responsable de la oficina de integración de las cajas. Ninguno de ellos tiene que devolver dinero alguno, no así Pego, al que se le reclama la devolución de algo más de seis millones de euros, decisión de la Audiencia Nacional que el ex director general ha recurrido. 

A otro de los condenados, Gregorio Gorriarán, que cumple condena en Soto del Real, se le han embargado y subastado bienes hasta cubrir el importe reclamado, unos cuatro millones. Y el abogado Ricardo Pradas, también en la cárcel madrileña, es responsable civil solidario. Desde el primer momento, cuando se dicta el auto de ingreso en prisión, toda la presión para evitar la cárcel recayó sobre Pego, quien ahora parece marginado.

Los tres exdirectivos cumplen su pena en el módulo nueve, considerado ‘blando’ en el argot penitenciario, que está ocupado por reclusos con buena conducta, muchos de edad avanzada (sobre todo el caso de Gayoso) y cuyas condenas no son demasiado largas. Las mismas fuentes subrayan que en la elección del módulo no solo influyó la edad de los reclusos, sino también el tipo de delito.

Raramente se mezclan los condenados por hechos violentos con los autores de los llamados ‘de guante blanco’. A la vez, coinciden en señalar que los tres «están totalmente integrados en el día a día», compartiendo las tareas comunes, «relacionándose e incluso empatizando con el resto de compañeros de módulo y acatando sin rechistar las severas directrices que rigen en el interior de la cárcel».

Los vis a vis

Como ocurre con toda la población reclusa de A Lama, Gayoso, Pego y Rodríguez  Estrada tienen derecho a un locutorio a la semana, el cual ejercieron a los pocos días de su llegada. En el caso del expresidente de la caja gallega, señalan que dialogó con una familiar, aprovechando su condición de abogada, sobre su nueva situación procesal. 

Otro de los contactos que pueden tener con el exterior son los vis a vis de convivencia (los íntimos no llegan hasta después del primer mes de ingreso), de unas tres horas, que se desarrollan una vez al mes en una sala habilitada y en los que pueden participar hasta cinco familiares. Los banqueros disfrutaron la semana pasada de estos encuentros.

Economía Digital

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